Córdoba obrera

Unquillo: el 7M llegó la Marea Violeta

Por Utz Lucía Gregorczuk • 08/03/2021 08:00 • Tiempo estimado de lectura: 10 minutos

Agrupaciones feministas realizaron la intervención en el cartel principal de la ciudad, marcha, un altar por las muertas en Córdoba y el país, y la lectura de un documento sobre la urgencia de la Emergencia Nacional.

Este 7M (7 de marzo), Día de la Visibilidad Lésbica, en el corredor de Sierras Chicas se realizaron intervenciones culturales y artísticas, de denuncia y con consignas en contra de la violencia y el lesbo-odio.

Es que este día se recuerda a las víctimas de la violencia patriarcal. Se conmemora y homenajea a la Pepa Gaitán, se acompaña a Higui, a Marian y Rocío (podés leer más sobre ellas en esta nota de El Resaltador), también se recuerda a Verónica Dessio y a Marcela Crelz. La violencia contra lesbianas es producto de una sociedad que intenta adoctrinar a las cuerpas y encajarlas en el molde del «deber ser».

Entonces se hace urgente visibilizar la violencia, exigir por una reforma judicial feminista y un cambio de raíz de la policía a nivel local, provincial y nacional. Pero también se hace necesario hablar de libertades, de placer, de diversidad y de que las mujeres, chongas, lesbianas también aman a otras mujeres, chongas y lesbianas.

Es por eso que en diversos puntos de las Sierras Chicas colectivos feministas y LGBTQI+ marcharon e intervinieron las entradas de distintas ciudades.

Esta crónica la escribo desde Unquillo, que es el lugar que me cobija y desde el cual milito. En estos días Feministas Andando Sierras Chicas seguro subirá más fotos de lo que fueron las intervenciones a lo largo del corredor.

Unquillo, una potencia latente

De a poco se van organizando. Es fácil distinguirlas, porque vienen vestidas de violeta y negro. En el paisaje verde de la entrada unquillense, destacan y vibran.

Vibran más que el tránsito, que la tarde acalorada, que los gritos de los machos que pasan cerca: «vayan a laburar» (¿un domingo?), «viva el patriarcado» (¿cómo, si lo vamos a tirar?), «soy machista» (ya nos dimos cuenta).

Obviedades hechas frases de los que después, seguro, se golpean el pecho cuando les dicen «machista» a la cara. Pero son tipos anónimos que pasan de largo y que no se van a animar a bajarse de la comodidad de sus autos y sus privilegios.

Las compañeras del Nodo Unquillo de Feministas Andando Sierras Chicas, mujeres, lesbianas y de la comu LGBTQI+, ríen, siguen con la suya. En el espacio que han formado hay contención y hay verdadera manada: la que acompaña, que sana, que contiene. Los medios la pifiaron tan mal le pusieron el nombre de «manada» a los que atacan y violan, porque esos destruyen y pasan por encima de los cuerpos con total impunidad judicial.

Esos no son manada. Ni monstruos. Ni animales. Ni loquitos. Ni enfermos. Son hombres que se saben libres de hacer lo que quieren con el cuerpo de otra persona. Y son responsables de sus actos, no estaban «desahogándose», ni «bajo los efectos de tal droga», ni bajo ningún tipo de emoción violenta. Se saben impunes.

Se habla un poco de eso. De las que faltan, de las que sobrevivieron. Pero alguien levanta la mirada y dice «pero lo bueno es que acá estamos».

La entrada de Unquillo queda, en pocos minutos, con color y consignas de «Amanecer Violeta». De violeta son las flores y las guirnaldas, el color que representa al movimiento feminista, a la nueva Marea que se viene.

Después de la foto y los aplausos, de que la piel se erice y los cantos se empiecen a sentir, comienzan a caminar por San Martín hacia la sede policial principal, frente a la Municipalidad.

Las Pibas Unidas de Unquillo Militando (P.U.U.M) van adelante y marcan el ritmo. Hay un par de familias, grupos de amigas, militantes recién salidas del secundario y de las que vienen peleándola de toda la vida. Unidas.

El diálogo en la parada del colectivo interurbano

-No me molesta que marchen… Pregunto cuánto va a demorar porque voy a visitar a mi mamá. – dice una piba en la parada.

-Nada, no se va a demorar mucho porque es sólo este grupo y va a pasar rápido. Además van a dejar lugar al tránsito.

-Ah, bueno, es que no me quiero demorar -aunque detrás de la marcha no se ve ningún colectivo, la chica parece ansiosa.

-No te vas a demorar. Vas a llegar a casa. La idea es que protestemos para que dejen de matarnos y podamos volver a casa todas. -la piba mira el horizonte y busca un colectivo que todavía no viene.

El otro colectivo, el feminista, pasa por delante cantando.

«Señor, señora, no sea indiferente, nos matan a las pibas en la cara de la gente».

Que nadie diga que esto es una exageración: hace unos días Bautista Quintriqueo asesinaba en plena calle de Villa La Angostura a Guadalupe. En Córdoba Brandon Ariel López golpeó a Katherine hasta dejarla inconsciente, ella luchó tres días por su vida y falleció. En plena calle. Con total impunidad: «nos matan a las pibas en la cara de la gente».

Siempre hay alguien que dice ¿otra vez marchan? ¿Otra vez cortan el tránsito? Y no se pregunta ¿otra muerte, cuántas más? ¿Por qué siguen matándolas? ¿Qué NO hace la justicia, el estado?

Las prioridades personales son necesarias y entendibles.

Las prioridades colectivas son urgentes: la emergencia nacional, que dejen de matarnos, que visibilicen de una vez por todas el reclamo.

Menos de diez minutos después pasa el colectivo, al lado de la marcha y la chica va sentada.

El apoyo de Unquillo

Más allá de las preguntas, los comentarios y los gritos negativos de un par de personas, hubo muestras de apoyo desde las casas y desde los autos que pasaban junto a la marcha.

Se escucharon bocinazos rítmicos y gritos de apoyo de «¡Ni una Menos!» y saludos cálidos entre manifestantes y transeúntes.

Desde el pórtico de una casa, una mujer y su hija adolescente acompañaron los cantos aplaudiendo. Y entre las ventanas de un edificio bajo se vio a una mujer que levantó el puño y aplaudió. Hubo otras personas, sobre todo mujeres, que salieron a observar.

Seguridad Ciudadana acompañó cerrando la fila, para cuidar del tránsito a las personas que marchaban. Y al llegar al destino, en la explanada de la comisaría principal no había ni una sola alma. Sólo bajó una mujer policía a controlar el tránsito y pidió el nombre de alguna representante «para hacer un acta de lo sucedido, es por protocolo».

El altar

Una vela y otra y otra… unas palabras por las muertas, que se contabilizan, se vuelven números de estadísticas, pero en realidad tienen nombre. Mujeres, jóvenes, adultas, que tenían un futuro y un porvenir, madres, hijas, amigas, mujeres cis y trans, estudiantes, trabajadoras, militantes.

Las velas pasan de mano en mano y quedan depositadas en la pared baja de la comisaría de Unquillo.

Las mujeres y personas LGBTQI+ que acompañan se reúnen frente a las escaleras y se lee el siguiente texto:

Que mujeres y disidencias sean asesinades cada día en la argentina es consecuencia de una justicia patriarcal. Las cifras son escalofriantes, durante el 2020 see perpetraron 329 muertes violentas de mujeres, travestis y trans de las cuales 270 son femicidios directos y femicidios vinculados y trans y travestis.
Las estadísticas también nos muestran que en lo que va de éste año 4 de cada 5 femicidios fueron ejecutados por personal de la fuerza de seguridad y 90 % de los casos usando el arma reglamentaria.
En nuestra sociedad la policía responde al mandato patriarcal amparando conductas machistas y misóginas.
Sin embargo la policía fue creada con la función de proteger a los les las ciudadanes de los delitos , pero con el tiempo la policía tomó carácter de protección del poder político y económico y, los agentes se volvieron cuidadores de mandatos del poder patriarcal. Aun así es la unidad policial el primer contacto en busca de ayuda, porque las instituciones locales son la primera instancia a la que se puede recurrir cuando somos víctima de violencia de género e intrafamiliar .
En el momento más crítico, pueden y deben ser LA POLICIA eficaz y funcional en la PREVENCIÓN Y PROTECCIÓN de las personas en situación de violencia.
Hoy nos movilizamos y reclamamos para que estas instituciones sean: dinámicas, cercanas, accesibles, y que todo su personal esté debidamente capacitado, para estar a la altura de la emergencia que vivimos .
Es por eso que como vecines de Unquillo y parte de esta comunidad, solicitamos que se desarrollen políticas públicas locales partipativas que reconozcan, incluyan (y financien) lo que las organizaciones territoriales venimos sosteniendo con nuestras cuerpas y que se atiendan y resuelvan los siguientes aspectos:

a) Presencia permanente en nuestra Comisaría de personal femenino capacitado en perspectiva de género y en la toma de denuncias con motivo de violencia.
b) Agilización de los procedimientos de denuncia, medida de seguridad efectivas e inmediatas para les denunciantes.
c) Capacitación real y permanente en perspectiva de género para todo el personal policial, de acuerdo a lo establecido en la ley 27.499 o “Ley Micaela”; en red con las instituciones públicas y no gubernamentales idóneas en el tema.
Decidimos organizarnos y salir a reclamar para exigir la implementación de políticas públicas reales que logren erradicar la desigualdad de género y la violencia sufrida por mujeres y disidencias que vemos intensificarse cada día.
Para esto es indispensable contar con presupuesto que permita: la implementación real de la Ley 27.499 o “Ley Micaela”, incremento de los recursos humanos y capacitaciones sistemáticas y continuas del personal del estado y de las fuerzas de seguridad en perspectiva de género, brindar alojamiento y ayudas económicas a las personas en situación de violencia que lo necesiten,
Necesitamos trabajo territorial en los barrios de todas las localidad, en la forma de talleres y con el objetivo de la concientización, visibilización y finalmente erradicación de la violencia de género.
El patriarcado es violencia
Luchamos por una vida más equitativa en un mundo mas justo.

Feministas Andando Sierras Chicas

El círculo se cierra, termina el encuentro. Se despiden las amigas, las familias debaten si ir a tomar algo fresco, se agradece la grata compañía, el sentir la contención.

El 7M visibiliza en todo el país la lucha de las lesbianas, la violencia que sufren por amar, por ser, por salir del molde que el patriarcado quiere imponer. Este 7M termina con el grito que dice que el patriarcado se va a caer.

El 8 de marzo se vuelve a las calles. El 8M ya se respira.