Política y Economía

“Hablen de las cosas que le importan a la gente”

En su discurso del sábado, la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner llamó al orden a los sectores internos del peronismo que, de manera explícita o solapada, se encuentran en una interna cada vez más virulenta.

Cuando se anunció que estaría presente en la inauguración del Microestadio Presidente Néstor Kirchner de Quilmes, las especulaciones coincidieron en la presunción sobre las referencias a la interna del peronismo.

En primera fila se ubicó la totalidad de quienes son protagonistas de esa velada disputa por sintetizar y expresar las voluntades opositoras desde el peronismo “nacional y popular”. Axel Kicilof, Verónica Magario, Máximo Kirchner, Andrés “Cuervo” Larroque, Fernando Espinoza, Gabriel Katopodis, Wado De Pedro y sigue la lista. Desde el palco, una exultante Mayra Mendoza ejercía su rol de anfitriona como intendenta de Quilmes.

Cristina Fernández y Mayra Mendoza, intendenta de Quilmes

El antagonista fue el presidente Javier Milei

La ex presidenta eligió salir al cruce del gobierno del presidente Milei y empezó diciendo:

“Escuché al presidente en una cadena nacional y me decidí a venir acá a reflexionar sobre este particular momento que vive la Argentina y esto que denominé experimento anarco-capitalista y el inútil sacrificio al que está siendo sometido nuestro pueblo.”

“Hay 2.308 obras públicas suspendidas en el país, 119 obras paralizadas en distintas universidades nacionales de todo el país… siento como si estuviéramos en el juego de la oca y hubiéramos retrocedido al lugar de partida.»

A partir de allí puso el foco en evidenciar la falsedad del superávit anunciado con bombos y platillos por el presidente en su cadena nacional. Recorrió el listado de las cuentas por pagar del Estado para demostrar la falacia del logro anunciado. La falta de pago a Camesa, la suspensión de la obra pública, el no giro de los fondos a las provincias, el congelamiento a las universidades. “Es como que vos en tu casa, después de no haber pagado la luz, el gas, el agua, las expensas, el alquiler, la señora que trabaja y la niñera dijeras tengo un superávit. No hermano, no tenés superávit, no es cierto”. Se explayó sobre el tema diciendo que sólo 3 países en el mundo tienen superávit fiscal, Dinamarca, Noruega y Australia y que EEUU es el país con mayor déficit del mundo.

Siguió la confrontación con el discurso presidencial apuntando a la legitimidad que dan los votos “podés haber sacado el 60 % de los votos, pero si al gobernar la gente se caga de hambre de qué sirve?”.

Luego de un detallado repaso por los logros del período 2003-2015 afirmo que con una economía extractivista como la que defiende Milei volverá la desocupación a la Argentina.

El Estado como garantía de vínculos armoniosos

Reivindicó el rol del Estado frente a la actividad empresaria que sólo busca la rentabilidad “y esto no los convierte en mala gente a los empresarios” pero, afirmó que la política y el Estado deben tener un rol que garantice un vínculo de armonía.

Continuando con sus referencias al sector empresario, reclamó que las grandes empresas dejen de recibir exenciones impositivas que son presentadas como estímulo para la actividad. Mencionó a Mercado Libre y denunció que con los U$D 103 millones anuales de beneficio fiscal que tiene, se puede cubrir el presupuesto de todas las universidades nacionales y los hospitales.

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En su capítulo sobre el costo de la energía domiciliaria hizo un raconto sobre la evolución del modelo de generación y distribución en el país. Mostró gráficos con los números que expresan la irracionalidad en la relación rentabilidad-precio abonado. Y sobre eso sentenció: “Cuando cobrás los precios que cobrás por la energía con una demanda cautiva y en servicios públicos esenciales eso no es mercado, es ausencia del Estado”.

A los propios

A lo largo de su discurso de poco más de una hora, fue sentenciando que de estos temas tenían que hablar dirigentes y militantes. “Hay que estudiar, hay que formarse, hay que salir a discutir estas cosas, no pelotudeces. Hay que discutir cómo se le cambia la vida a la gente. Están discutiendo cómo le cambia la vida a los dirigentes…”. Y volviendo sobre una metáfora utilizada hace ya un tiempo dijo “El bastón de mariscal no era para pegarle en la cabeza al compañero, era para salir a la calle y denunciar todo esto, explicarle todo esto a la sociedad”.

Mencionó a Máximo Kirchner más en el rol del hijo que cuestiona a su madre que en el de aspirante al liderazgo. A pocos metros, sentado en la misma fila, el gobernador del principal distrito electoral del país, se quedó esperando una mención que nunca llegó.

Cristina tuvo todo el tiempo al presidente Milei como antagonista en su discurso, pero en cada transición de un tema a otro se dirigió a los propios, «hablen de las cosas que le importan a la gente», les dijo a quienes protagonizan una interna que escala en un escenario político demasiado complejo.