Política y Economía

Frente de Todos: “Presentamos una lista muy competitiva para Córdoba”

Por Redacción ACN • 25/07/2021 13:07 • Tiempo estimado de lectura: 11 minutos

La afirmación la repetían ayer, en los corrillos del Holiday Inn, los dirigentes del espacio que se referencia a nivel nacional con el presidente Alberto Fernández y la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner. Los nombres de las cabezas de listas para senadores y diputados, infieren que el FdT disputará el sentido del peronismo en la provincia, interpelando también a un amplio arco de independientes y progresistas.

Los candidatos del Frente de Todos para las PASO.

Sábado por la tarde, lobby del hotel Holiday Inn. En pocas horas habrá que presentar en la Justicia Electoral los nombres que integrarán la nómina. Referentes de los distintos espacios que componen el Frente de Todos de Córdoba comienzan a llegar para terminar de definir la lista de precandidatos para las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO), con fecha fijada para el 12 de septiembre. Y que dilucidará las candidaturas definitivas para la clave elección general legislativa prevista para el 14 de noviembre.

En otro año de “elecciones de medio término”, vale retomar las distintas interpretaciones que desde Córdoba se hicieron y se hacen sobre este turno electoral, donde no se eligen cargos ejecutivos y el electorado tuvo siempre un comportamiento más independiente. La renovación parcial del Congreso de la Nación, importa para este distrito la elección de tres senadores y senadoras; y nueve diputados y diputadas nacionales.

Desde el retorno a la democracia en 1983, ha sido una constante que la primera elección de medio término –presentada por muchos como plebiscito de la gestión nacional de gobierno, o como ratificación de la confianza en mitad del mandato- el triunfo del oficialismo. La excepción: la derrota en 2001 de la fuerza en el gobierno, que encabezaba  Fernando de la Rúa.

Pero más allá de los antecedentes de estas compulsas que celebramos en Argentina cada dos años, lo cierto es que en esta oportunidad la elección nacional presenta otras aristas: se lleva a cabo en medio de una pandemia mundial, con las restricciones sanitarias que ello implica; y puede significar el envión definitivo para un gobierno que debió alterar todos sus planes originales para abocarse a enfrentar una crisis sanitaria inédita, en un país empobrecido y endeudado tras cuatro años de gestión neoliberal. Es indisimulable que la administración Fernández-Fernández busca en esta elección fortalecerse políticamente; con ese objetivo, ampliar sus bancas en el Parlamento es crucial, en tanto necesario plafón para el relanzamiento de la fuerza de gobierno una vez abiertas todas las actividades. Retomar la agenda de producción, trabajo y consumo para una rápida reactivación de la economía, es la prioridad de Alberto Fernández. En el medio, exhibir la gestión de la pandemia administrando un Estado pobre y endeudado, implica un desafío en términos de la evaluación que hará el electorado.

Aunque, y a pesar de los errores ante lo imprevisto de la emergencia, y debiendo, a más de combatir el coronavirus, contrarrestar los ataques opositores, que no dudaron en poner escollos a las políticas sanitarias en aras de un rédito político, Argentina integra el lote de los primeros veinte países en cuanto a provisión de vacunas, de manera gratuita a sus ciudadanos y ciudadanas. El veredicto lo dará el voto popular.

Competir, pero en serio

“Presentamos una lista muy competitiva para Córdoba”, se escuchó el sábado en esa suerte de búnker en que se convirtió el Holiday Inn. “Logramos reunir a distintos sectores políticos y sociales, somos quienes más candidatos provenientes del movimiento obrero incluyó”, dijo un dirigente del frente gremial donde convergen sindicatos alineados con la CGT Regional y las dos CTA.

El oficialismo cordobés, conducido, inequívocamente, por el gobernador Juan Schiaretti, incluyó en sus listas a sus mayores referentes. A priori, se percibe que para “El Gringo” no es una elección más. “Los candidatos del gobernador desperonizarán sus discursos de campaña”, sostuvo en una columna el analista Julián Cañas. Y no es descabellada la afirmación: la fuerza que gobierna ininterrumpidamente la provincia desde 1999, con el Justicialismo a la cabeza, de manera exitosa amplió su base electoral negociando con sectores conservadores, sumando a espacios liberales y, desde ya, dirigiendo políticas hacia el poderoso conglomerado agroindustrial, el poder real de Córdoba. Pero la base principal es el peronismo y no deja de ser arriesgado ignorarla.

El Frente de Todos tomó debida nota y presentó una lista con fuertes nombres y de amplia trayectoria en el peronismo: veteranos en estas lides (Caserio, Riutort) y de la nueva generación (Gill). La lista propuesta, como nunca antes, sale en serio a disputarle el sentido del peronismo al schiarettismo. Y en cuanto a su base electoral, vale recordar cómo el llamado “kirchnerismo”, en Córdoba siempre fue presentado como de “centroizquierda”, “progresista”. Para ello fue inestimable el aporte de los medios de prensa locales. Siempre considerado el espacio con escaso  peronismo, cuando no refractario a ese segmento del electorado.

Entonces, a juzgar por las tertulias de sábado por la tarde en el lobby de un hotel, resulta revelador para el FdT sumar a la propuesta electoral, históricamente identificada con las políticas de Néstor Kirchner y Cristina Fernández, y que en el imaginario solo reflejaba al progresismo, referentes inequívocamente peronistas, con trayectoria legislativas y en la gestión, y por ende un altísimo conocimiento público.

Esta lista “competitiva”, mostró exultantes a los dirigentes y alimentó la idea de explotar de la mejor manera las políticas llevadas adelante por el Gobierno nacional. Desde la gestión de la pandemia, con la frenética reconstrucción del sistema sanitario y la exitosa inmunización de la población con las vacunas, en contra de los agoreros que vaticinaban un rotundo fracaso, hasta la asistencia para paliar la situación de los más desprotegidos de la pirámide.

Una crítica insistente: “Tenemos errores en la comunicación”.  No es para menos. En sucesivas campañas, los militantes se quejaron por la falta de información de los sectores populares a la hora de evaluar las grandes políticas públicas nacionales. La Asignación Universal por Hijo (AUH), el plan Progresar, el Procrear, no eran reconocidos como políticas nacionales. Circuló años atrás una encuesta, acotada y seguramente carente de rigor, pero que no aparecía muy lejana a la realidad: el 75% de los cordobeses beneficiarios de esos programas lo asociaban al gobierno provincial. Más allá de la habilidad para adjudicarse semejantes políticas, está la deficiencia comunicacional que adoleció el kirchnerismo.

Por estos días, el ministro de Desarrollo Social Carlos Massei recorre barrios de la capital y localidades del interior de la provincia. El título en la página oficial de la Provincia se repetía, en todas las oportunidades. “Massei, supervisó el operativo de entrega de 2.900 Tarjetas Alimentar en Río Cuarto”. Verdaderos actos de campaña de Hacemos por Córdoba capitalizando un programa nacional.  La mención a la Tarjeta Alimentar como parte de una política del gobierno de Fernández contra el hambre, bien gracias.

El senador Caserio lo expresó claramente en una reciente charla con sindicatos: “Si no sabemos comunicar cuánto hace el Gobierno nacional por Córdoba, si no informamos de los 20 mil millones de auxilio a la Caja de Jubilaciones, la impresionante inversión en obra pública; si no explicamos que Massei hace campaña para Hacemos por Córdoba con recursos que no pone la provincia, bueno mejor no quejarse de una mala performance”.

Nombres de peso

Carlos Caserio, actual senador nacional (preside la estratégica Comisión de Presupuesto), busca renovar su banca. Con varias décadas de militancia en el Partido Justicialista sobre sus espaldas –ocupó distintos lugares ejecutivos en las administraciones de José Manuel De la Sota y Juan Schiaretti- buscará en noviembre renovar su banca. Conocedor como pocos de la geografía provincial, de fluidos contactos con intendentes, intendentas y jefes comunales, desde el departamento Punilla se proyectó hasta alcanzar la presidencia del partido. El cargo lo ocupó hasta 2019, cuando decidió renunciar con fuertes críticas a la “abstención” del peronismo cordobés en la crucial elección que repuso a la fuerza de Perón y Evita en el poder de la mano de Alberto Fernández y Cristina Kirchner. El poder, tras desplazar a la derecha encarnada en Cambiemos, que con Mauricio Macri a la cabeza, por primera vez había llegado a la presidencia en elecciones libres. Ni más ni menos. Caserio, en ese paso trascendental en su carrera política, acuño la frase “No es lo mismo”, refutando al gobernador que, parándose desde una supuesta defensa de los intereses provinciales, militó la neutralidad del justicialismo cordobés en la crucial elección presidencial de 2019.

Martín Gill, desde el departamento San Martín comenzó una vertiginosa carrera política. Fue rector de la Universidad Nacional de Villa María, secretario de Políticas Universitarias, diputado nacional e intendente de Villa María desde 2015. Actualmente, en uso de licencia y al frente de la estratégica Secretaría de Obras Públicas de la Nación. Desde este lugar, desarrolla una febril gestión a partir de definirse a la obra pública como el gran motor de la reactivación y la generación de trabajo. Córdoba fue altamente beneficiaria de estas políticas, retomando obras paralizadas por el macrismo, renegociando con contratistas por 35 mil millones de pesos (por caso la Autovía Ruta 19 a San Francisco) y promoviendo nuevos proyectos. Y, como repite siempre Caserio, “desmontando el mito de una Córdoba discriminada”.

Olga Riutort, que secunda en la lista a Gill, es de esas dirigentes políticas de raza, que no se amedrenta ante ningún escollo. Fue diputada nacional y eje en la estructura de poder peronista tras arrebatarle al radicalismo la provincia, en 1999, de la mano de De la Sota. Distanciada del Partido Justicialista, sin perder su identidad disputó en reiteradas oportunidades la intendencia de la capital, por afuera y desde un espacio propio. Vetada en el peronismo, siempre contó con una inestimable masa electoral que, a pesar de tantos avatares, la llevó a ocupar en la última década, y en forma continuada, una banca en el Concejo Deliberante.

Párrafo aparte merecen los nombres que le siguen a la concejala Riutort en la lista, muestra de cómo la lista privilegió incorporar dirigentes con rodaje en los sindicatos u organizaciones sociales, en detrimento de referentes históricos del kirchnerismo cordobés.

Es el caso de Pablo Carro e Ilda Bustos. Ambos construyeron su referencia desde la actividad gremial. Carro es un referente de Adiuc, el sindicato de los docentes universitarios; desde allí se proyectó hacia la conducción de la CTA de los Trabajadores y en 2017 fue el dirigente propuesto como candidato a diputado nacional, en circunstancias por demás difíciles. La nominación provino de las asambleas populares promovidas por los militantes del Frente para la Victoria que, tras la derrota electoral de 2015 a manos de la derecha de Cambiemos, no se resignaron y mantuvieron encendida la llama de un proyecto político nacional y popular. Su designación en la lista para las PASO 2021, tuvo que ver con una intervención directa de Máximo Kirchner, tal como lo expresa Horacio Verbitsky en su nota de hoy de El Cohete a la Luna, en contra de la voluntad de la referencia local de La Campora.

Ilda Bustos luce una trayectoria gremial envidiable: histórica secretaria General de la Unión Obrera Gráfica, en 2015 fue electa legisladora provincial, integrando el bloque sindical junto a José Pihen en la Unicameral. Integra la dirección de la CGT Regional, y en 2019 impulsó un frente gremial en apoyo a la candidatura de Alberto Fernández. En esa elección, le fue esquivo un lugar en la lista, a pesar del aval de numerosos sindicatos, alineados a la CGT Regional y a las dos CTA.

Y, finalmente, no pasó desapercibida la inclusión en la lista como precandidata a senadora suplente de María Ana Mandakovic. Secretaria General del Círculo Sindical de la Prensa, el Cispren; secretaria de Prensa y Comunicación de la CTA Autónoma a nivel nacional; secretaria de Organización de la Federación Argentina de Trabajadores de Prensa (FATPREN); y referente de Unidad Popular en Córdoba (el espacio conducido por el economista Claudio Lozano).

Mandakovic, cuando la firma de aceptación en la lista.

Pero más allá de su trayectoria, la irrupción de una comunicadora en momentos donde está puesto en cuestión el rol de los medios masivos frente a una pandemia y operando a favor de un modelo neoliberal como el de Juntos por el Cambio  (convertidos, los medios, en actores políticos relevantes por los inocultables intereses de sus propietarios), muestra a las claras la intención en el armado de una lista amplia para poner en discusión aspectos de la coyuntura y más allá, que muchas veces se soslayan.