Salud
“Reivindicar la lactancia como un derecho a decidir sobre nuestro cuerpo”
En un sistema que fragmenta nuestro ser, el autoconocimiento es rebeldía. Descolonizar y despatriarcalizar nuestra mirada implica ubicarnos desde los propios cuerpos y memorias, haciendo un camino de autoconciencia que abre márgenes de libertad para decidir. En la Semana Mundial de la Lactancia, revisamos este acto naturalizado y cargado de prejuicios.
Desde el 1 al 7 de agosto es la Semana Mundial de la Lactancia, esta vez, con el lema: “Proteger la lactancia, una responsabilidad compartida”, que parece despegar este proceso del imaginario individualizador, reubicándolo en una trama comunitaria, cultural y colectiva.
Luciana Reboyras es mamá de Clara y Eva. Integra la Liga de La Leche desde hace 6 años: “Soy militante de la lactancia como manera de criar, pero también como lucha por la soberanía alimentaria y la soberanía sobre nuestros cuerpos”, se presenta.
Fijar esta fecha en el calendario es importante porque “si bien amamantar o no es algo que cada persona gestante debería poder elegir con libertad, esto generalmente no sucede”, explica Luciana en diálogo con La tinta. “Es tan difícil dar la teta como no darla”.
Quienes eligen amamantar luchan en diferentes frentes simultáneos: con profesionales de la salud que “muchas veces no acompañan, intervienen, no se forman en el tema y dan indicaciones que perjudican en vez de ayudar”, señala. Si bien hay leyes de protección a la lactancia, “no hay licencias laborales acordes para ayudar a que sea posible. Les empleadores te miran mal si pedís permiso para ir a sacarte leche y tampoco te brindan un lugar higiénico para hacerlo. La sociedad toda opina. Tenemos más miradas que enjuician que las que empatizan y acompañan. Y dar la teta es una de las tantas tareas que hacemos que están invisibilizadas”, expresa.
La Semana Mundial de la Lactancia también permite visibilizar la situación de quienes deciden no amamantar, pero no pueden comprar la leche de fórmula que le bebé necesita, por su costo elevado. “Entonces, siguen amamantando sin desearlo ni disfrutarlo. Y la lactancia deseada ante todo es goce. Por eso, creo que es importante reivindicar la lactancia como un derecho a decidir sobre nuestro cuerpo y también es un acto de soberanía alimentaria. Es un alimento que no se compra, que no produce ganancias a terceros, que no contamina y que iguala a todos los bebés. Es la estrategia más eficiente para luchar contra la desnutrición infantil”, afirma Luciana.
La Liga de la Leche nació en 1950 a partir de la organización de un grupo de mujeres para ayudarse y acompañarse en la decisión de amamantar, “en un mundo donde la leche de fórmula ganaba por todos los frentes: los médicos la recomendaban, la industria alimentaria la ponía en la góndola y los medios de comunicación la publicitaban”, explica Luciana.
Hoy, en Argentina, es una red formada por madres de todas las edades, profesiones y clases sociales. “Nos iguala haber amamantado y las ganas de acompañar a otras personas que deseen hacer lo mismo. No alcanza con tener tetas para amamantar. El apoyo de la familia, el Estado, les empleadores, les profesionales de la salud, es fundamental”, afirma Luciana y refiere la importancia de la leyes: “Se necesita mejorar la licencia por maternidad, los permisos para extraerse leche en el trabajo, más lactarios, incluir a la lactancia en la ESI. Llegamos al parto sin conocer cómo funcionan nuestros pechos, cómo es que producen leche. No nos imaginamos que las tetas tienen esa función hasta que las tenemos que usar para alimentar a nuestra cría”.
Desde la organización, tienen espacios de apoyo que se expandieron en el contexto de pandemia gracias a la modalidad virtual. “Antes, hacíamos reuniones presenciales donde asistían las familias y, ahora, es por Zoom. Por lo general, hay una reunión por día y eso es buenísimo porque podemos llegar a lugares donde antes no estábamos”, explica Luciana.
La lactancia tiene muchos beneficios si quien amamanta elige hacerlo, sin culpas, presiones o acusaciones a quien decide no hacerlo. Durante los primeros seis meses de vida, es el mejor alimento. La lactancia fortalece el vínculo y la comunicación entre quien amamanta y le niñe. El estrecho contacto corporal hace que le bebé se sienta segure y queride, contribuyendo a su desarrollo. Si bien a la lactancia se la piensa como un vínculo bilateral (persona que amamanta/niñe), el marco en el que se da este proceso es de vital importancia.
Esta leche es rica en proteínas, carbohidratos, grasas, hormonas, minerales y vitaminas. A su vez, provee las cantidades apropiadas de los elementos que requiere el organismo humano en rápido crecimiento, disminuyendo la posibilidad de desnutrición y de enfermedades de les niñes. Al estar prácticamente libre de gérmenes, con anticuerpos y linfocitos, protege de las infecciones. Además, previene la contaminación bacteriana en caso de no contar con suficiente agua limpia o gas para preparar las leches de fórmula, siendo además el alimento más económico.
Existen decenas de mitos relacionados con la lactancia. Quizás uno de los más difundidos es que algunes no tienen suficiente leche. Sin embargo, esto ocurre muy rara vez y, en general, no tiene causas orgánicas, se trata más bien de generar un ambiente y situación de confianza, cómodo y relajado. También está difundida la idea de que el calostro no sirve (la leche que sale del pecho los primeros días después del parto). Sin embargo, tiene propiedades nutritivas y protectoras que contribuyen a que le niñe no contraiga ciertas enfermedades. Por otro lado, nada tiene que ver el tamaño de los senos con la producción de leche ni es cierto que la leche no basta para calmar la sed del bebé ni que la leche en polvo siempre hace crecer más a les bebés.
“Quienes amamantamos encontramos en la lactancia no sólo alimento, sino una manera de criar y atender a las necesidades de nuestro bebé. Con una sola acción, podemos aportar un alimento de calidad, contacto, comunicación, consuelo… ¡las necesidades básicas que tiene un ser tan pequeño! Los beneficios nutricionales de la leche materna están publicados en todas partes, hay suficiente evidencia científica. Lo que hace falta ahora es ese apoyo de toda la sociedad para hacerla posible”, señala Luciana.
La lactancia puede conllevar molestias en las mamas. En la mayoría de estas situaciones, no es necesario dejar de amamantar. Por el contrario, seguir dando el pecho puede contribuir a su solución. Las situaciones más frecuentes son:
Pezones dolorosos. El dolor cuando le recién nacide se prende del pecho puede deberse a que succiona en vacío. Cuando baja la leche, el dolor cede. Se mejora si, antes de amamantar, se hace asomar leche en la punta del pezón, comprimiendo la mama. El dolor constante mientras se amamanta tiene causas más comunes: la mala posición y la dermatitis del pezón y la aréola. Ayuda colocar a le bebé primero en el pecho que duele menos, no usar jabón, alcohol o antisépticos sobre el pezón, alternar la posición de amamantamiento, pasar hielo suavemente sobre el pezón antes y después.
Infección por Cándidas. Produce una inflamación de los pezones muy roja, que a veces se extiende a la aréola. Sería bueno hacer una consulta a une trabajadore de la salud. Como apoyo al tratamiento, conviene airear los pezones y exponerlos al sol algunos minutos por día en los horarios en los que el sol está suave.
Grietas del pezón. Se producen como consecuencia de técnicas no tan adecuadas de lactancia. Ocurren cuando el pezón doloroso no es tratado correctamente. Además de las medidas señaladas más arriba, se debe colocar a le bebé en una posición de succión que no comprima la grieta. Después de amamantar, aplicar la propia leche en la grieta y exponer nuevamente el pezón al aire y al sol.
Taponamiento de los conductos. A veces, se sienten durezas en algunas partes de la mama. Sus causas pueden ser: dar el pecho siempre en la misma posición, hacer intervalos prolongados entre cada vez que le da el pecho a le bebé, frío ambiental intenso y usar corpiños apretados. Para facilitar la liberación del taponamiento, conviene amamantar primero desde el pecho afectado, masajear la zona endurecida mientras le bebé está tomando, vaciar completamente el pecho afectado y aplicar paños tibios luego de amamantar.
Mastitis. Suele comenzar con fiebre alta y dolores musculares. Pocas horas después, aparece en alguna parte de uno o de ambos pechos una dureza roja, hinchada y dolorosa. Los taponamientos de conductos que pasan inadvertidos o no son tratados suelen ser el motivo de este problema. Su tratamiento requiere reposo, antibióticos y analgésicos. Lo más importante para la curación es continuar dando el pecho.
Hay una creencia popular que reza que las personas que amamantan no quedan embarazadas. Sin embargo, muchas personas vuelven a gestar durante este plazo. Es muy probable, aunque no imposible, que la persona no ovule durante el tiempo que la lactancia es exclusiva (es decir, que no le da agua ni ningún otro alimento a le niñe) y que se amamanta con mucha frecuencia (de 8 a 10 veces por día) y aún no ha vuelto a menstruar. Sin embargo, antes de volver a menstruar, la persona puede ovular.
Existen varios métodos anticonceptivos para quienes amamantan o que sus parejas pueden utilizar durante la lactancia: preservativo, DIU de cobre y hormonal, pastillas solo con progesterona, inyección trimestral, implante subdérmico y, en caso de las personas que no desean volver a gestar, la ligadura de trompas y la vasectomía.
¿Cómo se vincula el COVID-19 con la lactancia? La Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) apoya la lactancia tanto en las personas que amamantan y tengan COVID como en las que, sin infección, hayan recibido o estén por recibir la vacuna preventiva a esta patología. La presencia del virus en la leche materna no es común y, en los pocos casos donde se ha detectado, la persona recién nacida cursa la infección en forma asintomática o con síntomas leves, que no contrarrestan los beneficios que provee la lactancia.
Ocho de cada diez personas lactantes con COVID presentan alta presencia de anticuerpos contra el virus en su leche, que se incorporan al organismo de les recién nacides por la ingesta de la misma. Es decir, la leche materna funciona como transmisora pasiva de anticuerpos.
La SAP informó sobre la presencia de anticuerpos en personas lactantes, inmunizadas con diferentes tipos de vacunas, ya sea después de la aplicación de las dosis completas o con una sola, variando los niveles de anticuerpos según la vacuna recibida. La investigación estableció que la leche de mujeres vacunadas con una dosis y que habían cursado previamente la enfermedad presentaron niveles de anticuerpos equivalentes a mujeres sanas con las dos dosis de la vacuna y que probablemente esos anticuerpos se incorporan al organismo de les recién nacidos a través de la ingesta de la leche.
El actual contexto de pandemia generó también situaciones particulares en torno a la lactancia. Luciana refiere que, en las instituciones de salud, notaron cambios negativos: “Hubo altas tempranas con bebés que no se prendían al pecho y los mandaban a la casa con un tarro de fórmula. Esto es un inconveniente para quien desea amamantar y no encuentra la ayuda de les profesionales de la salud. Se hace más difícil la lactancia cuando es intervenida desde el inicio. También hubo casos de separación de mamá con COVID y el bebé por más tiempo, cuando no es indicación destetar o suspender la lactancia si la mamá o el bebé están con COVID positivo”.
El aislamiento permitió a muchas personas que querían amamantar, pero se les dificultaba por su situación laboral, que pudieron extenderlo por más tiempo. Para otras, fue más complicado, porque sus niñes demandaban más. “En estos casos, la red de madres contiene y acompaña de una manera muy linda. ¡Contar con una tribu es tan importante!”, concluye.
Fuente: La tinta / Imagen de portada: A/D.