Ambiente y sustentabilidad

Crisis hídrica: «Los diques son un pantano y están afectando la salud pública»

En el dique de Villa Carlos Paz, la contaminación de origen fecal aumentó un 250% desde 2017 al día de hoy. Sin embargo, el deterioro hídrico ya no es un problema exclusivo del San Roque, sino que afecta a todas las cuencas de Córdoba. Las causas son similares y la ausencia de medidas pertinentes, también. Los impactos sobre la salud pública alcanzan a las comunidades que habitan en torno a los diques y a millones de personas que se abastecen de ellos mediante el agua de red.

Por Redacción La Tinta • 23/11/2023 22:08 • Tiempo estimado de lectura: 7 minutos

“Los diques son un pantano, una cloaca a cielo abierto. Están afectando la salud pública”, sintetiza Exequiel Di Tofino, químico, docente e investigador científico independiente que estudia las cuencas de agua cordobesas desde hace más de quince años. El especialista advierte que la situación hídrica en Córdoba es crítica y ya no afecta solo al lago San Roque, sino a la mayoría de los diques provinciales. 

Desde 2007, Di Tofino realiza muestreos y análisis del estado del agua, y detalla en informes la progresiva degradación de los espejos de agua, causas, consecuencias en la salud pública y estrategias para revertir la situación. Junto a la legisladora Luciana Echevarría, el médico sanitarista Emilio Iosa, la organización Fundeps y otros actores, han presentado petitorios, recursos de amparo, denuncias penales por incumplimiento de deberes de funcionarios públicos y hasta un proyecto de ley para que la provincia y los municipios traten el tema y brinden soluciones a las comunidades afectadas. 

Según explica, a pesar de la insistencia y la evidencia, no ha habido una respuesta integral por parte de los organismos del Estado y las acciones que se implementan son escasas, inadecuadas o llegan demasiado tarde. “Se hace difícil que el ecosistema se pueda regular cuando se lo está dañando con una velocidad mucho mayor de la que le lleva alcanzar el equilibrio. Más aún, sin obras pertinentes, sistemáticas y sostenidas en el tiempo”.

La contaminación en los espejos de agua es preocupante y crece de manera acelerada, afectando la salud pública de las comunidades aledañas a las cuencas y de las que, a mayor distancia, se abastecen de ellas. El agua de red de casi cuatro millones de personas que habitan la ciudad de Córdoba proviene de los diques San Roque y Los Molinos. “Lo dice la experiencia fáctica, porque vas y lo ves, y también lo demuestran los números, la parte microbiológica, la parte analítica. Hay un negacionismo del cambio climático que es total. El cambio climático existe y los valores que se están manifestando hoy son extremos para la calidad de vida de los habitantes. Sin medidas adecuadas, no se llega a alcanzar un equilibrio orgánico e impacta directamente en la salud pública”. 

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Imagen: Exequiel Di Tofino

Los diques, verdes (y las respuestas también)

La situación de contaminación que popularizó al dique San Roque a nivel nacional ya no es exclusiva. Di Tofino explica que casi todas las cuencas de la provincia presentan las problemáticas que llevaron al lago de Villa Carlos Paz a su estado actual e incluso algunos, como el dique Los Molinos, muestran un deterioro más acelerado aún. Exequiel explica que hay cinco factores clave, comunes en casi todos los diques, que conducen a la crisis hídrica y sanitaria: déficit hídrico, colmatación, proliferación de algas, falta de tratamiento cloacal y crecimiento poblacional descontrolado.

“Para empezar, el problema del déficit hídrico, que tiene que ver con las pocas precipitaciones, la escasez de agua y la falta de forestación -en general y nativa en particular- que agrava la situación. 

Por otro lado, la falta de dragado de los diques: cuando baja el nivel del agua, se puede ver el fondo ahí nomás, no tienen profundidad. Los espejos de agua están colmatados y no se realizan obras de dragado. Hay que quitar sedimentos para aumentar la capacidad de agua de los diques, especialmente ahora con la sequía, pero son obras que no se hacen en cuencas como San Roque, Los Molinos, La Quebrada. 

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Imagen: Exequiel Di Tofino

También, la proliferación de algas que generan toxinas perjudiciales a la salud, estrechamente vinculada a que casi toda la zona serrana carece de infraestructuras de cloacas. No hay tratamiento local de aguas negras ni aguas grises. Los efluentes cloacales que aportan las localidades son significativos y favorecen notoriamente el desarrollo de algas, bacterias y, consecuentemente, una gran variedad de toxinas que están presentes casi de manera permanente en el agua. Desde hace décadas, más de veinte localidades vierten sus efluentes cloacales sin tratamiento alguno a los ríos y afluentes que alimentan al dique San Roque. La contaminación de origen fecal aumentó un 250% desde 2017 al día de hoy. En la época estival, cuando hay aumento de la temperatura y de las precipitaciones, prolifera con mayor abundancia e incluso toda la ceniza de los incendios, sedimento arrastrado por las precipitaciones a los diques, sirve de nutriente para el desarrollo de las algas y organismos. 

Por último, el crecimiento poblacional descontrolado, sin planificación, control ni infraestructura adecuada, que hace que se requiera una cantidad de agua que no alcanza, aún haciendo un uso racional de agua”, advierte el especialista.

Las toxinas, del dique a tu vaso de agua

Los impactos en la salud pública son diversos y afectan a quienes toman contacto directo con el agua contaminada, a quienes habitan en torno a los diques y a quienes se abastecen de agua extraída de estas cuencas a kilómetros de distancia. El último informe presentado detalla que el agua de red de hogares de la ciudad de Córdoba contiene el doble de concentración de microcistinas y 17 veces más toxinas que lo que establece la Organización Mundial de la Salud como aceptable para el agua de beber. Si bien se solicitó al Estado un estudio sistemático y exhaustivo del agua de canilla de la capital, no se realizó. 

“A nivel local, muchas de las toxinas que generan las algas de los diques son volátiles: están presentes en el aire, en los vapores, en el agua que se salpica, en las gotas presentes en el aire. Los habitantes que están en la periferia de los espejos de agua están expuestos a todo esto. Y exponerse de manera directa genera intoxicaciones desde leves a agudas, a corto y hasta mediano y largo plazo. Sin embargo, no es solamente la exposición local, sino la exposición indirecta: hay presencia de estas toxinas en el agua de red. Tengamos en cuenta que el 70% de la población de la ciudad de Córdoba está provista por el dique San Roque y el 30% restante por el dique Los Molinos, que está en un proceso de deterioro muchísimo más veloz y significativo de lo que le llevó deteriorarse al San Roque. Solo en la ciudad de Córdoba, estamos hablando de casi cuatro millones de habitantes expuestos a esto”, destaca el químico.

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Mientras tanto, el agua contaminada del dique San Roque es parte del curso del río Suquía que pasa por Córdoba. Todo va a parar a la laguna Mar Chiquita, declarada recientemente como Parque Nacional.

La mayoría de las investigaciones se realizan de manera independiente por grupos de especialistas preocupados por la situación, costeando reactivos y equipamiento con fondos propios y sin lograr que los organismos dispuestos a tal fin se ocupen de la problemática, aún presentando evidencia. Por la misma razón, tampoco hay una sistematicidad de información en los diagnósticos médicos, que permitiría hacer un seguimiento del impacto que el agua contaminada genera en la salud de las personas. 

FUENTE: Por Julieta Pollo para La tinta / Imagen de portada: Exequiel Di Tofino. Nota completa Aquí.