Política y Economía

Épica generacional en un fenómeno barrial

Por Sergio Tagle

“Los invito (…) a ser una nueva generación de Mayo que haga tronar el ruido de rotas cadenas”, dijo Javier Milei en Córdoba. El desfasaje entre enunciaciones épicas, por un lado; enunciados vacuos y realidades inexistentes por el otro, ya es una rutina de sus intervenciones públicas. 

El contraste fue particularmente notorio en un acto donde solo un generoso voluntarismo oficialista puede encontrar sustancia en el discurso que pronunció. Además, la asistencia fue propia de un “fenómeno barrial”, ese que el presidente se jacta de no ser.

La plaza quedó grande

Un acto o espectáculo más o menos convocante organizado por la Municipalidad logra llenar de público a la Plaza San Martín. El presidente no. Y la cantidad de gente que ayer estuvo ahí es una gota en comparación con el mar que protagonizó, también en Córdoba, la Marcha en defensa de la Universidad Pública. Si de generaciones políticas se trata, la de Milei corre el riesgo de la fugacidad que, claro, no tuvo aquella que invoca: la de Mayo de 1810. La movilización más multitudinaria desde 1983 puede que haya sido más que una trinchera humana ante el avance a sangre y fuego de los enemigos de la ciencia, el arte, la cultura, la universidad y la educación pública. Quizás, todavía invisible, allí anide el germen de una nueva generación política, que envejezca prematuramente a la liberal libertaria que -efectivamente- es hoy la hegemónica.

Milei en Plaza San Martín – Gentileza El Resaltador

La anterior fue la kirchnerista. El macrismo no conformó generación. Y una nueva, casi por definición, no podría venir del pasado. No podría ser, por ejemplo, la generación kirchnerista cantando una nueva canción, como quieren las buenas intenciones de Axel Kicillof. En cambio, encontramos un indicio en un discurso que pronunció una estudiante del Colegio Carlos Pellegrini de Buenos Aires. Fue en una Asamblea realizada en la Facultad de Sociales de la UBA que convocó a una movilización masiva para cuando el Senado trate la Ley Bases. La joven habló en primera persona del plural, dijo que nacieron entre 2006 y 2011, que no vivieron ningún gobierno que tenga como prioridad sus derechos, y lo hizo explícitamente en nombre de una generación que descree de la política. No como parte del segmento etario del bloque social, cultural y político que alumbró a Milei, sino como expresión de otro que está adelante en el tiempo. Es decir, en estado de potencial germinación. Lo que importa a los efectos de lo que queremos decir es que ese escepticismo respecto de la política tuvo un quiebre, según dijo, el 23 de abril, con la marcha en defensa de la Universidad pública.

De generaciones

No se ve en el paisaje social del presente la inminente emergencia de una nueva generación política. Sólo el indicio en el que se basa el argumento de estas líneas. Es al menos probable un nuevo descreimiento en todas las fuerzas políticas actuales, incluyendo a la Libertad Avanza y su presidente. En este sentido, Milei podría ser devorado por la furia anti casta que desató.

Una generación que sintió que algo políticamente importante ocurrió en la Marcha en defensa de la Universidad Pública podrá (o no) tener continuidad en otros hechos de discrepancia social de masas. Si los índices socio económicos producidos por el gobierno nacional continúan transitando la actual inercia descendente, puede que la nueva “generación de mayo” no sea la liberal libertaria, acaso efectivamente solo un fenómeno barrial. Quizás el oficialismo político y cultural no advierta que -como dice el título de una novela de Andrés Rivera- tiene al verdugo en el umbral: otra generación verdaderamente nueva, que rompa y traspase los horizontes sociales conocidos hasta el presente.  

DE GENERACIONES

Puede asomar (y somos redundantes en el carácter indiciario de estas inferencias) una nueva generación política que -en términos generales- puede ser definida como un grupo amplio de personas que comparte un diagnóstico crítico sobre su presente. Y que discute, elabora alternativas políticas para superarlo. Pero las respuestas que den al presente que critican deben ser respuestas diferentes a las objeciones que presenta “la oposición hegemónica a lo hegemónico”. Hoy, entonces, debieran ser diferentes al kirchnerismo y antagónicas al mileísmo.  

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No se ve en el paisaje social del presente la inminente emergencia de una nueva generación política. Sólo el indicio en el que se basa el argumento de estas líneas. Es al menos probable un nuevo descreimiento en todas las fuerzas políticas actuales, incluyendo a la Libertad Avanza y su presidente. En este sentido, Milei podría ser devorado por la furia anti casta que desató.

Una generación que sintió que algo políticamente importante ocurrió en la Marcha en defensa de la Universidad Pública podrá (o no) tener continuidad en otros hechos de discrepancia social de masas. Si los índices socio económicos producidos por el gobierno nacional continúan transitando la actual inercia descendente, puede que la nueva “generación de mayo” no sea la liberal libertaria, acaso efectivamente solo un fenómeno barrial. Quizás el oficialismo político y cultural no advierta que -como dice el título de una novela de Andrés Rivera- tiene al verdugo en el umbral: otra generación verdaderamente nueva, que rompa y traspase los horizontes sociales conocidos hasta el presente.