Sociedad

La burocracia y el límite a los derechos

Anabel Rutili, usuaria del transporte público, denuncia que la empresa Intercórdoba le negó el acceso gratuito a un viaje, aunque cuenta con el Carnet Único de Discapacidad (CUD).

Por Clara Angeletti

Por Redacción La Unión Regional • 31/03/2022 00:05 • Tiempo estimado de lectura: 3 minutos

Desde Intercórdoba se comprometieron a contactarse con La Unión Regional, pero nunca lo hicieron. Fotografía gentileza a quien corresponda.

Es de noche y Anabel (33), quien padece problemas de visión congénitos, quiere volver a su hogar. Aunque se encuentra en Río Ceballos y debe trasladarse dentro de la ciudad, la poca frecuencia entre los colectivos urbanos, la obligan a esperar un interurbano de la línea Intercórdoba.

Luego de media hora, avizora el coche y se prepara para ascender, con su CUD en la mano. Este, que posee desde 2020, le permite el pase libre e irrestricto en cualquier medio de movilidad terrestre que opere bajo control del estado provincial.

Así lo establece desde diciembre de 2007 la Ley 9440 que, incluso, hace extensivo el beneficio a un acompañante en caso de necesidad documentada. No obstante, el chófer le veta la gratuidad del pasaje, alegando que “ya había una persona con el pase” –contó la damnificada-, aunque en ningún momento la normativa establece cupos.

“Me dice que me tenía que cobrar el boleto, con mala voluntad y predisposición porque el tramo era corto”, lamentó Rutili. Además, añadió: “Ya me había pasado anteriormente, con el mismo conductor, pero no le hice caso, lo miré y le dije que no tenía que pagar y pase al fondo. Él no entendía mi reacción, probablemente no la esperaba y como había mucha gente no quiso pelear”.

“Esta vez no se dio así, no pude”, continuó narrando y contó que debe utilizar el colectivo todos los días, tanto para ir a trabajar, como al médico o para visitar amigos y familiares. En este marco, reveló también: “Ya esa situación pasó a otras personas, mientras yo estaba ya viajando”.

“Dejan a pie a gente grande, con poca movilidad o madres con sus niños –expuso-, aduciendo que están cumpliendo una orden de la empresa, pero no tienen un poco de empatía”. Fue, entonces, que decidió “alzar la voz”, remarcando que existe una queja generalizada con la prestataria en cuestión.

Para asentar su reclamo, Rutili se acercó, en primer lugar, a la Defensoría del Pueblo. Posteriormente, al Ente Regulador de los Servicios Públicos (ERSeP), a la empresa e inclusive a la Dirección de Discapacidad de la Municipalidad –que en ese momento aún mantenía el estatus de Área-.

Sin embargo, no obtuvo ninguna respuesta. “Un Concejal, que prefiero no nombrarlo, me dijo que iba a intervenir, pero no más que eso. Me dirijo a los medios porque es la última opción para hacernos oír y espero no tener que llegar a vías judiciales, porque esto es agotador, pero si es necesario lo voy a hacer”, aseguró finalmente.

En tanto, La Unión se acercó a las oficinas de Intercórdoba, ubicadas en Unquillo. Durante la visita, representantes de Recursos Humanos, a través de un chofer, se comprometieron a lograr una comunicación por parte de gerencia, pero la misma no ocurrió.


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Anabel trabaja en la Municipalidad y es estudiante de la Lic. en Comunicación Social de la UNC. Desde la infancia padece problemas en la vista y en 2015 sufrió un desprendimiento de retina en un ojo. “Me lo pudieron salvar, pero perdí muchísima visión”, comentó.

Tras lo acontecido, reflexionó sobre la concepción de la discapacidad hoy en día en la región, celebrando: “Ahora hay conciencia, menos discriminación y de a poco gana la inclusión”.

Igualmente reconoció que siguen vigentes “trabas”. “La burocracia el mayor problema para hacer valer los derechos y acceder a lo que merecemos que es integración en la sociedad”, concluyó.