Maradona, cuando era El Pelusa

“Con Diego era un afano”

Por Diego Barrionuevo • 28/01/2021 14:00 • Tiempo estimado de lectura: 7 minutos

Hubo un tiempo de tv en blanco y negro, pero de sueños en colores. Los primeros años públicos de Maradona. Con sus jóvenes 20 años, Eduardo Beaulieu jugó en Argentinos y compartió plantel con el Diez.

Antes de ser mito viviente, fue el Pibe de Oro de la Paternal. El artista dibujaba y creaba en un tiempo donde el fútbol se escuchaba por radio y se leía en El Gráfico. “Dicen que hay un pibe que es mejor que Pelé”. Era Diego Maradona, cuando todavía era el Pelusa.

En estas entregas recorreremos sus primeros años en primera división del fútbol argentino visto con los ojos de cuatro jugadores cordobeses que entrenaron, compartieron concentración, anécdotas e  historias con el astro antes de irse a Europa.

2º entrega: Eduardo Beaulieu

“En el año 79 tuve la posibilidad de tener una prueba en Argentinos Juniors y me tocó marcar a Maradona. Yo estaba nervioso, pero le pude pegar algunas pataditas a Diego, se ve que al técnico le gusto y me dejó en el plantel”.

Para un pibe de 19 años que iba a entrenar en bicicleta a Escuela Presidente Roca era la posibilidad de su vida y Eduardo Beaulieu no la desaprovechó. En diciembre del 79 fue a la prueba al complejo que tenía el Sindicato de Luz y Fuerza, volvió a jugar el cuadrangular final de la primera B de la liga Cordobesa y partió a Buenos Aires para jugar el metropolitano con los bichitos colorados.

Eduardo Beaulieu nació el 17 de febrero de 1960. En el año 77 debutó en la primera de Escuela Presidente Roca. Era la época de oro del fútbol de Córdoba, de las participaciones exitosas de los clubes cordobeses en los nacionales, estadios llenos y  jugadores de calidad en todas las categorías de la Liga. En ese contexto un joven defensor central de la primera B cordobesa pronto tendría su chance.

Las Topper blanca y las pataditas a Diego

El empresario cuartetero y presidente de Escuela, Emeterio Farías, lo llama a Eduardo. Con el empresario y dirigente de Instituto, Santiago Semino, habían conseguido una prueba en el club Argentinos Juniors.

“Yo en Escuela iba a entrenar en bicicleta. tenía un par de botines, pero andaba flojo de zapatillas. Entonces le pido a Emeterio unas Topper blancas que estaban de moda en ese momento”, recuerda Eduardo y continúa: “armo el bolso y me voy con las zapatillas”. Argentinos practicaba en el Complejo del Sindicato de Luz y Fuerza en Moreno. Allí llegó Beaulieu. “Yo era muy tímido, no hablaba con nadie. Me dicen prepararse para la práctica y yo no tenía los botines así que jugué con las Topper”.

Además de la dificultad de las zapatillas tenis, tenía otra dificultad: marcar a Maradona. “el técnico de Argentinos (MIguel Ángel López) ponía a Maradona de nueve, así que yo lo tenía que marcar. Al principio no me movía porque tenía miedo de resbalar, después me animé y le tiré algunas pataditas a Maradona. Se ve que el Zurdo López vio eso como un gesto de personalidad y me dijo que quedaba en el club”. Así el pibe de barrio Colon tenía la chance de jugar en primera división.

Comenzó viendo los primeros partidos desde la tribuna, en la quinta fecha va al banco contra Colón y en la siguiente debuta contra Estudiantes de la Plata de visitante. “Cuando íbamos en el colectivo, yo estaba sentado detrás de Diego, en un momento se levanta y me encara, pone su mano en mi pecho y me dice: cordobés, ese corazón es una Ferrari, me moría de los nervios”.

La convivencia con Diego

“Era humilde y generoso”, lo recuerda Eduardo. Prácticas, viajes y concentraciones se hicieron habitual en ese último año de Maradona en Argentinos. “Ese año fue el mejor de Diego y yo tuve la suerte de estar ahí”. Eduardo recuerda que a Pelusa le gustaba dormir hasta el mediodía. “Pedía que no lo despertarán. Si se levantaba de buen humor ganaba sólo el partido”. En el año 80 Argentinos salió subcampeón detrás de River y Maradona volvió a salir goleador. En el Nacional a Argentinos le fue mejor aún, pero nuevamente sus responsabilidades con la selección impidieron al equipo de la Paternal luchar por el título.

Eduardo Beaulieu – cordobés o francés para Diego- recuerda especialmente dos partidos de Maradona. “Contra River Diego juega un partido loco, primero el Pato le ataja un penal, así que la hinchada de River lo empieza a cargar. Pero después le hace dos goles, uno es espectacular pasa a media defensa y deja desparramado por el piso al Pato, un golazo. Ese día hizo los dos goles y Argentinos ganó en el Monumental.” Después de ese partido, Maradona se volvió una obsesión para el presidente de River, Aragón Cabrera. Por todos los medios buscó llevarlo a Nuñez. Por aquellos años, Diego, entre otros futbolistas, no podían ser vendidos al exterior, por lo que su compra podría ser desembolsada  por los dos clubes más grandes.

Desparramando a Fillol y a la defensa de River

El otro partido que recuerda es con Talleres en la Paternal. “Ese día Diego hace un golazo, se va por la derecha, deja en el camino a Oviedo, le sale el arquero Quiroga, lo pasa, pero queda sin ángulo por la punta, le queda para la derecha, pero él nunca la usaba ¡era más zurdo! sin ángulo le sale de nuevo al cruce el arquero, nuevol enganche con la zurda y sobre la línea de cal le pega cerrado y la pelota pasa entre Galvan y Oviedo que cubrían el arco”.

Los dólares y el televisor a color.

Cuando firmó con Argentinos, justo salía de gira. Era Maradona, detrás el equipo. La gira comenzaba en Bolivia, pasaba por Colombia y llegaba a Méjico. “Era impresionante, porque cobramos en dólares, yo nunca lo había visto, hasta hace un mes entrenaba en Escuela y ahora viví eso”.

Pero entre las anécdotas, no puede dejar de recordar cuando Maradona llevó a Argentinos a Brasil a jugar contra Gremio. “Recién en Argentina salía el televisor a color, nadie lo tenía todavía. El va a una casa de electrodomésticos y compra treinta televisores, para cada uno de sus parientes y amigos; al regreso nos dice: ‘elijan uno cada uno’, fue mi primer televisor a color”.  Eduardo Beaulieu recuerda cada anécdota y vuelve a un tiempo entre mágico y mitológico.

El Diego y Galvan disputando la pelota en un Chateau lleno.

Testigo privilegiado del partido de dos camisetas.

El 20 de febrero de 1980 es testigo de los últimos minutos de Diego en Argentinos y los primeros en Boca. “Una semana antes jugábamos en los torneos de verano. Ese día nos anuncia que lo habían vendido a Boca. Nos comienza a saludar a cada uno y se emociona, llora un poco”.

Diego es presentado en Boca ante un estadio repleto. Comienza jugando para Argentinos. A los 19 minutos es reemplazado por el Loco Salinas, uno de los cinco jugadores de Boca que pasaron al Bicho en parte de pago. “Ese día estábamos concentrados y lo vinieron a buscar a Diego para llevarlo a La Candela a entrenar con Boca. A la noche se cambia con nosotros. Él estaba con una contractura, pero juega igual. Cuando lo reemplazan ya no lo vemos, se fue al vestuario de Boca. Al otro día lo fuimos a visitar a la concentración en el partido previo a su debut con Talleres”.

Diego dejaba atrás su pasó por Argentinos Juniors. Un estadio que regresaría recién el 11 de diciembre del 2019. Fue su época dorada, de pocos registros audiovisuales, lo que aumenta, pero no mucho, su mito.

Imprevisible y mágico, Diego Armando Maradona, el pelusa de la Paternal tuvo otro testigo cordobés.