Política y Economía

Las dos velocidades de la recuperación económica

Por Facundo Piai • 11/04/2021 10:33 • Tiempo estimado de lectura: 6 minutos

Los últimos indicadores oficiales evidencian una recuperación de la economía (o de una parte importante de ella, al menos). De acuerdo a publicaciones de Indec, la actividad económica creció 1,9% en enero en relación al mismo mes pero del 2020. De este modo, la actividad acumula nueve meses consecutivos de crecimiento intermensual. Los últimos informes difundidos durante esta semana muestran que la producción industrial acumuló en los dos primeros meses 2,9% de expansión. Destacándose la performance de la construcción que acumula una expansión de 22% durante enero y febrero y la producción de maquinarias con desempeño similar. 

Por su parte, en Córdoba la actividad no desentona con los datos relevados por el organismo de estadística a nivel nacional. De 12 actividades monitoreadas por la provincia, 7 concluyeron el 2020 y comenzaron el 2021 con mayor producción a la registrada un año atrás. Destacándose el sector autopartista que tuvo un cierre del año con levantada de actividad que también continuó en el primer bimestre del corriente año. También la producción de maquinaria agrícola, que viene en levantada con un cuarto trimestre superior a la de la prepandemia, comenzó el año en alza. Asimismo, impulsado por el desempeño de la actividad metalmecánica, el rubro insumos industriales mostró en enero y febrero variación interanual positiva.

Pero no todas son buenas noticias en lo que a la actividad económica respecta. Tanto en la provincia de Córdoba como en todo el país, el comercio no termina de recomponerse. De acuerdo al monitor estadístico de la actividad cordobesa, los supermercados no levantan sus ventas luego de atravesar un año crítico. Mientras que la venta de electrodomésticos, luego de cerrar un año en levantada apalancado por diferentes programas de financiamiento, volvió a contraerse en este 2021. La caída de ventas en supermercados evidencia que el consumo masivo no repunta y acumula 10 meses de retracción consecutiva, según la consultora Scentia.

Esta divergencia entre el comercio y gran parte de la actividad productiva tiene su explicación, más allá de la inflación y la pandemia. Ocurre que cuando la diferencia entre la cotización del dólar oficial y la de los paralelos (blue y financieros) se disparó por arriba del 100%, se generaron expectativas devaluatorias. Esto quiere decir que se instaló fuertemente la “sensación” de que el valor oficial del dólar estaba atrasado y necesitaba acompasarse con las otras cotizaciones. Esto no quiere decir otra cosa que devaluación del peso. Ergo, el equipo económico debió reconfigurar la orientación de la política economica para evitar que el valor del dólar se desorbite arrastrando a todos los precios de la economía, incrementando la incertidumbre, generando inestabilidad y, por tanto, afectando la recuperación de la actividad.

Esta redefinición de objetivos significó que la prioridad inmediata a mediados del 2020 deje de ser la reactivación con incentivo crediticio y al consumo, sino evitar un desequilibrio cambiario. Este cambio de prioridades tiene repercusiones en la política monetaria del gobierno; en donde pasaron de una expansión a una retracción monetaria. En línea con las nuevas prioridades, desde la administración del Frente de Todos optaron por esterilizar los pesos circulantes para que estos no vayan al dólar.

El BCRA contrae la circulación de pesos

El equipo económico liderado por Martín Guzmán entiende que al no haber instrumentos en pesos que sirvan como resguardo de valor frente a la inflación, todo aumento de la base monetaria termina por canalizarse hacia el dólar generando presiones alcistas. Para ello, frenaron la estrategia de reducir los encajes bancarios que venían implementando como sostén para recuperar el nivel de actividad luego de la crisis que dejó Cambiemos y para hacer frente a la cuarentena. También, emitieron diferentes instrumentos financieros para canalizar los pesos en circulación hacia diferentes letras (como las Leliqs) por las cuales el Banco Central debe pagar un interés en un plazo definido.

Las esterilizaciones de pesos dieron los resultados esperados. Así, consultoras privadas coinciden en que la base monetaria experimentó una contracción real en los primeros meses del año. La brecha entre el dólar oficial y los paralelos se recortó revirtiendo las expectativas devaluatorias. De todos modos, frente a la inflación galopante que en los primeros meses del año continuó elevada hay preocupación en gran parte de los actores económicos. La pregunta que cabe hacerse ahora es qué esperar de las tasas de interés, ¿continuarán en los valores actuales o aumentarán en caso de que la inflación no logre aminorar su marcha en los próximos meses? Indudablemente, de subir tendrá repercusiones en el nivel de actividad.

Otro factor determinante en la pax cambiaria actual tiene que ver con los altos niveles de liquidación de dólares del sector exportador. En lo que va del año ingresaron u$s6.724 millones vía agroexportación, lo que significa un monto elevado para el primer trimestre del año. Inclusive, la liquidación de marzo representa un “récord absoluto de las estadísticas de los últimos 18 años y de toda la historia de exportación agroindustrial”, consigna el informe del Centro de Exportadores de Cereales.

Así, el ingreso de divisas genuinas, más una disminución de la demanda de dólares (menos “fuga de capitales), permiten al BCRA recomponer sus reservas internacionales. Esto le permite al equipo económico administrar el tipo de cambio, modificar las expectativas y empezar a contar con certidumbres básicas. En este sentido, el ministro de Economía pronosticó que para diciembre buscará un dólar a $102,40.  Lo cual implica una “depreciación del tipo de cambio nominal, a lo largo de todo el año, de alrededor del 25%”, a tiro con la inflación proyectada, afirmó a la prensa. 

El cambio de expectativas y el ingreso de divisas permiten el crecimiento de instrumentos de ahorro en pesos. Es el caso de los plazos fijos UVA a tres meses que ajustan de acuerdo a la inflación que crecieron un 20% respecto a febrero. En términos generales, todos los plazos fijos (contando también los tradicionales) crecieron 2,6% en el primer trimestre del año, según revela el Banco Central.

En síntesis, se advierte relativo equilibrio macroeconómico con cierta recuperación en no pocos sectores de la economía, por un lado. Mientras que, por otro lado, la inflación y un consumo retraído son la otra cara de la economía actual. Resta por ver si, despejada la amenaza de la devaluación, el gobierno opta por implementar finalmente políticas de estímulo a una alicaída demanda.