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Escúchame si puedes: el estrecho margen para las voces disidentes
La vigilancia digital y ciertas formas de desarrollar la moderación de contenidos por parte de las plataformas hace que el ejercicio de la libertad de expresión enfrente nuevas amenazas que buscan instaurar mecanismos de censura o restricción a la circulación de contenidos. Tales actuaciones de actores estatales y no estatales resultan incompatibles con las obligaciones en materia de derechos humanos y, en particular, con los compromisos asumidos por los Estados en materia de protección y promoción del derecho a comunicar. Este ensayo —publicado Avatares de la comunicación y la cultura, revista científica de la carrera de Ciencias de la Comunicación de la UBA— propone herramientas concretas, así como argumentos destinados a superar la tensión entre los marcos normativos y las políticas públicas respetuosas de los derechos humanos, orientadas a fomentar el pluralismo y la diversidad.
Por Redacción Esfera Comunicacional • 07/02/2023 19:06 • Tiempo estimado de lectura: 4 minutos
El ejercicio de la libertad de expresión encuentra en la actualidad nuevos límites y amenazas, a partir de renovadas estrategias de silenciamiento puestas en práctica por actores públicos y privados. A los desafíos históricos en los que estuvo enfocada la defensa del derecho a comunicar —que abarcaba desde la persecución y asesinato de periodistas y personas que toman la voz pública en América Latina hasta la imposición de sanciones penales o reparaciones económicas desproporcionadas—, se suman en la actualidad las demandas estratégicas contra la participación pública (conocidas como slapp por sus siglas en inglés), protagonizadas en general por actores estatales, y los cada vez más sofisticados mecanismos de moderación y etiquetamiento de contenidos y voceros por parte de las plataformas digitales. Así, mientras la antigua agenda de amenazas sigue vigente, el abordaje de estos nuevos fenómenos desde una perspectiva de derechos humanos, y particularmente desde el derecho a la comunicación, aparece como cada vez más urgente.
Como veremos a lo largo del artículo, tanto las slapp como las actividades de moderación no son, en realidad, dispositivos por completo novedosos (Pring y Canan, 1996). Más bien se presentan como una versión multiplicada, y en algunos casos perfeccionada de estrategias de silenciamiento históricas utilizadas por los actores públicos y privados. Desde la persecución judicial por parte de funcionarios y figuras públicas hasta la censura por gerenciamiento (Fiss, 1999), ejercida por los medios privados audiovisuales mucho antes de la existencia de las plataformas, es posible rastrear denominadores comunes con estas nuevas amenazas (Loreti y Lozano, 2014). Sin embargo, existen también particularidades de los nuevos fenómenos vinculadas particularmente a su extensión global (Wells, 1998), la inmediatez con la que han logrado ponerse en práctica y la potencia de las restricciones que implican en un escenario de enorme concentración de la propiedad mediática.
En este contexto, la actividad de quienes toman la voz pública —activistas, militantes sociales y políticos, defensoras/es de derechos humanos, periodistas, representantes sindicales, etcétera— fluye por un desfiladero cada vez más estrecho acuciada por estas nuevas estrategias de silenciamiento, tanto públicas como privadas. De la mano de un enorme caudal de casos registrado en los últimos diez años, ambas problemáticas concentraron la atención de los tribunales locales en diversos países de la región. En el caso de las slapp, además, entre fines de 2021 y principios de 2022 un fallo de la Corte interamericana, en primer término, y otro del Tribunal Europeo de Derechos Humanos, llamaron la atención sobre esta problemática. En función de ello, además, en la primera mitad de 2022 la UE comenzó a evaluar la posibilidad de elaborar una directiva antislapp.
A continuación veremos en detalle algunos de los planteos teóricos que se han conjugado con herramientas concretas para la incidencia y el litigio, así como los incipientes argumentos destinados a superar la tensión entre los marcos normativos y las políticas públicas respetuosas de los derechos humanos, orientadas a fomentar el pluralismo y la diversidad, y aquellas que buscan instaurar mecanismos de censura o restricción a la circulación de contenidos.
FUENTE: Esfera Comunicacional. Nota: https://esferacomunicacional.ar/escuchame-si-puedes-el-estrecho-margen-para-las-voces-disidentes/