Cultura

Las pibas van al pogo

El sábado 18 y domingo 19 de febrero, miles de personas se reunirán en Santa María de Punilla para una nueva edición del festival Cosquín Rock. “Nos vemos en el pogo”, reza el slogan este año, pero, ¿para quiénes es la celebración masiva de la fiesta del rock? ¿Quiénes se divierten de forma segura? El colectivo Las Pibas y el Pogo estará presente para que todas y todes puedan disfrutar sin miedo.

Por Redacción La Tinta • 09/02/2023 22:40 • Tiempo estimado de lectura: 3 minutos

“Queremos un rock con conciencia de género, queremos que nos dejen disfrutar del show, queremos hacer pogo seguras”, dicen desde el colectivo cordobés Las Pibas y el Pogo, conformado por un grupo de personas de identidades feminizadas y disidentes que comparten recitales de rock, bares y otros ambientes de la música. Se juntaron para visibilizar el acoso y la violencia que se viven en estos ambientes. “Nos unimos para poder estar seguras, para poder ir tranquilas a un espacio que tanto nos gusta habitar -explica a La tinta Rocío Muñoz, integrante del espacio-. Hoy en día, es difícil poder estar tranquilas antes de entrar, en el recital o al salir”.

El espacio está inspirado en el colectivo Un paso atrás – No me toques, de Buenos Aires. En abril de 2022, en la previa a un “banquete”, como llaman a los recitales de La Renga, un grupo de pibas se organizó para desnaturalizar los privilegios masculinos en el público rockero y poder compartir el pogo en igualdad, “sin estar pendientes de si nos tocan o nos quieren chapar a la fuerza”, escribieron en su perfil de Instagram, mientras recibían decenas de testimonios de personas que habían sufrido violencias en espacios del rock. Manoseos, apretadas, besos “robados”, abusos y acoso son algunas de las situaciones que se denuncian y que, cuenta Rocío, se intensificaron desde la pandemia. “El pogo parece que solamente es de los hombres y, si no nos gusta que nos empujen, nos tenemos que ir a la tribuna o, si te ven sola, te molestan. Queremos visibilizar que no está bueno que nos incomode, por más que no tengan malas intenciones”, sigue.

El colectivo realiza diferentes acciones en recitales, bares, festivales y espacios públicos para visibilizar la problemática. Las Pibas se suben a los escenarios con sus pañuelos y banderas, “saben quiénes somos, entienden el mensaje, nos conocen”, señala Rocío. Además, organizan talleres de formación en género y diversidad, RCP para eventos masivos, educación sexual integral y activismo gordo. “Hacemos ferias americanas invitando a mujeres y disidencias músicas a tocar, cantar y que se puedan visibilizar, porque en los bares de rock siempre hay bandas masculinas”, agrega.

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(Imagen: @ojoconvergente)

En el Festival Cosquín Rock, el colectivo Las Pibas y el Pogo compartirá la carpa con el Ministerio de la Mujer de Córdoba que, por primer año, estará dentro del predio para la prevención, difusión y acompañamiento a situaciones de violencia. Realizarán juegos destinados al público en general para hablar sobre el rock y las identidades feminizadas y disidentes, la educación sexual integral y la violencia en esos espacios. “También vamos a dar vueltas por el predio a ver si nos necesitan o si vemos situaciones, porque somos Las Pibas y el Pogo, entonces tenemos que estar en esos lugares más masivos”, agrega.