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Almafuerte: la leyenda sobre una luz y un «tesoro» cerca del balneario

En la costa norte del río Ctalamochita, hace décadas se construyó una leyenda señalando que surgía una luz, atribuida a un supuesto tesoro oculto.

La luz se atribuyó, según la creencia popular, al tesoro enterrado tras la huida del Marqués de Sobremonte hacia Córdoba.
(Imagen ilustrativa).

Por Tercer Río Noticias

A la altura del Balneario Municipal de Almafuerte, por donde pasa el río Ctalamochita (Tercero), hace décadas se construyó una leyenda en torno a una luz que se observaba en la costa norte del curso de agua: se decía que la misma se desprendía de un tesoro que había sido enterrado allí tras la huida del Marqués de Sobremonte hacia Córdoba, luego de las primeras Invasiones Inglesas en Buenos Aires. De allí surgió la leyenda almafuertense.

No fueron pocos, quienes palas en mano, cavaron para encontrar las riquezas ocultas que, supuestamente, se encontraban en el sector. Se indicaba que el representante del Reino de España cuando se produjeron las primeras invasiones inglesas en 1806, en su huida hacia Córdoba, habría pasado por ese lugar de la zona. Ello nunca fue confirmado.

Es una de las tantas leyendas que se construyeron en torno a «luces malas» aquí en la región, como en distintos lugares del país. Y, en este caso, con una luz que surgía y estaba relacionada con un supuesto «tesoro». El historiador almafuertense, Fabián Tarquini, que escribió un libro sobre precisamente estas leyendas de la zona, recuerda que hasta mediados de los setenta se hablaba de esa luz y del hipotético tesoro oculto en el sitio.

«Era chico, pero recuerdo perfectamente cuando nuestros mayores hablaban de la luz y del tesoro. Hasta se preparaban excursiones hacia el lugar, siempre con los consejos de algún sacerdote, por lo que se decía podía ser alguna alma en pena. Era llegar y no solo ponerse a cavar, sino que ello llevaba todo lo previo», recuerda el historiador almafuertense. 

Explica que el lugar en donde se decía que surgía la luz, era a la altura del denominado «Bajo Carranza», un paso por el río que se encontraba hacia el oeste del actual balneario de Almafuerte. «Aquella luz, según contaban, se observaba en la costa norte del río», indica. Ese paso para sortear el curso de agua, no era sencillo cuando venía crecido, pero con la bajante se podía cruzar en caballo», indica quien investigó y escribió diferentes libros.

Fabián, recuerda que esa, como muchas leyendas, no sólo de la zona, sino del país, se fueron perdiendo con el paso de los años. «Esta es una más de tantas», indica. Amplía que se originó a mediados del siglo 19 y se mantuvo con las décadas, como está señalado, aproximadamente hasta los setenta del siglo 20, cuando todavía se hablaba de la misma.

Inclusive, sobre la extraña luz que se desplazaba en la costa norte del río, rescata la existencia de un escrito de Justiniano Carranza, uno de los antiguos habitantes de la región. «Uno era muy chico y escuchar a nuestros mayores hablar de esa luz y del supuesto tesoro, era realmente apasionante, llamativo», rememora. «Es de hace años, pero sí se puede decir que fueron al lugar a buscarlo; que lo encontraran es otra cosa», dice y sonríe.

Rescata la leyenda, como lo hizo con tantas otras, llevándolas a un libro, que mostraba, además, como era todo entonces. «Se hablaba de ello en los fogones, por la noche», grafica.

La fuga del Virrey

Corría 1806 cuando se produjeron las primeras invasiones inglesas. Restaban algunos años para la Revolución de Mayo. En ese momento la que sería la Argentina y otros territorios vecinos estaban bajo el dominio de la Corona Española en el Virreinato del Río de la Plata. En el sitio La Pulpería Quilapán, se indica que a Sobremonte ante la presencia de la flota inglesa, fue Santiago de Liniers quien le informó y este escapó hacia Córdoba.

Claro que no escaparía solo, sino llevándose el tesoro Real. Nada valiente, se dice, dejó la defensa de Buenos Aires a cargo de Liniers y de quienes vivían allí, que reconquistaron la ciudad. Para muchos, Sobremonte, que imponía la autoridad de un rey tras la conquista de una tierra que, además, no le pertenecía, careció de valentía, y emprendió su fuga hacia la ciudad mediterránea, en donde todavía se le suelen rendir muchos homenajes.

En concreto, el presuroso virrey escapó con el Tesoro de la Corona. En la web citada previamente, se indica que se detuvo en Luján, en donde también, se apunta, habría ocultado una parte del mismo. Los ingleses que le venían pisando los talones se hicieron de la mentada fortuna y la enviaron finalmente a Londres en Inglaterra.

Entre 1783 y 1797 Sobremonte ejerció el cargo de primer gobernador intendente de Córdoba del Tucumán. Allí está la casona, hoy museo, a la que escapó en 1806. 

(…) Huyó y trató de salvar los caudales públicos, pero estos serían finalmente capturados por los británicos. Dentro del mítico baúl podían contarse 1.291.323 pesos plata. Parte del botín se repartió entre la tropa. A los jefes de la expedición William Carr Beresford y Home Riggs Popham le correspondieron respectivamente 24.000 y 7.000 libras, el resto, más de un millón, fue embarcado hacia Londres, señala el sitio El Historiador.

El Historiador, rescata lo señalado por el militar inglésGillespie sobre lo que sucedía cuando se produjo la invasión en 1806. El mismo recordaba que en la fonda de «Los Tres Reyes» ingleses y españoles cenaban en lugares separados y una hermosa joven que servía a los dos grupos, miró fijamente a los españoles diciéndoles en un tono claro para que todos la oyeran: «desearía, caballeros, que nos hubiesen informado más pronto de sus cobardes intenciones de rendir Buenos Aires, pues apostaría mi vida que, de haberlo sabido, las mujeres nos habríamos levantado unánimemente y rechazado a los ingleses a pedradas».

El dato no menor, es que Alexander Gillespie, fue uno de los ingleses que tras fracasar la invasión, con otros, como prisionero, fue trasladado por el río Ctalamochita (Tercero) hasta San Ignacio en Calamuchita. Ya en Europa, escribiría un libro titulado «Buenos Aires y el Interior». En el mismo menciona sitios de la región como «Capilla de Rodríguez», actual Villa Ascasubi, o El Salto Norte, oculto bajo el lago Piedras Moras. En concreto, Gillespie pasó por el lugar en donde se indicaba que surgía aquella misteriosa luz y estaba el tesoro.

Sin tesoro y con la «luz mala»

Nadie conoce si Sobremonte pudo haber pasado por el lugar, tampoco si alguien escondió, enterrándolo, algo en el sitio, como tampoco si efectivamente surgía la misteriosa luz que se desplazaba sobre la costa norte del río. De lo que sí existen certezas, es que por el lugar, transitaron Gillespie y otros militares ingleses, cuando eran llevados como prisioneros por los españoles hacia San Ignacio, en Calamuchita. De hecho, lo reflejó en un libro.

La leyenda quedó como eso: una leyenda, que inclusive también se perdió con el tiempo en los pasillos del olvido. Tal vez nunca existió un tesoro oculto y nadie conoce muy bien si aquella extraña luz apareció, lo que no sería inusual, considerando que se trata de uno de los mitos más famosos en esta parte del continente, como la Argentina, entre otros países. 

Desde la ciencia, se indica como explicación que la conocida como «luz mala» tiene su origen en el fenómeno denominado «fuego fatuo». Se trata una fosforescencia producida por la descomposición de materias orgánicas sobre el suelo o enterradas a poca profundidad.

El supuesto «tesoro», nada señala que haya aparecido. Y la luz se apagaría con los años.

Fuente: https://3rionoticias.com/