Educación

La trama que sostendrá la educación pública

Por Ana Mohaded (*)

La UNC es sin duda una referencia en el país y en toda Latinoamérica. Nacida casi al unísono con la ciudad, es parte central de su andar, motor del crecimiento, del desarrollo y cuna de aportes a la vida democrática decisivas para la historia de nuestro país, como la reforma del 18 y el cordobazo como eje de la resistencia a las dictaduras.

Por su ubicación estratégica, convergen a formarse en la Docta compatriotas de norte a sur y de este a oeste, lo que genera una dinámica particular en sus aulas, en los barrios típicamente estudiantiles y en la vida cultural. La educación y sobre todo la superior, más allá incluso de las condiciones políticas que tengan, instalan una dinámica que consolida un proyecto de país económicamente sustentable, políticamente soberano y socialmente democrático.

Desde hace más de 400 años la Universidad Nacional de Córdoba sostiene su excelencia académica, científica y artística. Para los ciudadanos y ciudadanas que forman parte de esta comunidad, transitar sus aulas o vincularse con proyectos de extensión o de investigación implica transitar una experiencia de vida que transforma en términos subjetivos e identitarios.

Ser estudiante, docente, no docente o egresade de esta casa, es saberse parte de procesos de ampliación y creación de conocimientos, de investigación y extensión, de formación profesional, técnica, artística, metodológica, epistemológica y humana que enorgullece a nuestro país.

Este proyecto político intenta desprestigiar las instituciones universitarias desde un discurso altamente dogmatico, que no resiste argumentación, que sólo busca descalificar para avanzar con el desguace económico y cultural de un proyecto de país democrático y solidario. Una apuesta política de la barbarie y el sálvese quien pueda es antagónica con lo que el diálogo pedagógico y educativo produce en las personas.

Nuestra sociedad, aún con todos sus frustraciones, enojos e incertidumbres, conserva una trama de sostén comunitario, solidario, de cuidados y afectividades que seguramente no va a destruir, con la que sostendrá definitivamente la educación pública, gratuita, inclusiva y de calidad como un pilar de su existencia, para si, para nuestros hijos e hijas y para los y las habitantes de este país.

La educación publica es una garantía para proyectar un mundo donde el buen vivir sea un derecho disfrutable comunitariamente.

(*) Decana de la Facultad de Artes de la UNC