Córdoba independiente
No soy poeta pero…
Por Mauricio Micheloud • 21/02/2021 12:00 • Tiempo estimado de lectura: 2 minutos
Un libro de Maximiliano Spreaf
El poeta afirma no pertenecer al grupo que lo define pero avanza entre versos intensos, cargados con una narrativa atormentada. Pero. Entrega ráfagas de versos para exponer sus heridas y lo hace atravesado por el dolor y por el amor. Uno y otro. Lo mismo.
No es poeta, nos dice, pero sí. Agrega. No se atreve. Pero. Es mucha carga, parece, identificarse. Pero. Sí, se entrega a engarzar palabras y nos cuenta eso que arde y se quema y se disuelve en humo, en drogas, en ratos así.
No, no es poeta pero ataca. Aguijonea. Conjunción adversativa para largar versos como flechas que apuntan hacia su propio cuerpo pero nos rozan en su trayecto.
No es poeta pero. Escribe. Trae a la memoria eso que da vueltas y vueltas. Escribe pero. El lenguaje es poesía y está ahí, servida. Página tras página. Entre Belfast y Villa María.
¿Qué hay después del pero? Este conjunto de asperezas que se van puliendo entre versos, saltos de página y pausas de lectura. El poeta que no lo es extiende el brazo y alcanza las palabras que necesita decir y las leemos y lo leemos en clave de poeta.
No es poeta pero. No puede evitarlo. El punto es que su identidad es lo expuesto. Es lo que hay, parece decir. “no soy poeta pero / me quedó una racionalidad / tan de mierda / tan”. Y entonces lo que queda es esto. Pero. A pesar de todo el no poeta, el autonegado crea una paradoja de sí mismo para anularse y tal vez así liberarse del deber ser. Pero.
«No soy poeta pero»
Maximiliano Spreaf
Caleta Olivia
9789874455338
56 páginas
20 x 14 cm