Córdoba obrera
Los caballeros de la mesa feminista
Con bombos y platillos, la CGT anunció el advenimiento de la igualdad en la representación de las mujeres en los cargos directivos. Sin embargo, las dirigentes sindicales remarcaron que no fueron convocadas al debate de reforma del estatuto y recordaron que durante casi 20 años nunca se respetó el cupo del 30% establecido por ley.
Por Redacción Al Revés • 28/08/2021 08:00 • Tiempo estimado de lectura: 5 minutos
La semana pasada la CGT anunció su paso del “blanco y negro” a la realidad “en color”. Teniendo como horizonte las elecciones de autoridades del próximo 11 de noviembre, la tradicional central obrera planea reformar su estatuto para ampliar la cuota de representación de mujeres en los cargos directivos del 30 al 50% para así, en los papeles, ingresar a una nueva era.
Con escasa información sobre la propuesta, trascendió que la idea es duplicar los cargos para que sean ocupados por un hombre y una mujer respectivamente. Si bien la noticia es considerada una oportunidad histórica para alcanzar la igualdad en la dirigencia del movimiento obrero, las representantes sindicales manifiestan cierta desconfianza a la iniciativa y su verdadera aplicación.
“Nunca se cumplió el 30%”, remarcó Ilda Bustos, secretaria General de la Unión Obrera Gráfica Cordobesa e integrante de la CGT provincial. Con una trayectoria de casi 40 años en el sector gremial, la dirigente cordobesa advirtió que no fue convocada para discutir la reforma estatuaria y consideró que existe una “resistencia solapada” al acceso de las mujeres a los puestos de representación y dirección. “Si bien hay muchas delegadas, eso no se refleja en los puestos directivos”, subrayó.
Ilda Bustos inició su carrera gremial siendo delegada en el gremio de Gráficos. Hoy, además de ser la secretaria general, integra la Intersindical de Mujeres Córdoba.
En el mismo sentido se expresó Zulema Miretti, secretaria adjunta de la UEPC. “Con que esté solo la ley de cupos, no alcanza. Por eso hay que seguir peleando para que eso ocurra”, señaló. La representante gremial hizo hincapié en la histórica cúpula masculina de la CGT y en la imperiosa necesidad de democratizar las estructuras sindicales. “Las veces que me ha tocado participar de las reuniones en la CGT Regional, seremos 3 mujeres contra todos los varones. Tenemos una palabra minoritaria en las principales discusiones”, detalló.
Datos, no opinión
Al día de hoy, la central obrera tiene a una sola mujer en un cargo directivo: Noé Ruíz, secretaria de Igualdad de Oportunidades y Género. Hasta el año 2018, Sandra Maiorana era la otra dirigente que integraba el Consejo Directivo desde su rol en la secretaría de Salud. Ayer se conoció que la titular de la Asociación de Médicos de la República Argentina (AMRA) radicó una denuncia por violencia de género, hostigamiento y persecución a cuatro dirigentes gremiales y acusó a uno de ellos de “correrla” de su cargo en la CGT.
La realidad coincide con el informe “Sexo y Poder, ¿Quién manda en la Argentina?” realizado por Equipo Latinoamericano de Justicia y Género (ELA), que define la actividad sindical como uno de los espacios que más retrocedió en cuanto a la participación de mujeres y diversidades en los últimos 10 años.
“Tan solo el 3,2% de las mujeres ocupan los puestos de máxima jerarquía como secretarías generales o puestos similares en federaciones y confederaciones sindicales”, explicó Gisela Dohm, socióloga e integrante del área política de ELA. “Si miramos los puestos 1 y 2 de representación sindical, solo el 20% está ocupado por mujeres: mucho menos del 30% que plantea la Ley de Cupo Sindical y que representa un piso mínimo que la mayoría de los sindicatos hoy no cumple”, destacó.
La CGT fue y es una estructura históricamente machista.
Una agenda sin ellas
A las dificultades para congeniar las tareas de cuidado con la vida laboral-sindical, se le suma la segregación ocupacional – las mujeres ocupan espacios típicamente feminizados como secretarías de género, acción social, educación – que les impide acceder a discusiones más relevantes como paritarias y negociaciones salariales.
“Esto conlleva un debilitamiento de su poder de incidencia y de transversalización de la perspectiva de género al interior de los sindicatos, y también capacidad de instalar ampliación de derechos en materia de cuidados, de igualdad de oportunidades y género y de prevención de las violencias”, analizó Gisela Dohm.
“Para acceder a las reuniones de la CGT, primero tenes que ser elegida secretaria general y/o ocupar algún cargo jerárquico”, remarcó Zulema Miretti del gremio docente de Córdoba.
Tanto para Ilda Bustos como para Zulema Miretti, el cupo del 50% es auspicioso en la medida que se concrete realmente y que permita construir una agenda de género que aborde problemáticas como la brecha salarial; el mayor porcentaje de desempleo y de flexibilización laboral que sufren las mujeres; las situaciones de acoso y violencias que padecen muchas trabajadoras; y que permita la implementación de la Ley Micaela en los ámbitos laborales.
La mayoría de las dirigentes sindicales del país apuntaron hacia los mismos ejes en el debate. “Nos siguen eligiendo los hombres y esto hay que cambiarlo. Si las nuevas medidas van a ser lo que ellos deciden, no estaríamos representadas”, sentenció Natalia Sánchez Jáuregui representante del sindicato de trabajadores rurales (UATRE).