Política y Economía

Inflación: acuerdos infructíferos y vulnerados

Por Facundo Piai • 21/04/2021 08:00 • Tiempo estimado de lectura: 5 minutos

¿A qué obedecen los precios desbocados del primer trimestre del año?

La inflación oficial de marzo dada a conocer la semana pasada dejó mucha tela para cortar. Los casi cinco puntos de aumentos evidencian un repunte, mientras que el 12,4% de subas trimestrales pone en duda la meta inflacionario del 2021. En efecto, las subas constantes continúan siendo un problema para la economía del país. Si bien pocos países de la región y el mundo tienen precios tan elevados, la suba del precio internacional de las materias primas encareció los alimentos en el mundo.

Por caso, en Brasil, donde superaron hace décadas los problemas inflacionarios, tuvieron un 2020 en donde los precios experimentaron un pico alcista. Los 5 puntos de subas del año pasado, significó la inflación más alta desde el 2016, según estimaciones oficiales de nuestro principal socio comercial. Los aumentos de los alimentos explicaron estas subas. La devaluación del real brasilero, pico de demanda de comida  por la incertidumbre pandemica y el alza internacional de los alimentos hicieron lo suyo. Hay productos que llegaron a subir más del 100%, como el aceite de soja. Sin embargo, durante este trimestre, el mismo aceite, como así también el arroz, cereales y legumbres que habían subido fuertemente 2020 ya acumulan bajas. Contrariamente, en Argentina los alimentos aún no recortan su carrera alcista.

¿Por qué marzo registró subas similares a las de los peores meses de la gestión Cambiemos; signados por megadevaluaciones, crisis de deuda y total incertidumbre? Esta es la pregunta del millón, teniendo en cuenta que el gobierno actual fue ordenando algunas variables que inciden en los precios y las expectativas. En ese sentido, logró recortar la brecha entre la cotización oficial del dólar y la de las versiones paralelas, desalentando expectativas devaluatorias. En el mismo sentido, la liquidación de los agrodólares se mantiene elevada y esto le permite al BCRA administrar el tipo de cambio. Las paritarias cierran en torno a la meta inflacionaria que propuso el gobierno. Por otro lado, hay acuerdos con los diferentes eslabones de la cadena de valor para fijar topes máximos al valor de los alimentos…

Pese a todo, el rubro alimentos y bebidas es el que más incidencia tiene en las subas del primer trimestre del año. En marzo, si bien los alimentos frescos subieron más que los envasados,  los precios de los alimentos regulados aumentaron en promedio casi a la par que la inflación general. Lo cual evidencia que los acuerdos de precios no están teniendo los efectos que se pretendía. Puesto que no están actuando como un ancla que fije el precio de la canasta alimentaria de los argentinos. Más allá del efecto que las microdevaluaicones tienen en los precios de la economía y en cuánto puede encarecer un producto las subas de las naftas, se advierten maniobras especulativas de parte de la industria alimenticia.

Diferentes supermercadistas que prefieren mantener el anonimato revelaron a quien suscribe que “muchas empresas líderes” escapan al control de precios con diversas artimañas. Si bien la Secretaría de Comercio Interior imputó a Bagley, Mondeléz y PepsiCo por esquivar el acuerdo de precios, advertimos que las irregularidades son varias. Enlatados, lácteos, dulce de leche y aderezos que figuran dentro del acuerdo Precios Máximos se encuentran hasta 35% arriba de lo acordado en las góndolas. Mientras que, por otro lado, también hay faltante de stock de diferentes productos que están dentro del acuerdo. Vale aclarar que no todas las marcas comercializan por arriba de lo convenido. Muchas se mantienen dentro de los precios fijados o en torno al precio máximo.

 Si comparamos los precios de referencia acordados por el Gobierno con los catálogos de los principales supermercados advertimos que las estrategias usadas por la industria para saltar los topes son varias. Desde cambiar el packaging y la presentación, haciéndolo pasar por otro producto; inscripciones nuevas del tipo “sin TACC”, “libre de gluten” o “producto vegano”; hasta modificar mínimamente el peso neto del alimento envasado; o solo rotulado de otro modo al que figura en la lista del programa. Así cambian el código de barra del alimento y escapan al control.

Las mayores brechas entre la lista del Gobierno y los catálogos de los supermercados se advierten en marcas de grandes capitales del sector alimentario. Se trata de empresas nucleadas en la federación COPAL, que en algunos rubros concentra la producción de alimentos. Algunas de las empresas más poderosas que la conforman son: Arcor, Molinos, Kraft Food, Nestlé, Pepsi, Unilever y La Serenísima. En los rubros donde hay menos concentración y el mercado está repartido entre más y distintos oferentes hay mayor acatamiento al acuerdo.

Sin embargo, no todos los supermercadistas tienen la misma visión sobre los programas en cuestión. Por caso, Víctor Fera, quien se desempeña en la producción y también en la comercialización de los alimentos, critica el acuerdo de precios. El empresario al mando de Marolio y la cadena Maxiconsumos no desconoce las prácticas “irregulares” en la industria, pero sostiene que no se pueden congelar los precios cuando las devaluaciones son constantes. Quien también es dueño de la marca Molto aclaró que cuando empezó el programa “era lógico” congelar por 90 días. Pero cuando se extiende durante un año y los precios de la industria se modifican, es “imposible” mantener, explicó a este medio. Por eso, cuando “saltan el control” buscan saltarlo “bien alto”.

A la espera de que la Secretaría revea sus estrategias, Fera aguarda que el cese del ritmo de las microdevaluaicones tenga su efecto en los alimentos, puesto que sostiene que la suba de los commodities ya se trasladó completamente a la góndola.