Córdoba obrera

Severino Di Giovanni: 90 años de su fusilamiento

Por Nicolás “El Negro” Viglietti • 01/02/2021 19:00 • Tiempo estimado de lectura: 4 minutos

Anarquista, periodista, poeta y obrero. Todo eso a la vez y mucho más fue Severino Di Giovanni, fusilado a los 29 años.

Los espectadores se remueven inquietos, el espacio de madrugada recibe caballeros calzados con zapatos de baile, sombreros y trajes vistosos. El condenado camina lentamente, inmovilizado por los grilletes y las barras de metal que le conceden poca libertad. No acepta la venda frente a los ocho oficiales que se aprestan a fusilarlo y, antes de la orden de fuego, grita las palabras tantas veces repetidas por colegas muertos en escenarios idénticos: “¡Viva la anarquía!”

Severino Di Giovanni tenía 29 años el 1 de Febrero de 1931, día en que ocho balas lo atravesaban en el patio de la Penitenciaría Nacional. Era un hombre buscado y perseguido por las fuerzas de seguridad del estado desde hacía un buen tiempo. Italiano emigrado a Argentina en la última gran ola tras el establecimiento del fascismo en su tierra natal, Severino se convirtió en la figura renegrida de temor cívico; el anarquista expropiador, el vengador, el dinamitero. 

Argumentos no le faltaban a la opinión pública; las primeras décadas del siglo XX fueron de gran agitación social, no sólo en el contexto local, sino en el mundial. Las movilizaciones masivas de obreros exigían derechos y demandaban mejores condiciones laborales pero eran recibidas, a su vez, con castigos ejemplares y de violencia desmedida por los estados represores. La solidaridad de clase se esparcía rápidamente, así como el trabajo incansable por organizarse en frentes colectivos y locales. Esfuerzo era lo que les sobraba; después de todo, los protagonistas de estas historias eran obreros, changarines, personas sin oficio y trabajadores de jornal y estación que estaban acostumbrados a resignar doce horas del día en el trabajo.

Los anarquistas (y el anarquismo como movimiento) era internacional, popular y masivo; parecía que no había frontera alguna que los desarticulara, ni forma de que retrocedieran en su afán. Donde había que leer un autor extranjero, se lo traducía; donde no había acceso a los libros, se los imprimía clandestinamente. Y, en el lugar donde no había medios para sobrevivir, se los expropiaba; asaltando bancos, si, pero también realizando acciones directas contra los tiranos y sus símbolos. En Argentina, Kurt Wilckens y Simón Radowitzky son dos ejemplos de la justicia vindicativa que demostraba, con la eficacia de la pólvora, que el pueblo obrero no olvidaba ni perdonaba las masacres a sus hermanos; ora en la semana trágica, fusilando el cortejo fúnebre de civiles en la calle, ora en la patagonia rebelde, asesinando en masa a los peones rurales que se habían alzado exigiendo mejores condiciones laborales.

Pero Severino, quizás el último de los anarquistas expropiadores que fuera pasado al paredón por las fuerzas represoras del estado, era un convencido de la acción como forma de transformación social. No por nada su propio medio gráfico, Cúlmine, tenía como refrán “de la propaganda a los hechos”; generar el cambio social para la revolución era alzarse no sólo de palabras, sino con acciones. 

A 90 años de su fusilamiento, desde Vencedorxs Vencidxs (programa de radio que se emite por la Radio Comunitaria La Quinta Pata los Lunes a las 20 horas) nos interesa conversar con estos hombres y mujeres que están sepultados en nuestra historia, porque consideramos que la historia oficial siempre deja de lado las memorias parciales, y que conocer los orígenes de las conquistas sociales nos permite una perspectiva histórica más abarcativa y menos parcializada. Severino, en su afán de difusión de libros traducidos, en su trabajo irrenunciable de persecución, denuncia y eliminación del fascismo es un hombre que, a noventa años de fusilado, se proyecta como una pregunta válida. Esto es, ¿hemos dejado de construir Severinos a lo largo de nuestra historia? ¿O continuamos sintetizando en una persona todo lo que los valores oficiales nos dicen que debemos condenar? 

El eco de este fusilamiento se traslada, sin más, a un Facundo Astudillo Castro, a un Rafael Nahuel, a un Santiago Maldonado. Y, tantas décadas luego, las fuerzas represivas del estado continúan marcando, rítmicamente y con plomo, el devenir de una historia que se solidifca a golpe y arbitrariedad. Nos debemos la denuncia, la persecución y la eliminación del fascismo, donde sea que lo veamos, y jamás naturalizar los asesinatos como una forma de justicia.

Para ACN, por Nicolás “El Negro” Viglietti

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Vencedorxs Vencidxs, un programa de anarquismo y arte, se emite:
.Lunes en La quinta pata
.Miércoles en el Sótano Rock
.Jueves en La conquista del pan
.Domingo en Radio Ciudad de Rufino
Equipo: Luis María Parodi, Gastón Sánchez, Ludmila Grippo, Julieta “Juja” Jaimez, Manu Amagi y Nicolás “el Negro” Viglietti.