Córdoba independiente

“El carnaval es cultura”

Por Diego Barrionuevo • 15/02/2021 00:05 • Tiempo estimado de lectura: 6 minutos

Desde hace 126 años se hacen los corsos en San Vicente y los Cisneros Leiva vienen siendo protagonistas desde hace 70. Una vida y familia destinada al festejo popular.

Había un momento en el año donde la taba se da vuelta. El abajo está arriba, están permitidas las chanzas y esa noche podemos ser otra cosa detrás de la mascarilla.

Los días de carnaval, el festejo pagano, el que aglutina lo popular para que en las calles y los espacios públicos, el pueblo manifieste su alegría como actitud política.

Desde 1895 en San Vicente se respira el carnaval todo el año y durante más de cien años sigue en una vigencia que se transmite de generación en generación. La familia Cisneros es una de esas que a través de los años y las generaciones siguen levantando los estandartes del carnaval.

“Yo nací en 1938 en Jujuy, porque mi padre trabaja en empresas constructoras y viajaba por todo el país”, dice Luis Tata Cisneros, jujeño de nacimiento y sanvicentino por adopción. “Yo llegué al barrio en 1950 y el carnaval del 51 ya participé por primera vez en una comparsa».

Diecinueve años antes, el barrio vivía su propia revolución de independencia. Nacía la República de San Vicente. Los carnavales sanvicentinos comenzaron a realizarse en 1895 cuando los obreros que se iban instalando en los hornos, el viejo matadero municipal (en lo que hoy es Pellegrini y López y Planes), el mercado municipal o trabajaban las curtiembres se reunían disfrazados a festejar. En poco tiempo los corsos se hicieron famosos en la ciudad que crecía a pasos agigantados y recibía delegaciones de distintos puntos. 

Con el primer golpe de Estado en 1930 y la década infame en ciernes, la represión a lo popular y su cultura no se hizo esperar y el comisionado municipal, Ricardo Belisle, prohibió el corso barrial, ya que quería concentrar toda la atención de los festejos en el centro de la ciudad y de paso terminaba con el desfile su gestión de facto (a la otra semana debía dejar la intendencia en manos del demócrata David Caro).

La comisión barrial no aceptó la medida y a pesar de las reuniones era un hecho la prohibición, pero no la rebeldía del barrio. Vecinos y vecinas se organizaron para la realización del mismo, a pesar de las amenazas del comisionario. Los hechos llegaron al punto más álgido cuando el municipio corta la energía eléctrica en el barrio para que no se hiciera el desfile.

Con el carnaval prohibido, sin alumbrado público y la policía rodeando las plazas, el barrio al grito de “somos la República de San Vicente y las reglas la ponemos nosotros” se rebeló y convirtió para siempre a un barrio de Córdoba en República.

Familia carnavalera

La Yaya y el Tata

“Para nosotros el carnaval es una fecha como navidad, esperamos todo el año la fecha”, dice Yaya Leiva, compañera de ruta en el carnaval y de vida de Luis “Tata” Cisneros, una familia carnavalera que ya va por la quinta generación. “Tenemos cinco hijos, veinticinco nietos y dieciocho bisnietos, además mi papá tuvo comparsas” agrega Yaya.

El Tatá y la Yaya se conocieron en 1959. Luis, trabajador del mercado barrial ya participaba de los carnavales, Amanda era hija de un histórico carnavalero de la zona de Alta Córdoba, “Tatata” Leiva. “Yo de chiquita vivi el carnaval”, dice Amanda “Yaya” Leiva, “mi papá tenía una comparsa y se vivía el carnaval todo el año. Yo hacía disfraces y los acompañaba a todos los desfiles”.

Para Tata Cisneros es el carnaval número setenta en el barrio, viviendo distintas circunstancias, desde los festejos multitudinarios como la prohibición en la última dictadura militar.

“Yo salí por décadas en los carnavales como apache, en aquellos años las comparsas iban por los barrios y para poder ingresar había que hacer confrontaciones”, recuerda. Las confrontaciones eran como especie de viejas payadas, al estilo del Martin Fierro y el moreno o como en la actualidad podemos verlas en el freestyle de las riñas de gallos famosas entre las y los jóvenes.

“”Mi primera compasa fue los Zorzales de Maldonado, en una época eran un montón de comparsas con mucha gente detrás. Estaba el Ciclón de Colonia Lola, la comparsa de los hermanos Suárez y personajes como el Bachi Ferreyra el mejor cocoliche de San Vicente y Olmito, que trabajaba de Placero de la Plaza Lavalle y fue el primer Indio que conocía en el carnaval”, refiriéndose a los carnavales populares del los 50 y 60. 

Los protagonistas del carnaval del pueblo y sus personajes también eran creaciones populares, herencia del circo criollo de fines del siglo XIX y principio del XX. El apache adelante de la comparsa con el grito a flor de piel, siempre con rimas agudas de criticas social. Detrás el diablo desafiando a los apaches de otras comparsas para payadas, luego los indios con sus plumas y pesados trajes haciendo soplar sus silbatos y, en algunas ocasiones asustando a los más pequeños, cerrando la comparsa aparece el cocoliche, el más cercano al circo criollo. Su nombre surge en esos ámbitos referenciando la forma de hablar y las prácticas de los inmigrantes. También en las comparsas podían aparecer el oso y el Gitano. “Yo era siempre Apache, recuerda Tata y Yaya completa “en el 79 nuestro hijo ganó el premio al Gitano”

Este carnaval es distinto, es en el marco de una pandemia y no podrá haber grandes desfiles ni pensar en multitudes. “Se me pianta un lagrimón -dice Luis-, yo mamé el carnaval prácticamente desde la cuna y nos dejó una herencia de amor por hacer los trajes y armar la comprasa”.

El carnaval dura dos días, pero es un evento que se arma todo el año. “Para nosotros es como una fecha de navidad, esperamos todo el año esa fecha” “Para nosotros el carnaval dura todo el año, organizando los trajes, los ensayos, el armado del corso, algo que hago desde niña y que luego se los transmití a hijos, nietos y bisnietos«.

«El carnaval es único, porque yo no tenía plata para ir al cine, pero el corso estaba siempre, el carnaval es cultura», termina diciendo Amanda “Yaya” Leiva, hija, madre, abuela y bisabuela del carnaval.

En el Viejo Mercado desde las 19 horas

Hoy se llevará acabo el festejo de carnaval.

Por disposición del COE y el municipio no habrá desfiles ni venta de espuma loca.

Se colocarán 200 sillas y una pantalla gigante donde se proyectarán fotos y videos de los corsos.