Educación

A conciencia pura

Por Alexis Oliva

Lo confieso. Soy un docente adoctrinador.

Pienso el mundo desde la historia, la política y el conflicto. Enseño la cultura, la comunicación y las artes en su contexto social.
Milito la memoria de las luchas populares y la defensa de los derechos humanos. Promuevo la conciencia y la empatía, la diversidad y la disidencia, la protesta y la solidaridad. Critico y defiendo, cuestiono y reivindico a la escuela y la educación pública, por ser territorios y derechos en permanente disputa material e ideológica. Aliento la libertad para reflexionar por uno mismo y en colectivo. No subestimo, ni desconfío, ni prejuzgo a los, las y les estudiantes de quienes tanto aprendo.

Por eso debatimos sobre el pasado, el presente y el futuro. En cualquier clase, siempre hay un tiempo para hablar de política, economía y religión, de cine, literatura y fútbol; siempre hay una ventana para abrir el aula a la realidad del mundo.

Cumplo con mi trabajo y más, exijo el rigor y estimulo la creatividad, le digo que sí a toda convocatoria que signifique sumar a la educación y la cultura, pero participo en todas las huelgas y medidas gremiales. Hago paro y movilización por salario, en reclamo de justicia por el crimen del maestro Carlos Fuentealba, víctima de la represión a una protesta docente, y por unidad con el conjunto de los trabajadores cuando hay paro general.

Si necesitan más pruebas, busquen en el libro de temas de agosto de 2017 mi clase dedicada al militante Santiago Maldonado, su lucha con el pueblo mapuche y el reclamo de su aparición con vida.

Revisen en los actos donde tuve el honor y la responsabilidad de dar el discurso. Escruten mis polémicas versiones de 25 de Mayos, 11 de Septiembres, 9 de Julios, 12 de Octubres… Examinen mis mensajes cifrados en tantos actos de colación.

Reconozco la libertad de cátedra y de opinión como un derecho democrático que debemos defender, por gratitud hacia quienes las conquistaron –muchas veces, a costa de sus vidas– y por compromiso con las generaciones futuras.

Lo confieso. Soy un docente adoctrinador. Uno entre miles.
Vengan por mí. Vengan por nosotros.