Ambiente y sustentabilidad

El poder del encanto versus el valor del encanto

Por Víctor Valente • 31/05/2021 12:38 • Tiempo estimado de lectura: 6 minutos

La Unión Regional

Editorial de Víctor Valente en su programa «Te quiero verde».

El pasado jueves 15 de abril, es decir, un mes y medio atrás, el intendente de Córdoba Martín Llaryora junto al presidente del Ente Municipal Bio Córdoba Enzo Cravero, el secretario de Gestión Ambiental Jorge Folloni, la presidenta de Córdoba Obras y Servicios Victoria Flores, el secretario de Ambiente de la Provincia Juan Carlos Scotto, el titular de Cormecor Julio Bañuelos, junto a comerciantes y referentes empresariales cordobeses, participaron del primer Congreso de Economía Circular en las instalaciones del coqueto Hotel Quorum. En esa oportunidad, asistentes y disertantes formaron parte de un taller guiado por el empresario e ingeniero agrónomo Carlos Ferrari, reunidos en mesas de trabajo donde, afirman, se construyeron acuerdos entre el sector público, el privado y las asociaciones de la sociedad civil.

Las propuestas giraron en torno a los retos, las oportunidades y planes de acción para acelerar la transición hacia la Economía Circular de la ciudad de Córdoba.

Hasta acá, hay que decir, el encuentro parece que fue un encanto. Lo digo con mezcla de ironía, entusiasmo y escepticismo. Fue un encanto, sí, porque se anunció como una proeza de la gestión de Hacemos por Córdoba instalada en el gobierno municipal de la ciudad y se publicó en portales oficiales y medios de los llamados “influyentes” como una buena noticia, que lógicamente no deja de serlo, pero que para quienes seguimos las acciones ambientales de cerca, nos genera una mezcla de dudas, que en realidad son una caterva de interrogantes, respecto de quiénes hablan y prometen cosas en nombre de Madretierra.

Lo más avezado de esa reunión, fue que se salió a decir que Córdoba será sede de la primera cumbre mundial por el clima, un anuncio muy atractivo, marketinero y encantador por cierto, cuando en realidad las palabras textuales de Llaryora fueron “realizaremos el primer congreso mundial de economía circular”. Muy distinto a una cumbre internacional del clima. El párrafo completo decía: “En virtud al cambio climático y disrupciones tecnológicas, el mundo está cambiando el paradigma. Y el mundo no espera a una ciudad u otra, las tendencias se aplican. Adaptarse no es optativo. Ese, no es solo un cambio que nos proponemos a hacer dentro de nuestra ciudad, sino que también queremos liderarlo. Por eso estamos convocando a una Cumbre Mundial de Economía Circular para el mes de agosto”, anunció Llaryora.

Pero las palabras bonitas siguieron y propuso que la ciudad se anime a ser resiliente e innovadora, aplicando lo que él denomina “las cuatro C de la Economía: La Economía de Conocimiento, la Economía Creativa, la Economía Circular y la Economía del Comunitaria”. Y también se dijo allí que es necesario incluir la Economía Circular en las escuelas para escalar las soluciones circulares.

La verdad, insisto, que semejantes declaraciones atraen, mínimamente seducen y buscan el encanto de una ciudadanía ávida por mejorar sus formas de tratar a la pacha, pero que en la práctica todavía hace poco.

Y quiero seguir leyéndoles las cosas que otras personas expresaron, básicamente para que quede plasmado aquí “el supuesto” compromiso que dicen que tienen: el titular del Ente Municipal Bio Córdoba, Enzo Cravero, sostuvo que “estamos comprometidos con este modelo económico, creemos en él y en el compromiso del sector público, privado, universidades y ONG para contribuir a la trasformación de fondo de los medios de producción y las cadenas de suministro. Soñamos con este modelo productivo y sabemos que no alcanza con cambiar la forma de producir, sino también con que todos y todas cambiemos nuestros hábitos y cultura de consumo”.

A su turno, el secretario de Ambiente, Juan Carlos Scotto, manifestó su satisfacción por la realización de este evento y felicitó al Municipio por “la agenda ambiental que impulsa, instalando el cuidado del medioambiente como una política de Estado”.

Y así sucesivamente. Incluso vía remota se escucharon consejos de gente de Brasil, Chile y México, que ya estaría embuída en éstos modelos circulares que requieren de aprendizaje y acción, más que de bonitas palabras.

Está buena la iniciativa por generar estos encuentros, y en línea con lo que hizo el municipio de Córdoba tienen que actuar los municipios del interior, convocando a todas las fuerzas locales a consensuar este temazo, no sin antes dejar en claro qué quieren estos “influyentes” en otros temas de la agenda ambiental, porque hoy por hoy el eje que la clase política instala –con muchísima tardanza y retraso por cierto– es la ecología, y en nuestra Córdoba hay un larga fila de mujeres y varones que vienen militando la causa, reclamando políticas de Estado para defender al monte y aliviar a la tierra de tanto achaque, desde hace décadas.

Una de las preguntas que al menos yo les formularía a Llaryora y su equipo que integra la alianza del partido que gobierno ésta provincia, es qué opinan de la autovía de punilla, ya que tanto se exponen ahora con una pseudo cumbre del clima. Es decir, uno lee estas noticias y las quiere pensar en clave positiva, con entusiasmo, con esperanza, hasta encantado les diría, pero si quienes propician ésta necesaria acción de la economía circular para mejorar el ambiente son los mismos que quieren reventar las montañas de punilla para hacer una autovía definitivamente innecesaria, algo no cierra por lo incoherente.

Justo hoy es 29 de mayo, día en que se recuerda la gesta de uno de los mayores hitos revolucionarios de éstos lares junto a la Reforma del 18: “El Cordobazo”. ¿Saben qué siento yo al menos? que la revolución de estos tiempos es ambiental, y que justo éste año hay elecciones de medio término en donde se van a exponer caras y caretas encaminadas a 2023. Que no vengan disfrazados de ambientalistas a “ecofriendlys” quienes no hicieron absolutamente nada por defender al bosque nativo y al monte serrano en los últimos 30-40 años.

Si van a hacer proselitismo con causas ambientales, que sea en todos los frentes, y escuchando y haciendo partícipes de cualquier cumbre o reunión a quienes vienen “diciendo y haciendo” por mitigar los males inoculados a la pacha.

Porque está claro: nos van a pedir el voto, pero no nos van pedir perdón. Nos van a querer seducir con todo el “poder del encanto” que tiene hablar de las bondades y la sabiduría de la naturaleza… nada que ver con el profundo “valor del encanto” que verdaderamente tiene…