Medio ambiente y sustentabilidad
¿Qué río queremos?
Por Revista La Unión Regional • 14/02/2021 12:00 • Tiempo estimado de lectura: 4 minutos
Nota destacada de la semana: Revista La Unión Regional
Llega la época de lluvias y vuelve la alarma. Luego de la catástrofe del 15 de febrero de 2015 (conocida como el 15F) no hay tormenta que no genere preocupación en los vecinos. Tanto el gobierno provincial como el municipal parecen recordar, recién en enero, que hay que solucionar el problema de las inundaciones en las Sierras Chicas.
La preocupación de los gobiernos aparece con las primeras gotas y se traduce en obras aceleradas y destructivas del paisaje natural con el fin de minimizar el riesgo de inundación y los problemas que esto pueda traer a los ciudadanos. Y en el caso de que existan estas obras, acciones preventivas o protocolos para saber qué hacer, la mayoría de la población las desconoce y por lo tanto padece del miedo que produce la incertidumbre.
En enero de este año, sin previo aviso, sin diálogo, sin información, volvieron las máquinas a Río Ceballos para seguir con el LEP, un programa de la provincia para la Limpieza, Ensanche y Profundización del río que comenzó hace 6 años, luego del 15F. Desde el inicio la Secretaría de Recursos Hídricos se negó a llevar adelante un Estudio de Impacto Ambiental y Audiencia Pública justificando las acciones como “limpieza”, sin embargo, en reuniones con los vecinos dejaron claro que la intención era canalizar el río, algo similar a La Cañada en la ciudad de Córdoba. Esto es más que una simple limpieza: ensanchar y profundizar el río implica una pérdida importante del paisaje y la naturaleza. Además, ha generado una gran pérdida de espacio público porque la ribera, en muchos lugares, ha quedado intransitable y no hay modo de llegar al agua que quedó muy abajo y rodeada de montículos de tierra suelta, piedras y nada de vegetación. Muchos vecinos ya no reconocen a “su río”, producto de las profundas intervenciones en su cauce.
En 2015 se conformaron Asambleas y grupos de vecinos, que se sumaron a Asociaciones e Instituciones ya existentes, en un reclamo para pedir explicaciones y generar otro tipo de soluciones que protejan tanto a las personas así como también al río, entendiendo éste como un espacio natural y cultural importante, desde lo estético y lo afectivo y parte del patrimonio y la identidad de Río Ceballos. Ni las notas presentadas entre 2015 y 2016 al Defensor del Pueblo, Recursos Hídricos, al Gobernador de la Provincia, a Policía Ambiental, Defensa Civil, a la Presidencia de la Nación, han hecho cambiar la estrategia y brindar soluciones efectivas y de fondo. Tampoco las notas y reclamos a la Municipalidad de Río Ceballos que miró y mira para otro lado con la excusa de que ellos no tienen injerencia sobre el río.
Y la planificación, ¿para cuándo?
Mientras tanto siguen los desmontes y los incendios forestales, crece la urbanización y el agua de lluvia que escurre por todos lados termina en el río que naturalmente crece desde hace miles de años. En 2020 hubo claros intentos de urbanizar la Reserva Los Manantiales poniéndose a la venta el loteo Cerro Lindo y pidiendo apertura de calles que habilitarían otros loteos. Gracias a la acción enérgica de la Asociación Civil Los Manantiales esto se frenó, pero la amenaza continua latente y de efectivizarse significaría la urbanización de unos 3000 lotes produciendo impermeabilización del 30 % de la Reserva, aumentando considerablemente el riesgo de inundación aguas abajo, una aberración ambiental que un posicionamiento firme desde el municipio puede detener, ahorrando la conflictividad socio-ambiental y la judicialización de las demandas. Hay casos similares en la Reserva La Quebrada: el intento de loteo en Pozos Verdes, la paulatina urbanización de Colanchanga y nuevos barrios en el camino del Cuadrado.
El pasado 19 de enero otra vez fueron los vecinos quienes se pararon frente a las máquinas y frenaron que siguieran con las obras en la zona del puente Bregante en barrio Santa Fé. La respuesta de los responsables a la pregunta de si sacarían algunas partes que estaban verdes fue: “si ustedes no quieren, no”. Se comprometieron a acomodar y limpiar lo que había quedado desprolijo y descuidado y “limpiamos el puente que es lo que se tiene que limpiar”. El único representante de la municipalidad presente fue el Director de Fortalecimiento Institucional, Hernán Tissera.
Cabe preguntarse, entonces, cuál es el Plan integral para nuestra ciudad, que incorpore toda la complejidad que se ha mencionado: manejo de cuencas: administrar la carga ganadera, reforestar las áreas incendiadas, frenar la deforestación, detener la urbanización sobre las reservas, anular los antiguos loteos sobre áreas ambientalmente sensibles, un sistema de alarmas y un protocolo difundido y conocido por toda la población para, en resumen, volver a disfrutar de la lluvia y que aquellos que habitan zonas próximas a los cursos de agua puedan descansar.