Cultura

#ReseñaTrava: el fin del mundo llegará con astas

Quiebra el álamo es la primera novela del cordobés Roberto Chuit Roganovich. Nos propone una visión del fin del mundo en un pueblo alejado de todo, donde las historias de Graciela, Mario y Fernando intentan la ternura, pero se chocan con la fatalidad. Este libro ganó el Premio Futurock Novela 2022.

Por Redacción La Tinta • 24/02/2023 16:50 • Tiempo estimado de lectura: 5 minutos

Lejos del imaginario distópico que se sucede en las grandes capitales, lejos de los edificios vidriados y el ritmo de la urbe, en esta novela, el fin del mundo llega en un pueblo rural detrás de grandes cerros, hundido en el valle, casi infranqueable. Un pueblo que, según su leyenda, fue creado en esa geografía por sus primeros habitantes: forasteros, delincuentes e inocentes perseguidos que se reservaban de la llegada de la Ley. 

En las primeras páginas, esto es anunciado: “Es la noche en la que el mundo cambia para siempre”. Ese será el leitmotiv, la amenaza permanente en nuestro ejercicio como lectorxs. Nos adentramos en las historias de los personajes a sabiendas de que algo terrible les va a ocurrir.

Graciela llena la palangana con agua y pone adentro los pies. Quiere que se le desinflamen, la parte del empeine y también los tobillos, así la alpargata entra bien, incluso con la venda puesta, para que el agarre sea firme y evite lesiones. Quiere también que el color de las varices se matice un poco, ahora entre verdes y azules gastados que se le expanden sobre las piernas y los muslos como un delta. Desde donde está sentada va torciendo el salero. Así va a tardar mucho en llegar a la cantidad recomendada, pero no le importa: le gusta que la sal caiga lento como una cascada vista desde lejos o como nieve.
En la televisión, un hombre de la meteorología dice que vienen del norte nubes cargadas de agua, que es sabido que tienen agua porque ha aumentado la humedad, pero que no dejan de ser raras porque se contraen y expanden a una velocidad no del todo usual.

Nadie espera que en la noche del baile vaya a pasar algo horrible.

En este pueblo maldito que lleva sobre sí el sino del destierro, el fin del mundo llegará de la mano de tres figuras principales: Mario, un trabajador muy pobre de la curtiembre de don Cárcano que permanentemente es asediado por robar; Fernando, hijo del patrón y heredero de la curtiembre, y Graciela, una maestra que pareciera ocultar dentro de sí toda la sabiduría de la humanidad. Estas tres historias nos mostrarán el carácter del pueblo, donde la mariconería es castigada con el desprecio, la pobreza se mancha permanentemente de sangre y la esperanza permanece yerma. Solo reverdecen en esas tierras quienes huyen y quienes mueren. 

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Existe, también, otra voz que nos guía en el sendero oscuro de la noche. La voz de un ciervo blanco que es un milagro y que es un enviado, el mensajero que le informa a sus iguales el estado de las cosas. Desde esos ojos en cornamenta, estos otros seres analizan si es posible que la vida continúe, si los habitantes de la tierra merecemos la oportunidad de ver nuevamente la luz del día o, por el contrario, ver llegar la oscuridad que retumba en un sonido tan grave como el llanto mudo de nuestro suelo. 

Flotando en la parte en sombra de Mercurio se dicen:
las que se llaman mujeres se guían con las escalas del denario llenan las casillas con los nombres procuran colocar antes las dominaciones después las potestades después las virtudes no alteran el orden que creen que es divino cuando aclara ponen espejos unos enfrente de otros cada uno de los cuales reflejando lo que en el otro en una multiplicación sin fin hasta que creen que aparece el dios sin réplica será la ley doctrina íntima todos sus santos. Se dicen entre ellos:
los que se llaman varones no son primates ni antílopes agua profunda ya no ballenas ni camaradas podría haber sido de muchos ese accidente pélvico nadie los besa no son héroes es mensaje huérfano sienten cómo se desarma ya no existe en la fase son apaya son asura peta niraya la presencia dominada último paso segundo máximo de volverse materia por nada frágil

Quiebra el álamo es una novela de narración exquisita que, en sus imágenes, evoca a Úrsula K. Le Guin y a Rafael Pinedo. Lo que inicialmente pareciera configurarse como una coralidad nos arroja a una historia que se mueve desde el detalle y no a su pesar. Entre las tres (o cuatro) voces principales, los saltos temporales nos muestran cómo se ha llegado al punto en que se está: cuáles fueron los fracasos y cuáles las escasas glorias, y en qué puntos converge la riqueza de estos personajes que nos enamoran en la contradicción de su miseria. Nos enamoran, nuevamente, para verlos partir. 

Un jurado compuesto por Martín Kohan, Luis Chitarroni y la brillante María Moreno seleccionó la obra de Roberto como ganadora del Premio Futurock Novela 2022. Esta humilde servidora de la lectura agradece el galardón que hizo posible que llegara a sus manos una de las mejores novelas de este verano, la oscilación entre la ternura, el asombro, la angustia y el deseo fatal.

Sobre Roberto Chuit Roganovich

Nació en Córdoba capital en abril del 92. Estudió Letras Modernas en la UNC y, hoy, se encuentra escribiendo su tesis doctoral a través de una beca del CONICET. Quiebra el álamo es su primera novela.

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FUENTE: La Tinta. Por Vir del Mar / Imagen de portada: A/D.