Opinión

Desigualdad, la piel como sentencia

En este artículo, Néstor Pérez indaga sobre el gran continente de «desigualdades que son la marca en el orillo de África: de sus 54 países independientes, 23 se ubican en el fondo de la tabla de 26 con menor índice de desarrollo humano».

Por Néstor Pérez (nestorperez.com.ar)

África, la tierra de donde «nadie quiere descender»… Sus hijos, esos que bajaron del tobogán del tiempo y se derramaron en estas tierras, siguen recibiendo el latigazo del desdén; también en nuestro país, como que jamás desmontamos el aparato de colonización europeo; baste repasar la Constitución Nacional para que la opción blanca opere sus anhelos, art. 25: “El gobierno nacional fomentará la inmigración europea”… 

África es la madre de la humanidad, de ese vientre generoso se pobló el planeta. Esta narrativa es la que da carnadura a toda construcción cultural desde el Río Bravo al sur. Lo que parece no gustarle a muchos, estaría corroborado por la ciencia genética en términos globales; sería algo así, señalan, como “La Eva mitocondrial”. Es la célebre doctora en genética Rebecca Cann quién logró ubicar en el continente negro a una mujer que fue el único miembro de una población cuyo linaje de ADN sobrevivió hasta hoy; la científica y sus colegas infirieron que esta mujer vivió en África hace unos 200.000 años.

Desde que Europa se lanzara a los mares, esa tierra exuberante será la usina fértil de la que se valdrá el imperialismo para consolidar su dominio en los cinco continentes Desde el principio de los tiempos en el continente negro se vierten sangre y sudor, se arrebatan vidas para asegurar que los que ganaron siempre lo sigan haciendo sin perturbaciones. La fundación “Madre África” eleva la voz para protestar porque “las desventajas que enfrentan mujeres y niñas son una gran fuente de desigualdad. Frecuentemente discriminadas en salud, educación y el mercado laboral, afectadas severamente en el ejercicio de sus libertades”. Desigualdades que son la marca en el orillo de África: de sus 54 países independientes, 23 se ubican en el fondo de la tabla de 26 con menor índice de desarrollo humano; sin embargo, paradójicamente, esos 23 estados africanos sumidos en las desdichas se hallan en la lista de los más ricos en materias primas y minerales. Más recursos y más pobres, la lógica del saqueo que tiene a nuestra América Latina como protagonista central en la fundación del capitalismo (“Venas Abiertas…Galeano).

Veinte días atrás África sobrepasó la barrera de los 100.000 muertos por la pandemia, y solo así ganó cierto espacio en la prensa internacional. Según informan organismos internacionales, la peste podría volverse permanente en África si no se alcanza con la vacuna a gran parte de su población; entre otras dificultades, el continente debe superar una prohibición de patentes para permitir que se fabriquen vacunas localmente.

África, la tierra de donde “nadie quiere descender»… Sus hijos, esos que bajaron del tobogán del tiempo y se derramaron en estas tierras, siguen recibiendo el latigazo del desdén; también en nuestro país, como que jamás desmontamos el aparato de colonización europeo; baste repasar la Constitución Nacional para que la opción blanca opere sus anhelos, art. 25: “El gobierno nacional fomentará la inmigración europea”… Desde el fondo de los tiempos Alberdi y Sarmiento no sueltan la espada ni la pluma de la superioridad racial, en pleno siglo XXI, a nadie le parece  escandaloso.

A pesar de los valiosos datos que ofrece un trabajo singular de Marcos Carrizo llamado “Córdoba Morena”, al respecto de la marca que dejaran los afrodescendientes en la población local, no volcaré en esta columna números que pudieran desviar el propósito perseguido, que es el de atacar el racismo en sus instrumentos mejor afilados, la palabra, la mirada, el señalamiento…”Negro de mierda”, “Los negros de la villa…”, “Nena, menos mal, tu novio es blanquito”… Sentencias incorporadas al grotesco aparato cultural de la intolerancia.

En América Latina uno de cada cuatro personas es afrodescendiente; el Banco Mundial señala en su informe de 2018 que las personas negras son “la minoría excluída más grande de la región”; solo 3 de cada 10 completó estudios secundarios. La población carcelaria, los detenidos por la policía, los sospechosos de siempre, ¿tienen la piel oscura o clara?… En las barriadas cordobesas donde lo que sobran son ausencias, los morochos son mayoría, ¿es casualidad?…

“El racismo es una ideología que clasifica a los seres humanos en razas superiores e inferiores. La discriminación es lo más visible; pero otras acciones condenan a ciertos pobladores a condiciones desventajosas, inequitativas, que fueron y son naturalizadas por otros sectores sociales”. El autor de esta mirada es el sociólogo Daniel Mato, experto en pueblos afrodescendientes, quien no elude la sentencia clave: “La ideología racista es la que sustenta al colonialismo”.

¿Cómo se ataca el racismo que preña gran parte del imaginario social blanco-europeo-católico?… Ante el cronista solo se abren interrogantes; apenas entiende que ese mismo racismo,  aún causante de risa cuando se descarga sobre los descendientes de aquella “minoría excluida más grande de la región”, es el que impone un sistema de representaciones insultante, naturalizando la desigualdad, a la hora de plantearnos una salida colectiva en los desabrigados años por venir.

Fuente: https://prensared.org.ar/ la agencia del Cispren