Política y Economía
Ediciones de la Terraza: diez años de libros que hacen bien
Barbi Couto, Mauricio Micheloud y Vanina Boco son el equipo de Ediciones de la Terraza. Desde hace una década (y un pilín más), la editorial cordobesa basa su trabajo -y su sostenimiento- en lo colectivo y publica libros con licencias “más libres”. La potencia de la ilustración, el diseño y las palabras con el foco puesto en el acceso a la cultura, el derecho a la información y a la lectura. En esta nota, le hicimos unas preguntas para conocer más y desearle feliz aniversario a una de las editoriales más queridas de esta provincia.
Por Redacción La Tinta • 28/02/2023 12:39 • Tiempo estimado de lectura: 6 minutos
2012. “Temblor y otros relatos”, escrito por Fabricio Esperanza e ilustrado por Mauricio Micheloud, sale a la luz. A partir de ahí, los ejemplares de Ediciones de la Terraza empezaron a estar -y ser- en ferias, encuentros y librerías de esta Córdoba casi nunca fácil para el mundo editorial.
“Los tres somos comunicadores sociales que, hace muchos años, nos juntamos a trabajar en otros proyectos relacionados al diseño y la comunicación. Varios de esos proyectos eran libros que nos encargaban instituciones o autores, y así nació la idea de empezar a trabajar en proyectos propios”, me cuentan y agregan: “Pensamos en el formato libro porque es algo que nos apasiona a los tres desde chicos y podíamos unir esos lenguajes que veníamos desarrollando y que nos parece que tienen una gran potencia: la ilustración, el diseño y las palabras”.
—¿Por qué eligen y creen en la licencia Creative Commons y en esto de la cultura colaborativa?
—Cuando empezamos a definir la editorial, fuimos armando nuestros lineamientos, nuestra identidad. Allí surgió la certeza de que todos los libros serían ilustrados, que queríamos ir explorando formatos diversos, trabajar colectivamente en la publicación de nuestros libros -y nos encontramos con el financiamiento colectivo como herramienta- y también que publicaríamos siempre con licencias “más libres”.
Siempre nos interesó el acceso a la cultura, el derecho a la información (en comunicación) y, en los libros en particular, el derecho a la lectura. La idea fue, desde un inicio, apostar por una democratización en el acceso a los libros, que los libros, además de estar en formato físico, estén en digital en nuestra web con un permiso para que se puedan descargar y compartir, siempre mencionando a los autores y a la editorial.
Consideramos que esto nos ha abierto muchas puertas: hay librerías y bibliotecas que conocieron nuestros libros antes de tener contacto con el libro en papel, habilitó para que nos convoquen para participar de ferias, a dictar talleres, tanto a nosotros como a los autores y autoras, permite que quienes se interesen por nuestros libros puedan leerlos y, así, elegir mejor cuáles quieren tener en papel… Y, más allá de eso, creemos que habilita la lectura y eso abre puertas que nunca se sabe muy bien a dónde pueden llevarnos. Nos gusta pensar que tanto el libro papel como el digital son complementarios y ambos aportan lo suyo.
—Cumplieron una década. ¿Cómo ha sido sostener un proyecto tan generoso en tiempos complejos?
—¡Sí! Ya pasaron 10 años de aquella primera publicación y hemos (y seguimos) aprendiendo un montón del rubro editorial. Con esto, no solo nos referimos a editar, sino a aprender de logística, distribución, administración y muchos etcéteras.
Si pensamos en términos de momentos importantes, hemos vivido muchos: conocimos a muchas personas con las que nos hermanan los libros, viajamos por diferentes provincias en dos giras terraceras dando charlas, talleres y presentando nuestro catálogo, fuimos parte de la organización de encuentros y ferias, muchos de nuestros libros han tenido la suerte de ser premiados por diferentes instituciones, algunos forman parte del Plan Nacional de Lecturas del Ministerio de Educación de la Nación y de colecciones especiales que se han creado desde este ministerio, algunos de nuestros libros han viajado a lugares impensados, como “Abril y Patricio”, que llegó a la isla de Lampedusa para integrar una biblioteca a la que acceden inmigrantes, y, el año pasado, llegó hasta la Antártida…
Y todo esto (y más que no contamos porque se haría muy extenso) en contextos complejos, tal como lo dice tu pregunta. Hemos tenido que usar el ingenio y la creatividad para surfear las diferentes olas. Las más de las veces nos apoyamos en la comunidad lectora que nos acompañó a través de las campañas de financiamiento colectivo y dándonos siempre aliento y energía. Ahí encontramos siempre un sostén importante de confianza en nuestro proyecto y alegría, que tanta falta hacen.
—¿Qué se viene?
—Como el año pasado fue muy especial, ya que solo pudimos publicar un libro (“El viaje imposible”, de Ethel Batista y Cristian Turdera), debido a los procesos de compras estatales en los que estuvimos involucrados y que nos llevó todo el tiempo y la energía, este año, tenemos ganas de sacar muchos libros (bah, ¡siempre tenemos ganas de sacar muchos libros!).
En principio, tenemos un libro en imprenta que sale en los próximos días y se llama “20 motivos para despertar a una niña”, de Ana Camusso y David Wapner, que es un proyecto amplio con poemas e ilustraciones, y que invita a escuchar y crear canciones. Para el 24 de marzo, tenemos una acción muy especial, en la que estamos trabajando actualmente y nos emociona mucho poder realizarla. Se trata de la publicación del libro “Mi abuela”, de El Esperpento, que había sido publicado en digital y ahora lo llevamos al papel, en conjunto con Abuelas de Plaza de Mayo Córdoba. Una parte de la tirada la estaremos distribuyendo gratuitamente durante la marcha y otros ejemplares serán distribuidos en las “Valijas Viajeras por la Identidad” de la asociación. Luego, el libro seguirá su circuito comercial habitual.
Con eso, arrancamos el año y, después, seguiremos editando y dejando listos libros para publicar, coordinando nuestra participación en ferias, charlas y talleres. En febrero, además de participar acompañando el Gre Gre Cordobés, hermoso encuentro de teatro popular que ya lleva dos ediciones en el Teatro Griego, nos hemos tomado tiempo para trabajar internamente y planificar los proyectos a futuro, así que ya les estaremos contando más adelante.
FUENTE: La tinta. Por Soledad Sgarella. Foto: Ana Madero