Córdoba obrera

Trabajadoras textiles reclaman contrataciones del Estado

El martes 9 de noviembre, integrantes de cooperativas y polos textiles de la provincia de Córdoba realizaron una acción directa reclamando que se reanuden las contrataciones del gobierno provincial, suspendidas en pandemia por COVID-19. Las respuestas fueron escasas y no hay compromiso de trabajo efectivo. Las organizaciones continúan en estado de alerta.

Por Redacción La Tinta • 12/11/2021 08:00 • Tiempo estimado de lectura: 4 minutos

Hace ocho años que las cooperativas y polos textiles de Córdoba se encargan de confeccionar los kits escolares que el Estado provincial entrega en las barriadas más empobrecidas. Con mucho esfuerzo, las trabajadoras de la economía popular lograron que se las reconozca como proveedoras en la compra pública. Pese a su experiencia, su demostrada capacidad y la necesidad de que el Estado apoye los espacios cooperativos, no hay voluntad del gobierno para reanudar el trabajo.

El pasado martes, las trabajadoras nucleadas en La Poderosa, el Movimiento Teresa Rodríguez (MTR), el Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE) y el Encuentro de Organizaciones (EO) salieron a la calle. Lorena Arias es trabajadora textil de la Cooperativa Fuegor del EO. En conversación con La tinta, explicó: “Nos plantearon reuniones y luego, a minutos de realizarse, nos llamaron para cancelar. Fue una falta de respeto, así que nos organizamos para exigir nuestro trabajo, porque también tenemos necesidades y, detrás de cada trabajadora, hay una familia”.

Realizaron una concentración frente al Ministerio de Promoción de Empleo y de la Economía Familiar de la provincia de Córdoba, demandando que el Gobierno se comprometa a comprarles los kits escolares del próximo ciclo lectivo. “Debido a la pandemia, no hubo contratación con el argumento de que les niñes y adultos no asistieron a la escuela durante el 2020”, expresó Lorena.

En medio del temporal, luego de largas horas de espera, fueron recibidas por Rosalía Cáceres, Subsecretaria de Promoción de la Economía Familiar, y por Sebastián Serrano, Secretario de Gestión Administrativa del Ministerio de Desarrollo Social de la provincia, quienes se comprometieron a efectivizar la compra. Sin embargo, los funcionarios adujeron falta de presupuesto, no firmaron acuerdos ni especificaron volumen de producción, por lo que las organizaciones continúan en estado de alerta.

Además de los kits escolares, las cooperativas y polos textiles confeccionaban kits maternos, muñecos, juguetes y barbijos, producciones que hoy están suspendidas. Las trabajadoras refieren que el gobierno incumple el Programa Provincial de Fortalecimiento de la Economía Popular, que prevé que hasta el 5% de las compras que se efectúan desde la provincia debe ser a espacios de la economía popular. “Sabemos que compran producciones textiles, ¿a quien le está comprando el Estado si no es a las cooperativas?”, se pregunta Noelia Farías, integrante de la Cooperativa Fuegor del EO y explica que, pese a las promesas del Gobierno provincial, no hay respuestas concretas. “Consideramos que el gobierno puso demasiado énfasis en su campaña y está dejando a las trabajadoras de lado”, señala.

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(Imagen: Colectivo Manifiesto)

Estos espacios de trabajo, en el marco de las organizaciones sociales, nacieron ante la necesidad de crear sus propias fuentes laborales, haciendo frente a la desocupación y a las malas condiciones del sector. En Córdoba, como en todo el país, se multiplicaron estas experiencias abriéndose paso en un mercado laboral históricamente precarizado. 

La pandemia de COVID-19 impactó negativamente sobre les trabajadores, particularmente de la economía popular y de las identidades feminizadas. En estas cooperativas y polos textiles trabajan unas 600 personas, la gran mayoría mujeres, sostenes de hogar, de barrios populares. Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), en el 2020, la tasa de desocupación de las mujeres llegó al 22,2%, registrando este año una contundente salida de mujeres de la fuerza laboral por tener que atender las demandas de cuidados en sus hogares, que no retomaron la búsqueda de empleo. En este marco, los espacios de trabajo cooperativos y autogestivos de mujeres e identidades disidentes adquieren especial relevancia.

“Les trabajadores de la economía popular venimos muy golpeades y, en un momento donde todo está tratando de volver a la normalidad, necesitamos el reconocimiento de nuestros contratos y que continúe el trabajo que llevábamos pre-pandémico” -dice Noelia- “Lo necesitamos para poder salir adelante y que la crisis económica no nos afecte más y no nos haga ser cada vez más pobres y estar en una situación cada vez peor”.

Sin un real compromiso del Estado, el sostenimiento de las cooperativas y polos textiles se vuelve aún más complejo. “La crisis ha hecho que las marcas aumenten su precio al público, pero que no aumenten el costo de la mano de obra”, explica Noelia. “Las trabajadoras somos invisibilizadas, no se ve nuestra condición. Necesitamos que se escuche y se genere una real conciencia de que somos nosotras las que cosemos la ropa que usan las personas”, concluye.