Ambiente y sustentabilidad
Pablo Riveros: «Haré todo lo posible para acercar posiciones en la agenda ambiental»
Sorpresivo salto al Gobierno provincial del ex presidente comunal de Villa Ciudad Parque, quien apuesta a achicar la brecha entre los colectivos ambientalistas y una gestión con demasiadas deudas pendientes en la materia.
Por Redacción La Luna con Gatillo • 10/01/2024 14:08 • Tiempo estimado de lectura: 7 minutos
Entusiasmado ante el nuevo desafío se lo nota a Pablo Riveros, el ex presidente comunal de Villa Ciudad Parque que, entre 2019 y 2023, encabezó una de las gestiones locales más observadas en la provincia de Córdoba, incluso con repercusión nacional en temas como la producción de cannabis y la agenda ambiental disonante con el panorama provincial. Quizás allí radica la sorpresa que causó a propios y extraños su anunciada incorporación a la gestión de Martín Llaryora, al frente de la flamante “Dirección General de Ordenamiento Territorial”, creada por decreto para depender directamente de la ministra de Ambiente, Victoria Flores.
En la hora cero del rol, Riveros señala que el desafío es acercar posiciones entre los colectivos ambientalistas y la gestión, confía en la experiencia que trae de diversas organizaciones sociales y en el Estado como “un gran ordenador”, y diagnostica que “de las distintas problemáticas ambientales, muchas tienen que ver con la falta de ordenamiento territorial. Estaré sentado en cada rincón, por más alejado que parezca”, promete y se lanza de lleno a contextualizar su incorporación y cómo será su rol.
—Tras años en la gestión comunal de Villa Ciudad Parque, integrando la comisión como oposición primero, luego como presidente comunal, ¿cuál es el sentido, la idea de este salto al Gobierno provincial?
—Tuve una sola gestión como jefe comunal y fui impugnado por la jueza electoral Marta Vidal, que interpretó como un primer mandato mi rol como secretario comunal por la oposición; eso generó la imposibilidad de volver a presentarme en elecciones. Esa situación, de alguna manera, me pone en un lugar de acompañamiento de la gestión de Diego, que es el nuevo jefe comunal, pero también, con el Movimiento Verde, nosotros desde hace cuatro años tomamos la decisión de disputar gobiernos locales e institucionalidad. Entonces, este salto no es un salto al Gobierno provincial, más allá de que implica estar en el Gobierno provincial, sino que es el desafío del ordenamiento territorial que es, de alguna manera, la convocatoria que me hace el gobernador. Básicamente, significa trasladar el modelo de gestión de Villa Ciudad Parque a otras comunas y municipios.
—La gestión de Martín Llaryora recién inicia, pero ya se puede caracterizar como abierta a extrapartidarios, en el peor contexto nacional del que se tenga memoria reciente. ¿Cuál es su mirada al respecto y cómo imagina su gestión?
—La mirada del gobernador sin dudas es inclusiva de distintas miradas partidarias, el contexto es tremendo: yo lo llamo la revolución de lo injusto y va a ser bastante complicado para adelante, creo que todavía no estamos en la peor fase. Yo veo que en las dos gestiones de él, en San Francisco y Córdoba, se lo ve como una persona de gestión, con una mirada moderna de la gestión y el modelo de desarrollo. En la ciudad de Córdoba, a partir de la Cumbre de Economía Circular, ha puesto al ambiente como un hecho político de su gestión, junto a la titular del Coys en su momento. A la vez, el desafío de incorporar extrapartidarios va a hacer que tenga una gran capacidad para conducir todo ello.
—¿Su incorporación es una decisión personal o se enmarca en la estrategia política del Movimiento Verde Cordobés?
—No es una estrategia del Movimiento Verde, pero sí es una estrategia del Movimiento Verde disputar espacios institucionales. Desde el primer momento que me convocaron el gobernador y la ministra, lo primero que les dije fue que el problema socioambiental de la provincia radica en la falta de ordenamiento de los territorios y, fundamentalmente, en la falta de un ordenamiento ambiental de los territorios. Entiendo que incidió que pronto tengamos la personería jurídica del Movimiento Verde Cordobés y que él tiene que saber que nuestro espacio tiene una clara posición en defensa del ambiente, de la naturaleza y de las comunidades; eso va a ser trasladado a mi función.
—No desconoce usted que, aunque hay problemas comunes a todos los cordobeses, existen en la provincia variadas agendas ambientales. ¿Cuál será su línea de trabajo al respecto? ¿Prevé una gestión abierta al vínculo y la escucha atenta a distintos ambientalismos? ¿Cuáles?
—A mí me parece que hay una agenda ambiental y después hay distintas problemáticas ambientales, que muchas tienen que ver con la falta de ordenamiento territorial. Yo creo mucho en la comunidad organizada, la experiencia que traemos desde las organizaciones socioambientales: fui parte de Paren de Fumigar, de las UAC e integro la CODENOBA y una asociación civil defensora del ambiente; a la vez, como ex jefe comunal, entiendo el rol del Estado y creo que, cuando se trabaja en conjunto con la comunidad, se logran objetivos en común. En esa línea, nos planteamos ordenar los territorios en función de que el Estado es un ordenador político, la comunidad sea protagonista y la naturaleza, la casa común, sea el ámbito en el que se desarrolle la comunidad. Creo que hay que escuchar a todas las agendas ambientales, a todos los temas ambientales en conflicto y estaré sentado en el rincón más inhóspito de la provincia; ahí voy a estar sentado yo, a donde nadie llegó.
—En línea con lo anterior, ¿ve posibilidad de compatibilizar las luchas territoriales por el ambiente con una gestión provincial tan cuestionada en la materia? ¿Arrimar a esas partes de alguna manera?
—Quizás la palabra no es compatibilizar; sí es un desafío, me lo propongo y voy a trabajar por ello. Creo que hay luchas territoriales que son fundamentales en la defensa de la naturaleza y que las gestiones provincial y locales son fundamentales para ordenar el territorio y avanzar en normativas para el cuidado de la naturaleza y el ordenamiento y el crecimiento de las comunidades; obviamente en la zona serrana, pero también en otros lugares como el norte y el sur, por ejemplo, en el tema de los agrotóxicos. Haré todo lo posible para acercar posiciones, las asambleas son fundamentales para mantener viva la llama de la defensa de la naturaleza y la gestión para lograr objetivos y el ordenamiento.
—En campaña, campeó cierto negacionismo del cambio climático y cierto desprecio por los bienes comunes, especialmente de algunas figuras que hoy están en el Gobierno nacional. De hecho, el DNU y la Ley Ómnibus avanzan sobre estos temas. ¿Cuál es su posición al respecto y cómo convive ella con la indudable articulación que habrá que desplegar con oficinas nacionales en la materia, por un lado, y con la definición política del gobernador de habilitar el tratamiento de estos proyectos en el Congreso Nacional?
—El gobernador fue muy claro en su posición con respecto al cambio climático, lo dijo en la Cumbre Mundial de Economía Circular; hay una definición política clara en ese sentido. En el Gobierno nacional, hay un desprecio por los bienes comunes y, particularmente, en la figura de Milei y su entorno; los DNU son sumamente peligrosos para la convivencia de los seres humanos y de una serie de leyes ambientales que quieren derogar con esta Ley Ómnibus, lo que muestra un desprecio por la vida. Se metió todo junto para que no se pueda discutir por separado y eso hace que los gobernadores estén mucho más condicionados con sus representantes en las cámaras. Éticamente, son inaceptables las modificaciones de la Ley de Glaciares, del fuego, del bosque, de pesca marítima… es un combo de situaciones que generan un shock y, a la vez, algo insólito, que no tiene argumentación política ni jurídica.
FUENTE: La Luna con Gatillo. Por Adrián Camerano para La tinta / Imagen de portada: Exequiel Ayala.