Córdoba obrera
Marcha del Orgullo: Alerta Torta lucha por visibilizar demandas urgentes
La Asamblea Alerta Torta se posicionó frente al contexto de virulencia política que atraviesa actualmente la organización de la 13° Marcha del Orgullo en la ciudad de Córdoba.
Por Redacción El Resaltador • 04/11/2021 08:00 • Tiempo estimado de lectura: 3 minutos
La Asamblea Alerta Torta Córdoba, es un espacio político que trabaja para ampliar y fortalecer una representación plural e inclusiva de las identidades lésbicxs. Recientemente, comunicado de por medio, desde la asamblea se posicionaron en torno a las disputas políticas que se están dando camino a la 13° Marcha del Orgullo en Córdoba. Desde allí, advierten que falta visibilizar, entre los principales ejes de la movilización, las problemáticas, demandas y deudas que atraviesan al colectivo.
En diálogo con El Resaltador, desde Alerta Torta expresaron que «Alerta Torta Córdoba no se considera una tercera posición, porque las disputas que hay sobre la mesa son de tinte electoralista y partidario, y nosotres, sinceramente y con toda la humildad posible, no respondemos ni dependemos de partidos políticos».
Asimismo, continuaron «esto no implica que quienes integramos la asamblea seamos apolíticxs ni nada parecido, tanto nosotres como todas las organizaciones que han quedado por fuera de estas convocatorias, tenemos nuestra posición política, somos organizaciones maduras que, a pesar de las diferencias, siempre hemos sabido entendernos«.
«Pero aquí, no se trata de eso. No se trata de una simple falta de consenso. Ni siquiera existe un diálogo con esos sectores o los funcionarios para quienes ellos trabajan. Y no lo hay porque jamás nos convocaron ni nos recibieron. Aquí el quid de la cuestión es que estas personas son violentas y misóginas, que históricamente se arrogan representaciones sin representados, y que hacen mucho daño no solo al colectivo LGBT y su evento más popular, sino también a la disidencia que se siente parte de los proyectos políticos que ellos enuncian».
Asimismo, ampliaron su argumento, manifestando que «estas organizaciones y sus referentes no acompañaron los múltiples casos de persecución y judicialización como el de Higui o Marian, presentaron proyectos legislativos que hablan de nuestros cuerpos de manera inconsulta, han agredido físicamente a compañerxs y la lista podría seguir».
«Hoy tenemos un pibe trans desaparecido y no está entre las consignas de ninguno de ellxs. Tampoco se menciona la situación de extrema pobreza que atraviesan las economías tortxs que no acceden a laburos en blanco ni a derechos como vacaciones, aguinaldo o aportes jubilatorios. Nadie habla de que Córdoba aún no adhirió a la ley de THRA (Filiación y Técnicas de Reproducción Humana Asistida), ni de la falta de formación de agentes de salud para atender a las identidades lésbicxs y sus familias».
En consonancia con esto, «no existen profesionales capacitados para atender los casos de violencia intrafamiliar o de violencia institucional contra identidades lésbicxs. Necesitamos que los funcionarios que se llamen disidentes o feministas, de una vez por todas, saquen a estas personas de lugares de referencia, decisión y formación de opinión. Sostenerlos, los hace cómplices».
En el comunicado que difundieron a través de su cuenta de Instagram, además, plantearon que «la marcha no solo es una instancia de celebración, reflexión y protesta que debe representar a todas las identidades que conformamos el amplio abanico de la disidencia, sino también, un evento en el que deben visibilizarse todas las problemáticas, demandas y deudas que sufrimos las personas que conformamos este colectivo».
«Sin embargo, éstas últimas premisas parecen diluirse en un mano a mano de egos patriarcales disputado en las arenas de las redes sociales en las cuales todo parece tener lugar: robo de agendas y proyectos legislativos, amenazas, golpes y amedrentamiento de compañerxs disidentes, robo y hackeo de cuentas públicas, usos de los recursos del estado para beneficio de pocas organizaciones con grandes carrozas del orgullo, vaciamiento del contenido político del evento, emisión de permisos estatales selectivos, entorpecimiento de la participación de compañerxs no organizadxs y espacios alternativos de activismo».