Cultura

Otro punto de vista para abordar la ciudad

Esta semana, en la sección Libros y Alpargatas de La Luna con Gatillo, rescatamos Ciudad feminista. La lucha por el espacio en un mundo diseñado por hombres, ensayo de la docente e investigadora canadiense Leslie Kern, publicado en Argentina por ediciones Godot, con traducción de Renata Prati.

Por Redacción La Luna con Gatillo • 14/04/2023 07:59 • Tiempo estimado de lectura: 5 minutos

Transitar las ciudades, escribir sobre ellas. Pero: ¿quién escribe? ¿Cómo? Este libro recata la experiencia urbana de las mujeres, teniendo en cuenta el hecho de que esta experiencia esté profundamente atravesada por cuestiones de género, de desigualdad de género. “La ciudad está organizada para sostener y facilitar los roles de género tradicionales de los hombres, tomando las experiencias masculinas como la norma”, comenta la autora en la introducción al ensayo, estructurado sobre la base de cinco capítulos, en el que apelando a un cruce entre estudios de distintos tipo (de género, urbanísticos, sociales), su propia experiencia como mujer (madre, esposa, divorciada, docente, investigadora, primermundista, blanca y heterosexual) y un conjunto de producciones estéticas (literatura, series, diseño urbano), describe críticamente aquello que caracteriza como “ciudad de hombres” y arriesga algunas hipótesis que contribuyen a ampliar la imaginación política en cuanto a pensar cómo podría ser construir ciudades teniendo en cuenta los aportes de los feminismos, en la búsqueda por habitar y transitar urbes más justas e igualitarias.

Multiplicidad de enfoques

Ciudad de madres, de amigas, de soledad, de protestas, de miedos. Estos son los ejes que estructuran los cinco capítulos de este libro en el que, como ya se ha dicho, la reflexión y la elaboración teórica se cruza con un registro más literario (crónica o relato en primera persona del singular). Junto a la mirada crítica de la investigadora, aparece asimismo una voz autoral que es parte y toma partido por los problemas abordados, dando cuenta de sus propias vivencias en diferentes momentos de su vida, como estudiante universitaria primero y como docente e investigadora luego, pero también, como madre y esposa, como persona que habita una gran ciudad (sea como mujer que estudia, trabaja, protesta, se divierte con amigas, pasea en compañía o en soledad, ejercita la práctica de “la flâneuse”) o un pequeño poblado pero sigue pensando, investigando y trabando sobre la problemática de las grandes ciudades, como le sucede desde hace unos años, cuando se desplazó hacia el territorio Mi´kmak, sitio rural de cinco mil habitantes en Sackville, New Brunswick, al este de Canadá.

Posibilidades

Anonimato, energía, espontaneidad, imprevisibilidad… Todo eso, además de peligro, parece ofrecer la ciudad a la vida de las mujeres. Y posibilidades también, imposibles en el medio rural o en la vida en pequeños poblados. Oportunidades laborales, de estudio, de fuga de la monotonía heterosexual y sus mandatos de matrimonio, de maternidad. Posibilidades de nuevas relaciones de amistad, de participación política y social, de involucramiento con el mundo artístico y comunicacional. De todo esto, y más, se escribe en este ensayo.

Interseccionalidad

Recuperando los enfoques interseccionales de las teorías feministas, la autora de este libro asume que, así como para ella y mujeres como ella (blancas, heterosexuales, académicas, primermundistas), las calles de la ciudad están muchas veces pobladas de peligros, también ellas mismas pueden transformarse en cuerpos que funcionan como signo de peligro para otras mujeres (trans, negras, indígenas, con discapacidades) y otras personas de sectores sociales, étnicos subalternizados. En ese sentido, la autora es muy honesta respecto del ejercicio del punto de vista feminista que sostiene, al decir que no es capaz de “hacer justicia” a las “preguntas de mujeres” que surgen desde el sur global, o desde las ciudades asiáticas”.

Escritura y punto de vista

“Nuestras ciudades son el patriarcado escrito en piedra, ladrillo, vidrio, hormigón”, escribe Jane Darke, geógrafa feminista que cita Kern para subrayar que se trata de “ver con nuevos ojos las relaciones sociales –de género de raza, de sexualidad, de capacidad- que componen la ciudad”.

Por eso, como investigadora dedicada a abordar los fenómenos urbanos, no deja de subrayar que, al escribir sobre la ciudad (“ciudad de hombres”), el hombre blanco, académico, suele reproducir una “relación citacional” (hombres blancos académicos que se citan entre ellos). De allí que rescate el hecho de que el cuerpo, como espacio desde el que se escribe, sea el sitio mismo en el que las propias experiencias llevan a determinadas preguntas. Así, la “ciudad imaginada”, se moldea través de los medios, el arte, los rumores, pero también, nuestras propias experiencias y deseos.

“La energía y la fuerza de la ciudad tenían a menudo que ver con la sensación de que todo podía pasar”, escribe Kern, para luego agregar: “ese enredo de sensaciones de entusiasmo y peligro, de libertad y miedo, de oportunidad y amenaza, da forma a gran parte del pensamiento y la escritura feminista sobre las ciudades”.

En ese sentido, Ciudad feminista se constituye en un aporte imprescindible para quienes pretendemos seguir abordando las vidas en las grandes urbes, con sus sinsabores, pero también, con el entusiasmo de reconocernos con las inquietudes por imaginar y apostar a construir no sólo nuevos diseños urbanos en su materialidad, sino en sus vínculos, en sus modos de producir otra subjetividad.

FUENTE: Por Mariano Pacheco, para La Luna con Gatillo.