Sociedad

Periodismo feminista: más medios, nuevas agendas y pocos recursos

Por Jimena Massa • 08/03/2021 00:09 • Tiempo estimado de lectura: 11 minutos

El Tajo

En los últimos cinco años nació en el país una decena de revistas feministas que se sostienen gracias al esfuerzo y convicción de sus editoras. Agenda temática propia, trabajo colaborativo y falta de recursos financieros son los rasgos comunes de estos medios nativos digitales que ensayan nuevos lenguajes y reniegan de la objetividad.

“El patriarcado se va a caer y nosotras, como periodistas, vamos a contribuir a tirarlo”, dicen las editoras de Reveladas, la revista feminista rosarina que está en línea desde 2019. La misma idea recorre los portales de -al menos- una decena de publicaciones nativas digitales nacidas en los últimos cinco años en distintas ciudades argentinas. Todo indica que cada vez hay más comunicadoras que quieren sumar su voz contra el patriarcado. Son mujeres, en su mayoría jóvenes, que egresaron o pasaron por carreras de Comunicación, que sostienen varios trabajos simultáneos – el “periodismo feminista” no paga salarios – y que viven el feminismo como una militancia por la construcción de otros sentidos.

Son periodistas que quieren plantear una agenda diferenciada y que, desterrando el mito de la objetividad, apuestan al poder de la palabra dicha en plural. Así, inspiradas en experiencias locales y de otras latitudes, se agrupan y crean medios digitales sin patrón y sin censura, sostenidos a pulmón por el deseo visceral de tener una voz propia y por la convicción de que esa voz es necesaria. Claro que feminismo y periodismo se han articulado desde inicios del siglo XX, dando origen a proyectos editoriales que fueron clave en las luchas por los derechos de las mujeres: Petrona Rosende de Sierra fundó en Buenos Aires el periódico La Aljaba en 1830. Pero en los últimos años, la potencia de ese tembladeral que fue NiUnaMenos y la posterior visibilidad de la marea verde fueron el caldo de cultivo de nuevísimos medios. 

Periodísticas nació porque teníamos ganas de concretar un proyecto propio. Somos tres colegas y amigas que trabajamos en el mismo medio (una empresa de la ciudad de San Luis) y ya habíamos empezado a hacer periodismo feminista. Fue como una forma de crecer, de ser nuestras propias jefas (…)  Aspiramos a alcanzar a lectores más jóvenes, escribimos para ese público. Por eso hacemos mucho hincapié en redes y en contenido multimedia. Estamos en una provincia bastante conservadora y es muy importante que se generen estos espacios que de alguna manera vienen a romper con lo establecido. Nos inspiramos (y animamos) gracias a diversas publicaciones feministas del interior del país y ahí nos cayó la ficha de que en San Luis no había, y supimos que este era el momento y que lo teníamos que hacer nosotras”. (Florencia Espinosa, editora de Periodísticas)


Las editoras de Reveladas, de Rosario, destacan el peso de lo colectivo y cómo estas revistas se han inspirado mutuamente: “Apostamos al trabajo en redes con otras experiencias de comunicación hermanas -muchas de las cuales son nuestro ejemplo- en el camino de construcción de futuro”. La porteña LatFem, que está en línea desde 2017, hace “periodismo desde una perspectiva feminista e interseccional” y se reconoce “parte del movimiento NiUnaMenos”. Beba, también de Buenos Aires, se define como “un medio de comunicación digital, feminista y autogestivo que nació en agosto de 2018, al calor de la lucha por el aborto legal en la Argentina”. En 2019 se sumaron la mendocina La Trenza, la santafesina Periódicas, la rosarina Reveladas y la riocuartense La Marea NoticiasEl Tajo nació en 2020, plena pandemia. La más reciente es Periodísticas, de San Luis. Y la lista es más larga (ver TABLA abajo).

Una primera exploración virtual, que sin ser exhaustiva ya sorprende por su magnitud, indica que -como mínimo- existen en el país diez revistas digitales que se identifican como medios esencialmente feministas y autogestionados, con producción propia de contenidos. Son sitios en los que convergen la información actualizada, las columnas de opinión, las producciones especiales –en distintos formatos y lenguajes– pero también experiencias personales, herramientas para el activismo y recursos educativos. Esta camada joven de revistas feministas convive con otros de mayor antigüedad, como Diario Femenino, con medios digitales con temáticas más amplias pero que también tienen secciones de género, como La Tinta o Cosecha Roja, y con sitios que no son propiamente periodísticos pero aportan contenidos de actualidad, como Economía Femini(s)ta, o pertenecen a organizaciones sociales como La Revuelta.

Sin salario y con multitarea

Muchas de las editoras de las nuevas revistas ganan su salario en medios tradicionales y le quitan horas al sueño para escribir en su propio emprendimiento. La mayoría encaró el proyecto con colegas o amigas, poniendo plata de su bolsillo. Comprar un dominio, crear un logo y diseñar la página web fueron las primeras acciones de la inversión inicial.El fácil acceso a las herramientas digitales y el advenimiento de las redes sociales facilitaron la creación de un medio propio.

El resto es el resultado de un proceso de larga duración, amasado en el calor de los activismos feministas, y que incluye la formación autodidacta en materia de género (más tarde se fueron sumando algunos espacios curriculares en las carreras de Comunicación) y la creación de redes profesionales: en 2005 se conformó la Red Internacional de Periodistas con Visión de Género (RIPVG) y en 2006 la Red Par – Periodistas de Argentina en Red Por una Comunicación No sexistaautora del primer decálogo nacional para el tratamiento de la violencia de género.

Precisamente, la erradicación de la violencia de género, junto con la lucha por la legalización del aborto, la visibilización de los activismos y la denuncia de las desigualdades forman parte de un ideario común y una agenda compartida por todas las revistas. Después, cultivan perfiles específicos: algunas con más contenido ambiental, otras con mayor énfasis en lo regional o con un perfil más juvenil, presentan producciones con distinto nivel de elaboración y consiguen una frecuencia dispar en la actualización de las notas.

Algunas llegan a estar un mes inactivas, o solo publicando en redes sociales. Casi no buscan primicias, aunque sí temas propios o con una vuelta de tuerca que las diferencie. Están, en su mayoría, enfocadas en la generación de contenidos y no tienen profesionalizada el área comercial ni el marketing digital, aunque todas asumen que la visibilidad en redes es clave. Ese déficit se explica, básicamente, por la falta de recursos para contratar profesionales y el escaso tiempo de las editoras para desarrollar la gestión del emprendimiento.

En el marco de la crisis que afrontan los medios en general, el esfuerzo de las periodistas se multiplica: casi todas -además de sostener sus revistas- hacen programas de radio, trabajan en espacios gubernamentales o sindicatos, militan en organizaciones territoriales, dan clases o son capacitadoras en espacios de la Educación Sexual Integral (ESI) o la Ley Micaela. Las más jóvenes no conocieron el empleo “en blanco” y no saben cómo es gozar de derechos básicos, como el aguinaldo o las vacaciones pagas.

La encuesta #SomosPeriodistasFeministas, lanzada en 2019 por LatFem con el objetivo de conformar el primer directorio latinoamericano de periodistas feministas, fue respondida por 239 mujeres, lesbianas y personas no binaries de la región. Más de la mitad (52,6 por ciento) está entre los 23 y 32 años; el 25,5 tiene entre 33 y 41; un 9,5 entre 42 y 50; y un 7,4 más de 50. De la encuesta también se desprende que el 58 por ciento de las comunicadoras están organizadas con sus compañeras de trabajo o forma parte de alguna red.

Asambleas por WhatsApp

La cooperación es una premisa de trabajo compartida en todas las publicaciones. La multifunción, también. Aunque algunas revistas distinguen entre editoras o coordinadoras y redactoras, la mayoría dice que con sus compañeras discuten en forma horizontal desde el título de las notas y la selección de las fotos hasta qué figura jurídica les conviene adoptar (aunque, por el momento, ninguna está legalmente constituida). Los grupos de WhatsApp son verdaderas asambleas. “Eso lleva su tiempo, pero sin duda rinde sus frutos”, explica la locutora Belén Degrossi, que realiza podcasts en Periódicas, conformada por 17 comunicadoras. Belén también edita audios para notas, administra las redes sociales y colabora en la realización audiovisual. “Faraona de memes y stickers”, también hace los asados para el equipo.

“Nos conocíamos todas pero no habíamos trabajado juntas -cuenta Belén. Eso sí, éramos muy fans de lo que cada una de nosotras hacía en otros medios. Y más allá de nuestra militancia feminista, también nos propusimos desde el inicio que Periódicas fuera un espacio formativo para nosotras. Durante todo el primer año nos dimos talleres de formación interna, cada una aportando lo que sabe”. Y agrega: “Todo lo hacemos de forma colaborativa. Son pocas las notas donde interviene una sola persona, lo que también sirve para enriquecer las producciones con distintas miradas e integrar lenguajes”.

Apenas dos o tres revistas tienen en su staff comunicadorxs trans o de otros colectivos de la diversidad. De todos modos, éstos forman parte de la agenda de los nuevos medios y, además, tienen sus propios generadores de contenidos. En 2016 nació Presentes, una agencia de noticias LGBT+ que cubre la temática desde una perspectiva de derechos humanos, con presencia en distintos países de la región. Y también existe el blog santafesino Periodismo y Activismo, que surgió inicialmente como un grupo de WhatsApp y ahora difunde contenido sobre otras identidades sexo genéricas en un canal de Telegram.

Federales y enredadas

Varias de las publicaciones feministas creadas en los últimos años germinaron en Buenos Aires. La revista Furias, que surgió en 2010, está integrada por ocho periodistas nacidas en los 80, cinco de las cuales son egresadas de la Universidad Nacional de Quilmes. Feminacida, entre tanto, está hecha por siete periodistas de los 90, estudiantes o egresadas de la Universidad de Buenos Aires y varias de ellas forman parte de Editorial Sudestada y otros colectivos militantes. LatFem, por su parte, está integrada por un equipo de quince comunicadoras -más colaboradoras- y es una referencia por la calidad periodística de sus notas, la actualización permanente y la visibilidad de sus editoras.

Pero los medios feministas se multiplican también en las provincias. Casi todas tienen al menos una publicación de este tipo. Santa Fe y Córdoba, por ejemplo, tienen dos: en la capital santafesina crece Periódicas y en Rosario, Reveladas. En la capital cordobesa existe El Tajo y en Río Cuarto, La Marea Noticias. En Mendoza, un grupo de egresadas de la Universidad Nacional de Cuyo crearon La Trenza. Y así en ciudades grandes y pequeñas de todo el país.

Entonces, las periodistas hoy juegan un papel importante en la producción de las noticias, especialmente en América Latina, donde han fundado casi el 40 por ciento de los medios nativos digitales existentes en la región, según el estudio Punto de Inflexión, de SembraMedia. A su vez, ellas se potencian mutuamente, se reinventan de forma colectiva y se inspiran en cada encuentro.

El intercambio de experiencias que proponen organizaciones como Chicas Poderosas, las mentorías para medios digitales que ofrece SembraMedia y hasta festivales como Zarelia (Ecuador), son fundamentales para aprender y construir redes de trabajo y de afecto. En 2019 más de 500 periodistas se reunieron en Quito para participar del Festival Internacional de Periodismo, Medios Digitales, Género y Feminismos que representó a 90 medios de 13 países. El encuentro se reeditó en 2020 en forma virtual y allí las mujeres compartieron metodologías para el periodismo feminista, construyeron agendas transnacionales y colaborativas e identificaron situaciones en las que se sienten en riesgo.

Desde LatFem, la revista que impulsó la creación de la Red de Periodistas Feministas de Latinoamérica y el Caribe, Florencia Alcaraz sintetiza la importancia de hacer alianzas y tender puentes: “Las redes son importantes para potenciar y trabajar con otras, tramar estrategias y compartir aciertos y desaciertos”. Y en relación a los desafíos inmediatos, agrega: “Los medios feministas están creciendo y observamos que ya no alcanza con tener un espacio propio sino que también tenemos que desarrollar espacios de formación para formar más periodistas, para que haya más periodismo feminista”.

Revistas feministas de Argentina

Revistas feministasLocalización sedeAño de apariciónCantidad de trabajadoras (según informan en el sitio)
Revista FuriasBuenos Aires20108
LatFemBuenos Aires201712
BebaBuenos Aires201820
FeminacidaBuenos Aires20187
ReveladasRosario20196
La Marea NoticiasRío Cuarto20195
La TrenzaMendoza20195
PeriódicasSanta Fe201917
AmazonasVarios países20194
El TajoCórdoba20208
PeriodísticasSan Luis20213

Otros medios con contenido feminista

La RevueltaNeuquén2001Colectiva que trabaja en incidencia política, formación y divulgación de información feminista
Cosecha RojaBuenos Aires2010Medio que aborda violencia y seguridad; red de formación de periodistas judiciales
Diario FemeninoLa Pampa2012Sitio de actualización diaria de información sobre género; archivo de publicaciones temáticas
Economía Femini(s)taBuenos Aires2015Organización que produce y difunde datos, estadísticas y contenido académico sobre desigualdad de género
PresentesBuenos Aires2016Agencia de noticias LGBT+ con presencia en distintos países de la región
La TintaCórdoba2016Medio alternativo, popular y comunitario con una sección específica sobre género
Periodismo y ActivismoSanta Fe2016Sitio dedicado a difundir información de la comunidad LGBT+ y feminismos