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El «Gaucho Juan Jaime», a quien se lo recuerda con una plaza y un monumento en Río Tercero

Por Fabián Menichetti • 29/08/2021 06:16 • Tiempo estimado de lectura: 6 minutos

El 28 de agosto, el gaucho más recordado de la ciudad, hubiera celebrado su cumpleaños. Uno de sus nietos, narró la historia del entrañable personaje.

Juan Jaime (derecha) con su hijo «Pichón» (izquierda).

Conocido como «el Gaucho Juan Jaime», fue un personaje entrañable de Río Tercero. Tiene un monumento y una plaza que lo recuerdan en la ciudad. Lo nombran «El último gaucho», no sólo porque haya sido el último que llevaba de manera permanente el atuendo que lo identificaba como tal, además de preservar las costumbres criollas, sino por la chispa que colocaba, a modo de versos, a sus recuerdos. Y por sus «gauchadas».

Nacido en Punta del Agua, una de las poblaciones con más historia de la región, sobre su lugar de origen y adonde llegaría después, señalaba sobre los lugares en donde vivió: «Con mil amores, de Punta del Agua me jui a Dolores; y allí en donde la gente se entrevera, me fui a vivir a Cabrera. Ahí perdí a mi madre, y con cariño y esmero, llegué a Río Tercero». 

Recordado por sus «gauchadas» y dignidad

«Será recordado, no sólo por vestir siempre de gaucho, sino porque, y no lo digo por ser mi abuelo, siempre fue alguien servicial, dispuesto a hacer una gauchada para otras personas; así fue él en su vida», le comenta a este sitio, Juan Jaime, su nieto, que lleva su nombre. 

Sobre el segundo lugar que cita, «Dolores», su nieto señala que se trata de un paraje rural, «colonia Dolores», cercano a Cabrera. Desde muy chico, quedó huérfano, fue boyero, y llegaría a Río Tercero en donde trabajaría «en la carnicería de Don Pancho Pellegrino», recuerda. «Se crío allí, como si fuera de la familia, es más, ellos hablaban piemontés, y mi abuelo también lo aprendió», señala quien lleva su nombre y su apellido. 

Rememora una circunstancia que habla de la dignidad y amor por su ropa que preservaba las tradiciones. En una oportunidad -relata Juan-  Pellegrino lo invitó a visitar Italia, para conocer dicho país. «Cuando estaban en el aeropuerto uno de los que también viajaban le dijo sobre mi abuelo, ‘qué hacés con éste negro disfrazado’. Él estaba vestido como siempre lo estaba, porque lo sentía de verdad. Ofendido, se volvió a Río Tercero. Por su orgullo de ser gaucho no fue a Italia. Resignó ese viaje pero no sus principios», señala.

Indica que siempre vistió de gaucho, no solamente para ocasiones especiales. «Tenía prendas para los desfiles, las jineteadas, pero también para andar a diario. Esa era su vestimenta», señala su nieto. Recuerda la rastra, que su abuelo prestó y no pudieron recuperar. «Es una de las cosas que más sentimos, porque era muy especial para él».

Vivió siempre en la calle 9 de Julio, a no mucha distancia del Tanque de Agua de la Cooperativa de Obras y Servicios Públicos. Tuvo un sólo hijo, Hipólito Francisco “Pichón” Jaime. Quien narra la historia del gaucho a Tercer Río Noticias, es hijo de «Pichón». «Llevo con sumo orgullo el nombre de mi abuelo», señala, quien tiene 57 años, y cuenta que ese orgullo se traslada a sus dos hijos y dos nietos. «Somos parte de su sangre», apunta.

Dos casas y los nombres

Recuerda que son cuatro hermanos, tres mujeres, Gladys, Silvana, Daniela, y él. Su nombre también es parte de una anécdota. «Cuando el abuelo hizo las dos casas en calle 9 de Julio, había un Aguaribay, y entre tres lo abrazaban por el espesor del tronco de aquel árbol. En una de las casas, que da hacia calle Sarmiento, había escrito en la vereda ‘Hipólito’, y en la que da a calle Bolivar, en la vereda escribió Juan Jaime», explica su nieto.

Cuando «Pichón» se casó, «el pedido de mi abuelo, era que me pusiera los nombres que él había dejado escritos en las veredas, o sea, que me bautizaron como Hipólito Juan, aunque todos me conocen por Juan». Y agrega: «No es novedad, que mi abuelo era radical de Hipólito Yrigoyen, que le dio derechos al pueblo», señala. Recuerda que «la cuestión venía de familia, ya que la misma se identificaba inclusive con Leandro Alem».

En la foto que ilustra esta nota, se lo observa a Juan Jaime, a la derecha de la imagen, hace décadas, con su caballo «El Resbaloso», y su hijo, «Pichón», también el suyo, «El Poroto».

Monumento y plaza

Lo del monumento, fue especial, porque se emplazó y descubrió estando él en vida. Fue el único habitante al que se lo homenajeó con una escultura en esa condición. Ocurrió en la década de los ’80. A su fallecimiento, en los ’90, no sólo quedó el monumento, sino que el lugar en donde se encuentra se bautizó «Plaza del Gaucho».

Recuerda su nieto, que dicho sitio era especial para él. «Iba y se quedaba por horas allí, en donde hay mucha arboleda, charlaba con la gente, porque había mesas y bancos, y cuando le preguntaban por qué siempre se quedaba por mucho tiempo, él les respondía también con picardía, ‘porque ésta es mi plaza'», señala.

Jinete, arquero de Atlético y el «ultimo gaucho»   

Participaba de domas, desfiles, jineteadas, pero también incursionó en deportes como el fútbol, llegando a jugar como arquero en el Club Atlético Río Tercero. Para describir al equipo en el que había jugado, en una entrevista con el programa televisivo Mate Cosido, así, con «s», difundido en los ’90, sobre aquella época de futbolista, también lo hacía con rima: «Allá en mis tiempos de mozo, cuando Atlético tenía la cancha camino a Los Tres Pozos, que le decían potrero, porque largaba los caballos el carrero Cardozo (…)»

Dueño de un humor especial, con algo de ironía, en dicha entrevista al ser consultado porque se lo llamaba «el último gaucho», explicaba que le había quedado luego de un desfile en Córdoba, cuando alguien preguntó quién era el que cerraba la columna, y le respondieron, señalándolo a él: «Ese, el último gaucho». Sonreía: «Y ese gaucho era yo».

Todos lo recuerdan como efectivamente «el último gaucho», ese que siempre llevaba su atuendo, cultivaba las costumbres criollas y por su disposición. Un personaje de la ciudad, que respondía sobre la razón por la que estimaba que en Río Tercero se lo reconociera y quisiera: «Será porque soy el último gaucho, el que hace la última gauchada (…)».

Fuente: 3rionoticias.com