COVID-19
“Nunca pasamos la primera ola”
El infectólogo Ricardo Lamberghini advierte sobre la relajación de los cuidados y asegura que las reuniones sociales durante las fiestas aparecen como una nueva amenaza para la multiplicación de casos.
La proximidad de las fiestas más el freno en el descenso de los casos de Covid-19 activan nuevamente las alertas ante potenciales rebrotes y el anuncio de una segunda ola en el país. Según el infectólogo Ricardo Lamberghini, la primera ola todavía está vigente y las reuniones familiares deben hacerse siguiendo un protocolo, que detalla en esta nota. Las noticias sobre el impacto de la segunda ola de la pandemia en Europa anuncian que, para el hemisferio sur, la llegada de un rebrote será inevitable. Según Ricardo Lamberghini, infectólogo asesor del COE cordobés, en el caso local la primera ola sigue vigente y los riesgos de una escalada de contagios están tan cerca como la Navidad.
“Si uno compara la situación con la que venimos, estamos en un momento donde la curva de la pandemia muestra tendencia franca a mejorar. Pasa que en los últimos 10 días se evidencia una disminución en el descenso y eso posiciona la estadística en un nivel demasiado alto de casos diarios. Un eventual rebrote, que inevitablemente vamos a tener, será a partir de la cantidad de infectados diarios que tengamos. No es lo mismo 30 casos diarios que 250 o de 7.000, como está pasando en los últimos días a nivel nacional”, dice en una entrevista con Nada del Otro Mundo. “Con una mirada evolutiva, no se puede decir que no estemos mejor. Pero si sacamos una foto, no deja de preocuparnos porque el número de casos de infección es elevado, el número de muertes son muchas y la segunda ola será inevitable”.
Para el infectólogo, el norte mundial sigue marcando la agenda y acá “además de la visible falta de cuidados, está la sensación de que la pandemia ya pasó”, señala. En el combo de relajación aparece además la inminencia de las fiestas como nueva zona de riesgo. “Hay un porcentaje importante que uno se da cuenta de que tiene la concepción de que la pandemia ya pasó y esto nos pone en riesgo para los próximos meses”. “Creo que nunca salimos de la primera ola. Ahora podríamos definir si atravesamos el pico. Eso siempre es un análisis retrospectivo. De cualquier manera, entiendo que nunca salimos de la primera eventualidad en función de la casuística propia y, si asociamos esto a la cantidad de muertos, lejos estamos de poder decir que salimos de la primera ola y prepararnos para la segunda”.
En esa dirección, Lamberghini aporta una serie de medidas para evitar contagios durante las reuniones que vienen hasta el año que viene. Si es posible, recomienda, que las reuniones sean virtuales, pero si no se puede, lo conveniente será acordar un mínimo de reglas comunes con quienes vayamos a reunirnos.
-Los asistentes a los encuentros programados deberán acordar un protocolo para no asistir a reuniones que nos expongan a convertirnos en portadores del virus para la fecha de las fiestas. Hay que cuidarse en los días previos a las reuniones
-Considerar la situación epidemiológica del lugar al que vayamos a asistir a reuniones.
-Limitar la cantidad de gente que asistirá. Ya no se pueden hacer reuniones de 20 o 30 personas. Si son familias grandes, tratar de que sean en espacios grandes, al aire libre y manteniendo distancias de por lo menos dos metros entre los asistentes.
-Agrupar a las diferentes burbujas por grupos familiares convivientes, para evitar intercambios de riesgo con personas que pertenecen a otras burbujas.
-Tomar el desafío de escribir reglas entre las familias que se van a encontrar y tratar de respetar ese protocolo.
-Mantener las distancias, utilizar barbijos si es posible durante las charlas.
-No compartir utensillos.
-Utilizar manteles y servilletas descartables.
-Disponer de alcohol en gel en la reunión.
-Que la comida la sirva una sola persona, no intercambiar los cubiertos de los platos de comida común.
-Que no haya acumulación de personas en las mesas donde se sirve la comida.
-La duración de las reuniones debe ser breve.
-Reducir el consumo de alcohol, que favorece el relajamiento de los cuidados.
-Música a bajo volumen para no tener que hablar demasiado fuerte o repetir frases.