Géneros y Diversidades

30 años de Católicas por el Derecho a Decidir: una historia de amor

Católicas por el Derecho a Decidir (CDD) cumple 30 años de activismo, fe y feminismo popular. Conversamos con Pate Palero, su directora ejecutiva, sobre la historia de la organización, sus acciones en estas tres décadas, los retos en el contexto actual y el amor como apuesta política.

Por Redacción La Tinta • 05/10/2023 01:12 • Tiempo estimado de lectura: 4 minutos

La historia de Católicas por el Derecho a Decidir – Argentina (CDD) empieza con un encuentro. En la década de los 90, Marta Alanís, su fundadora y activista de larga trayectoria, trabajaba en comedores populares en un contexto de avanzada neoliberal y empobrecimiento brutal. Desde ahí, se vinculó con la organización de la Iglesia Católica Cáritas, encargada de gestionar y monitorear toda la ayuda social del Gobierno nacional. La invitaron a un taller donde conoció a la teóloga Ivone Gebara y escuchó por primera vez la relación de los derechos de las mujeres y el aborto como primera autonomía, sin contradicciones con los textos bíblicos. En ese encuentro, estaba también Cristina Grela, de Uruguay, que ya participaba en un espacio de católicas. “Empiezan a enredarse en esa red de teólogas feministas con otras católicas de Latinoamérica -narra Pate Palero, directora ejecutiva de CDD-. Marta decide que en Argentina también tenía que haber un espacio así y empezaron a concebir la organización”.

Fue entonces que en 1993, cuando todavía no existía siquiera una ley que garantizara el acceso a los métodos anticonceptivos, un grupo de personas católicas y feministas conformó este movimiento autónomo en defensa de los derechos de las mujeres y de la comunidad LGBTIQ+. “Hubo muchos cuestionamientos desde la jerarquía eclesiástica, incluso hubo presentaciones de Jorge Scala y Aurelio García Elorrio a inspecciones jurídicas para objetar la asociación civil, porque en los estatutos se explicita la importancia de luchar para lograr los derechos sexuales y reproductivos, y el aborto en especial. La primera vez que yo escuché que una organización hablaba del derecho al aborto fue con Católicas”, sigue Pate.

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Imagen: Ana Medero para La tinta

—Católicas por el Derecho a decidir fue una de las impulsoras de la Campaña por el Aborto Legal, Libre y Gratuito, pero además tienen otros ejes de trabajo. ¿Cuáles fueron las principales acciones que realizaron en estos años y cómo se transformó la práctica con la aprobación de la Ley de Interrupción Voluntaria y Legal del Embarazo?

—El eje es aborto, pero hay otra serie de temas que lo van acompañando, como el Estado laico, que es un eje fundamental de trabajo y de promoción, o el trabajo de identificar los discursos de los fundamentalismos religiosos, su coherencia y su carácter internacional y articulado. Hay una definición metodológica y política que es la incidencia. Nosotras no brindamos el servicio de aborto, no somos socorristas, pero sí trabajamos en la argumentación, en la incidencia y en el trabajo con tomadoras de decisión en distintos niveles. La otra definición es la consolidación de redes de sociedad civil, trabajamos con sectores académicos generando seminarios, cursos y alianzas con universidades, con gremios, con periodistas, con docentes, con la Red de Profesionales de Salud. Espacios que Católicas fue facilitando y alentando su conformación.

En estos 30 años, la organización creció a nivel institucional y se fortaleció. Somos casi 20 personas y hemos definido más claramente las áreas de trabajo. Hay una que se dedica a capacitar al sector salud, coordinada por Ana Morillo; un área que se especializa en litigios estratégicos, identificando dónde hay obstáculos legales y van encontrando casos que puedan ser testigo para dejar sentada jurisprudencia. Ellas han conformado la Guardia Feminista de Abogadas. Tenemos un área ecuménica, que son jóvenes que tienen una práctica de la fe regular, compañeras que son catequistas o tienen pertenencia a alguna comunidad religiosa y hacen un trabajo de alianzas interreligiosas con compañeras de otros credos, siempre desde una mirada progresista de la fe. Trabajan temas como la erradicación de las violencias eclesiásticas y la paridad de las mujeres en las iglesias. Está el área de cabildeo, que es incidencia política y articulaciones con distintos niveles del Estado, y que en los últimos tiempos hizo foco en poblaciones indígenas articulando con el Ministerio de Salud y con los distintos programas. Ahora las propias compañeras de las comunidades en catorce provincias están haciendo un relevamiento sobre el acceso al aborto. Marta (Alanís) hace las relaciones institucionales, el diálogo con otras instituciones a nivel internacional y es parte del Consejo del Ministerio de Salud y del Ministerio de Mujeres. Después están las áreas transversales: comunicación, administrativa, dirección y gestión de proyectos.

FUENTE: La Tinta. Nota completa.