COVID-19

«Se trata de un problema sanitario grave y no se puede dejar que esto se desmadre»

Por Redacción Tribuna Bell Ville • 29/05/2021 12:00 • Tiempo estimado de lectura: 7 minutos

Tribuna Bell Ville

Lo dijo el médico infectólogo Darío Quinodoz de Bell Ville y agregó que «la sociedad no percibe el riesgo y el comportamiento colectivo no es el más adecuado».

El médico infectólogo Darío Quinodoz, quien ejerce en centros asistenciales de Villa María y Bell Ville, señaló que ante la segunda ola de contagios de coronavirus «la sociedad no percibe el riesgo y el comportamiento colectivo no es el más adecuado«, ya que el Covid-19 «tiene un impacto en el colectivo que las otras enfermedades no tienen» y aseveró que «se trata de un problema sanitario grave y no se puede dejar que esto se desmadre, porque va a morir mucha gente, más de la que murió».

Según el especialista, «estamos con un incremento de casos, una demanda aumentada tanto en consultas de guardia como para internación, no como el año pasado que era más esporádica. El día a día es prácticamente poder liberar una cama en el internado y tratar de evaluar precozmente a los pacientes que consultan en la guardia para identificar a aquellos que pueden ser beneficiados por un tratamiento precoz, ya sea con plasma o suero equino».

«Lamentablemente siguen observándose consultas tardías. De hecho los períodos de solicitud de camas de internación generalmente son tardíos, pero con el doctor Sergio Arroyo (director del Hospital Pasteur) y el grupo de lo que sería el COE actual del Departamento San Martín y del Departamento Unión empezamos a trabajar en la necesidad de la valoración precoz. Un poco ha cambiado el enfoque de la enfermedad respecto a 2020, donde quizás había una idea y un trabajo en terreno que era un poco más pasivo, volcando la atención cuando el paciente se ponía más grave. Hoy el concepto es diferente porque hemos aprendido un montón de cosas y tenemos otra herramienta de tratamiento, que tampoco es de certeza absoluta, pero es algo más».

«Estamos evolucionando en identificar la necesidad de tratamiento precoz, o por lo menos de la valoración precoz, que sea bien valorado al inicio y que sea seguido en el curso de la enfermedad para que no llegue al día 10 con una neumonía bilateral y pase directamente a terapia intensiva. En eso es donde queremos acentuar el esfuerzo y la gente lo ha ido percibiendo, estamos recibiendo muchas más consultas de personas diagnosticadas, algo que no sucedía el año pasado de manera habitual».

En cuanto a los síntomas que tiene que advertir la persona para hacer una consulta precoz, Quinodoz recordó que «hay  que tener en cuenta la edad y las comorbilidades, no los síntomas. Hemos aprendido a evaluar la probabilidad de que una persona, por su edad, sus antecedentes y su situación clínica, pueda beneficiarse de un tratamiento precoz. Hay pacientes jóvenes y sin comorbilidades que siguen la vieja película de irse a la casa y esperar la evolución. Tendríamos que discutir cuál es la edad ideal, todos los protocolos dicen 60 años, pero nosotros ya a partir de los 30 años planteamos que se hagan una evaluación clínica y de cualquier edad si tienen comorbilidades, destacando a la obesidad como la comorbilidad asociada a una evolución más tórpida, menos favorable de la enfermedad».

Respecto a las posibles diferencias en las características de la enfermedad respecto a lo que se vio en la primera ola, el facultativo señaló que ahora el Covid «parece ser una enfermedad que afecta a población más joven y que quizás pudiera tener una mayor gravedad, pero esto es subjetivo, no hay estudio epidemiológico de certeza como para ponerlo como verdad absoluta. Es una percepción subjetiva del grupo de personas que trabajamos en esto todos los días».

Acerca del comportamiento social en los últimos meses, el médico señaló que «coincidiendo con el fin de las restricciones de 2020, la llegada de las fiestas de fin de año y el verano, muchos pensaron que esto había terminado. Pocos se percataron de que esto seguía y que estábamos esperando lo que hoy ocurre. Nosotros ya lo decíamos en enero, en febrero, aunque no nos gusta ser portadores de las malas noticias».

«Está claro que la sociedad no percibe el riesgo y el comportamiento colectivo no es el más adecuado. En líneas generales no se percibe el riesgo y entonces uno no se cuida porque siempre le parece que le va a pasar a otro, hasta que se te muere un amigo, un vecino, la mamá, el papá, la abuela. Pero esto es multicausal. La lentitud de la aplicación de la vacuna contribuye y eso también determina que se vayan generando variantes virales que tienen un comportamiento clínico diferente, que tienen mayor transmisibilidad y en algún momento se corre el riesgo de que se pierda la efectividad de la vacuna».

«Entonces, es una cosa que hay que mirar con mucho cuidado, porque no es gratis, no se termina cuando se muere el último, tenemos para rato, por eso tenemos que adecuar el comportamiento, y el Estado, o quien sea, debería poner el mayor esfuerzo, que seguramente lo está haciendo, para que la aplicación sea lo más rápida posible y a la mayor cantidad de gente», auguró el Dr. Quinodoz.

El médico también fue consultado acerca de los efectos que pueden advertirse en las personas vacunadas y sobre personas vacunadas que igualmente fueron contagiadas y debieron ser internadas. «En realidad, se alcanza la respuesta total a la vacuna a los 14 a 21 días después de la segunda dosis. En internación hemos tenido todos pacientes con una sola dosis o muy cerquita de haberse aplicado la segunda dosis, por ejemplo, dos días. En donde trabajo, Sanatorio de La Cañada y el Hospital Regional de Bell Ville, no hubo pacientes con neumonía que hayan tenido las dos dosis. Tengo algunas referencias informales de personas con enfermedad grave con las dos dosis aplicadas, pero no lo puedo certificar porque no hay trabajo científico o comunicación formal de que eso haya ocurrido».

El infectólogo también se refirió al cruce de datos de fallecimientos por enfermedades similares al coronavirus en los cuales se señala que, por ejemplo, en 2018 murieron 32 mil personas en el país por neumonía común. «No sé si es una forma de mirar compararlo con otra cosa. El problema de esto es la transmisibilidad. Si vos me decís que mueren tantas personas al año y nadie lo cuenta de esta manera, es correcto, pero la neumonía no genera tantas externalidades. No se transmite la neumonía a otra persona por vía área. El problema del coronavirus es el potencial de infectar a una gran cantidad de gente. Esta es una enfermedad particular que no tiene que invisibilizar las otras problemáticas de diarrea, tuberculosis, las otras infecciones respiratorias, desnutrición infantil. Nadie dice que lo demás no existe. Ahora, si esto se deja al libre albedrío, va a ser como el regreso de los muertos vivos, una película, nos vamos a morir todos».

«No digo que las neumonías no son importantes ya son una de las principales causas de muerte, pero hay vacunas, no se contagia. El otro día pensaba que por cada muerto por Covid tendríamos que pintar una estrella en el asfalto para que se visibilice. Esto tiene un impacto en el colectivo que las otras enfermedades no lo tienen, por lo menos de una manera tan abrupta o aguda como esta. Esto ya está por encima de cualquier lineamiento político, de la idea del avasallamiento de la libertad, es un problema sanitario grave, no se puede dejar que esto se desmadre, porque va a morir mucha gente más de la que murió».

Por último, aconsejó fortalecer el sistema inmunológico «con nutrición, actividad deportiva y las vacunas que corresponden a la edad y a las enfermedades que uno tiene. También es buena la exposición al sol y el menor estrés posible, algo difícil por cómo vivimos y por las situaciones que atravesamos».