Cultura
Sobre el proceso creativo
El dramaturgo, actor y director Pompeyo Audivert, nos cuenta sobre la creación de su afamada obra inspirada en los textos de Shakespeare
Por Pompeyo Audivert
Desde que comencé a hacer teatro, tuve la necesidad de llevar adelante un trabajo en el que un actor hiciera todos los personajes de una obra, un intérprete habitado por todas las criaturas que circulan por un texto y sus temas: un cuerpo habitación. Antes de la pandemia, había empezado a escribir una versión sobre Macbeth, esa obra extraordinaria y profundamente misteriosa, donde lo sobrenatural se impone a lo humano y marca el destino. En eso estaba cuando llegó el covid y con éste, la certeza angustiante de que sería para largo.
Reducido a mi casa de Mar del Sur, tomé consciencia de que la única zona teatral que quedaba para mí, era mi propio cuerpo. Del mismo modo que el mono de Kafka encuentra una salida volviéndose hombre, yo la encontré volviéndome Macbeth. Fue un proceso de una profunda inspiración mágica, con una fe casi fanática en el material. Me sentía, como diría el poeta Ramponi, asistido en el trance por alguien que era yo mismo del revés, en mi ausencia, por presencias que me ayudaban en la escritura.
Una vez que terminé el texto, comencé con el trabajo en largas caminatas en ese ambiente salvaje y excitante como lo es el de la playa y el campo, en donde iba diciendo la letra en voz alta, cambiando la fisicación de mi cuerpo según iban siendo los personajes y avanzando de esa manera, tan poco común, en la memorización de la obra.
Finalmente, regresé a capital y me dediqué al montaje y puesta en escena. En esa etapa, se sumó al trabajo el músico Claudio Peña y fue fundamental para aportar a la obra la indispensable atmósfera de ensoñación y misterio, que sólo un artista de su nivel puede darle. La estrenamos con aforo del 30% y fuimos llegando de a poco al 100%. Desde entonces hasta la actualidad, estamos a sala llena. Es muy intenso lo que sucede con el público, una suerte de comunión metafísica donde el tiempo y la presencia se suspenden para encender zonas de identidad y pertenencias extracotidianas. En este nuevo año de «Habitación Macbeth», nuestro deseo es intensificar aún más esta experiencia tan singular y alcanzar, junto a los espectadores, nuevos niveles de teatralidad.
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