Córdoba, la Docta

Desarrollaron un sensor electroquímico para detectar soja transgénica

La investigación estuvo a cargo de un equipo de la Universidad Nacional de Río Cuarto.

Un equipo de investigación de la Universidad Nacional de Río Cuarto (UNRC) diseñó y puso a prueba con éxito un biosensor electroquímico para detectar soja transgénica.

Este grupo de investigadores e investigadoras estuvo compuesto por docentes de Sistemas Organizados del Departamento de Química de la Facultad de Ciencias Exactas.

Teniendo en cuenta la incertidumbre que hay por potenciales riesgos para la salud humana, el objetivo del dispositivo es mediar entre cultivos transgénicos, la comercialización y el consumo de sus productos derivados.

Este desarrollo local cobra importancia a la hora de identificar y etiquetar los alimentos genéticamente modificados y en el avance de la biotecnología.

«Este trabajo adquiere especial relevancia si consideramos que durante los últimos años el desarrollo de la biotecnología ha revolucionado la agricultura por la introducción de organismos genéticamente modificados, con características de interés agronómico que confieren una nueva protección a los cultivos, tales como tolerancia a herbicidas, resistencia a los insectos y otros, asociados principalmente a la agricultura comercial», expresó la doctora en Ciencias Químicas Patricia Molina, responsable de la investigación y miembro del Instituto de Desarrollo Agroindustrial y de la Salud.

El dispositivo es un inmunosensor electroquímico simple para la detección de proteína de soja transgénica, de uso fácil, económico, rápido y reproducible. También se espera que el sensor desarrollado pueda usarse para la detección de la proteína en una matriz compleja como la que está presente en los alimentos.

«No teníamos ni la proteína transgénica, ni los anticuerpos, y con presupuesto escaso», informó la doctora Molina, que junto con su equipo de trabajo del Grupo de Sistemas Organizados, produjeron los anticuerpos en su laboratorio, tras que colegas suyos de San Luis les permitieron extraerlos.

Además se sumaron el Departamento de Estudios Básicos y Agronómicos de la Facultad de Agronomía y Veterinaria, en particular del profesor Claudio Demo, quien consiguió las semillas no transgénicas, difícil de encontrar ya que casi toda la producción de país está genéticamente modificada.

«Debido a que en nuestro país el 90 por ciento de la soja que se produce es transgénica, surgió la inquietud de implementar un sensor para detectarla en semillas y alimentos, lo cual motivó el desarrollo de la tesis doctoral del doctor Marcos Farías», señaló Molina al destacar lo que fue el trabajo en equipo con otros investigadores.

El doctor en Ciencias Biológicas Marcos Ezequiel Farías autor de esta tesis de posgrado explicó que «en el país hace varios años que se vienen desarrollando cultivos transgénicos, la mayor parte, más del 90 por ciento, corresponde a soja, que es modificada genéticamente para brindarle resistencia al herbicida más utilizado, que el glifosato y, por lo tanto, hoy en nuestro país es muy difícil encontrar soja que no sea transgénica».

«Y teniendo en cuenta que la mayor parte de la soja que se produce en nuestro país es exportada y que hay muchos países en los cuales el ingreso de alimentos transgénicos está muy controlado, nos parecía importante el desarrollo de estos sensores para poder discriminar lo que son los cultivos transgénicos y los que no son», agregó.

Por su parte Molina indicó que «este trabajo demuestra la importancia de la colaboración interdisciplinaria ,ya que participaron biólogos, bioquímicos, químicos, agrónomos de nuestra Universidad, y la Universidad de San Luis, a los cuales queremos agradecer, ya que permitieron arribar al desarrollo de este sensor».

«Ahora se estudiará la miniaturización, con electrodos del tamaño de un microchip para aplicar esta plataforma. Una de las ventajas que tiene es que ha resultado de bajo costo, porque el trabajo lo hemos hecho desde el principio. Los materiales necesarios para la realización de este sensor los hemos generado nosotros mismos en nuestros laboratorios», señaló Farías.