Córdoba, la Docta

Estudiantes de la UTN crearon un software contra la desnutrición infantil

La herramienta «INAY», desarrollada por estudiantes de la carrera de Ingeniería en Sistemas de la Regional Córdoba, permite digitalizar historias clínicas de niños en situación de vulnerabilidad.

Software para digitalizar historias clínicas de niños en situación de vulnerabilidad alimenticia.

Un grupo de estudiantes de la carrera de ingeniería en sistemas de la Universidad Tecnológica Nacional (UTN) Regional Córdoba creó un software contra la desnutrición infantil. Se llama «INAY», palabra quechua que significa «hacer», y permite la digitalización de historias clínicas, a fin de brindar más y mejores datos a los profesionales que monitorean la situación de niños y niñas. 

La herramienta nació de una alianza entre un equipo de seis jóvenes que estudian en Córdoba y «Dignamente», una fundación dedicada al combate de la desnutrición infantil, que promueve la investigación, la docencia y la asistencia médica en distintas comunidades. El software crea reportes estadísticos, que se generan de manera automática, para evaluar, por ejemplo, la evolución de todos los niños en programa o contar con una planificación de compra de insumos para los tratamientos. Toda la información se registra en un único sistema al que se puede acceder de manera remota, desde cualquier dispositivo móvil. 

«INAY permite tanto a los profesionales mejorar su trabajo, como a los directivos poder evaluar y perfeccionar lo que se hace en los centros de salud, con el fin siempre de recuperar a los niños. INAY ayuda a que esa recuperación sea más rápida, más acertada y más profesional», explicó al portal Ámbito Lisandro Pascuali, mentor de la plataforma junto a sus compañeros Juan Revello, Sergio Sierra, Sebastián Campos, Tomas Olalde y Rodrigo García. Si bien la experiencia académica les dio las herramientas para diseñar y crear el software, la visita de Pascuali a las comunidades santiagueñas fue clave para conocer en primera persona el trabajo de los profesionales. Según define, se trató «de mamar otra cultura, porque uno a veces en la ciudad se olvida de que eso también es parte de la sociedad». 

Profesionalizar la lucha contra la pobreza 

La urgencia por contar con soporte digital tenía un precio: $498 mil. Eso costaba contratar un software. Así las cosas, INAY no pudo llegar en un mejor momento. Y para mayor satisfacción, surgió de uno de sus integrantes. Heriberto Roccia, director ejecutivo de Dignidad, dice: «Este software nos permite tomar decisiones con un alto grado de celeridad. Aquella que se requiere para revertir la gravedad del cuadro clínico de un niño desnutrido, ya que reúne, sintetiza y visualiza en gráficos, información relevante de distintas áreas de trabajo». En base a su experiencia en el trabajo territorial con sectores vulnerables, Roccia considera que hay que «profesionalizar la lucha contra la pobreza» y poner «cerebros sanos, con ganas de transformar la realidad, como Lisandro, porque eso permitiría que las soluciones estén a la vuelta de la esquina».  Dignamente impulsa actividades interdisciplinarias, que incluyen a profesionales de la salud y educadores que trabajan para recuperar a niños menores de 2 años con desnutrición y transformar la realidad de sus hogares. 

Pensar en comunidad 

Pero ¿por qué aportar a la lucha contra la desnutrición desde una carrera como ingeniería en sistemas y cómo hacerlo? Pascuali reflexiona: «Al menos en la UTN, la relación entre las carreras y la realidad social está medio perdida. Pero, sin dudas, ingeniería está atada a lo social. Muchas problemáticas tienen soluciones desde la ingeniería o desde lo que nosotros podamos prensar y proveer. Si bien lo ideal sería que se haga de forma voluntaria, me nace el deseo de querer que desde las universidades se exija hacer obras sociales».  Sobre este punto, el estudiante de 24 años cree que la formación académica está más apuntada a las organizaciones y no a lo social, y advierte que pese a ser pública, la universidad no es para todos, ya que muchos jóvenes aún no pueden acceder a ella. «Siento que es una deuda que tenemos los estudiantes de convertir la universidad pública en una universidad para todos. Creo que desde la universidad esa propuesta no está, por lo menos en mi experiencia desde una universidad tecnológica», expresa.