Sociedad
Talleres Populares de Ciclomecánica: autogestión, educación popular y economía solidaria
Por La Tinta • 25/05/2021 08:00 • Tiempo estimado de lectura: 5 minutos
El 29 de mayo se celebra en Argentina el “Día del Bicicletere”, en conmemoración a Remigio Saavedra, reconocido ciclista local. Ciclistas de Córdoba tenían previsto realizar una bici-movilización por la fecha. Sin embargo, tras las medidas sanitarias anunciadas, la actividad se postergará.
Cada 29 de mayo se celebra en Argentina el “Día del Bicicletere”, en conmemoración al reconocido ciclista local Remigio Saavedra, quien ganó centenares de carreras y que, con 70 años, realizó un viaje en bicicleta desde Mendoza a Buenos Aires.
Aprovechando la efeméride, ciclistas de Córdoba tenían previsto realizar una bici-movilización este sábado para reivindicar los derechos de les ciclistas, destacar el trabajo de les bicicleteres y reconocer la trayectoria de 9 años de los Talleres Populares de Ciclomecánica en nuestra ciudad. Sin embargo, tras las medidas sanitarias anunciadas, la actividad se postergará
A propósito de estos últimos, convidamos un texto escrito por Santiago Bonacossa, del Proyecto Reparate, que nos permite adentrarnos a las experiencias de educación popular, economía solidaria, reciclaje y protección al medio ambiente que se viven en los Talleres Populares de Ciclomecánica de Córdoba.
Hacia un reconocimiento de los talleres populares de ciclomecánica cordobeses | Por Santiago Bonacossa
Hace casi una década que en diferentes barrios de Córdoba comenzaron a surgir espacios de organización bicicletista. Estamos hablando de los Talleres Populares de Ciclomecánica, espacios autogestionados para sostener actividades que permitan integrar la educación popular y la convivencia barrial, la recuperación y el reciclaje de materiales y la innovación social.
Estos espacios permitieron a lo largo de los años que miles de cordobeses desarrollen capacidades para la auto-reparación de sus rodados y lograron, además, captar el interés de personas comprometidas con su sociedad que aportaron al sostenimiento de la actividad y se formaron como talleristas populares. Hoy, estas experiencias solidarias han sido legitimadas socialmente y han construido un legado educativo basado en el intercambio horizontal de saberes. Es por ello que merecen ser reconocidos con miras a una profesionalización.
Los Talleres Populares de Ciclomecánica representan una historia que merece ser enunciada, compartida, cuidada y también replicada. Esto no debe limitarse al saber y la vivencia de quienes han sido parte, tiene que trascender la experiencia de los protagonistas para ponerlo en valor al conjunto de la sociedad y las instituciones públicas y privadas que, de una u otra forma, se vinculan con la temática.
En este escrito, intentaré desarrollar mi visión sobre las dinámicas que subyacen a estos espacios y lo que considero son las claves para la construcción de sociedades sostenibles.
La construcción de Masa Crítica
Un primer factor a analizar tiene que ver con un concepto ampliamente difundido en el movimiento bicicletista, el de la ‘masa crítica’. Esta idea contempla que un determinado fenómeno puede sostenerse y cobrar dinámicas mayores a lo largo del tiempo sólo si cuenta con un determinado número de personas que participan de él. Entonces, podemos destacar que, en la ciudad de Córdoba, la experiencia de los Talleres Populares de Ciclomecánica han logrado alcanzar este número (o masa crítica) de participantes, abriendo la posibilidad de sostenerse y asumir dinámicas mayores.
Esta práctica de la libertad que de manera amistosa y solidaria nos damos les unes a les otres se apoya en dimensiones Educativas, Ecológicas y Económicas para lograr estos fines y hacer accesible el uso de la bicicleta a más personas.
Desde la dimensión Educativa , les talleristas realizamos un acompañamiento atento, poniendo en común el uso de herramientas y conocimientos, de un proceso educativo que facilita a les asistentes la auto-reparación de sus rodados. Esto posibilita una relación horizontal en el proceso de aprendizaje que logra involucrar al asistente de forma activa: tomando las herramientas en su mano y explorando las diversas aproximaciones a un problema mecánico. Luego, desde esta concepción activa del proceso, se genera una circulación de conocimientos entre les asistentes que permite la apropiación de estos. Esto, que por un lado posibilita la formación en Educación Popular para les talleristas, por el otro, vemos que puede lograr un involucramiento activo de les asistentes en la autogestión del espacio, siendo la semilla para la rotación de talleristas y la sostenibilidad de esta actividad.
En cuanto a la Ecología , cabe notar que la bicicleta, comprendida como un ‘hardware libre’, es una máquina que puede sobrevivir a su usuario original y tener dos o más usuarios en su vida útil si es mantenida adecuadamente. Esto reduce drásticamente la necesidad de extraer materiales y emplear energía, ambos cada vez más escasos, para la producción de nuevas bicicletas.
A cuenta de lo anterior, cabe mencionar entonces cómo la actividad influye en la economía local. Ya que les talleristas actuamos como gestores/organizadores de donaciones de bicicletas descartadas del mercado o abandonadas. Un poco de mecánica y algunos repuestos después (que también pueden ser materiales recuperados), estas bicicletas pueden salir a rodar con muy bajo costo en recursos. Esto posibilita que una persona que no accede a una en el mercado, pueda hacerlo por este medio, participando de lo que conocemos como Economía Popular . También participamos de lo que se denomina Economía Circular, ya que si se pusiera a funcionar cada bicicleta en desuso de nuestra ciudad, podríamos afirmar que se puede hacer accesible la bicicleta para cada familia de la misma con un impacto ambiental prácticamente nulo. Por todo esto, el trabajo de un tallerista comprende el ser mediador entre una bicicleta ‘abandonada’ y su potencial usuario.
Un tercer aspecto económico relevante tiene que ver con facilitar la formación en el oficio de la bicicletería de manera prácticamente gratuita. Lo que hoy permite que en Córdoba exista un nutrido cuerpo de bicicleteres que ofrece el servicio de reparación para quienes aún no han aprendido a auto-repararse y que han creado una mayor abundancia de productos y servicios vinculados al uso de la bici en la ciudad.
En resumen, considero que lo expuesto hasta ahora puede traducirse en que la ciclomecánica popular cordobesa brinda mayores posibilidades para sostener un número importante de bicicletas ‘activas’. Facilitando cotidianamente el acceso a la Movilidad Urbana Sostenible para muchxs de nuestros conciudadanos y la construcción de la Masa Crítica bicicletista.