Internacionales
Paraguay todito colorado
Una aplanadora oficialista, una oposición que intentó girar a derecha y fracasó, un Milei paraguayo y una izquierda golpeada. Análisis de los resultados electorales en tierra guaraní.
Por Redacción Grito del Sur. RMD • 04/05/2023 08:56 • Tiempo estimado de lectura: 4 minutos
Las encuestas volvieron a fallar y el Partido Colorado se impuso de nuevo. Serán ahora 75 años consecutivos de hegemonía partidaria, interrumpidos solamente por un breve período de gobierno donde Fernando Lugo ocupó el Ejecutivo. Pero vale la pena detenerse en los principales datos de la elección para analizar qué sucede en un país hermano pero olvidado por la escena mediática local.
El Partido Colorado es más que un partido: copa el Estado, las mediaciones intermedias como clubes, cooperativas y asociaciones de barrio, permea en la sociedad como identidad política nacional y controla la casi totalidad del funcionariado público. Una maquinaria político-empresarial aceitada, a base de licitaciones, presencia territorial y movilización.
Un solo dato pinta de cuerpo entero al partido hegemónico en Paraguay: en sus internas no obligatorias y exclusivas para afiliados votaron un millón cien mil personas, un cuarto del padrón general y poco menos del millón trescientos mil que acompañaron al presidente electo Santiago Peña en las elecciones generales. Una maquinaria compleja que garantiza siempre un piso de sufragios difícil de superar.
Peña será el nuevo presidente. Economista, hijo de una argentina y ex empleado del Fondo Monetario Internacional, este tecnócrata de 44 años llega al poder como delfín de Horacio Cartes, el verdadero poder tras las sombras del Paraguay. Cartes ocupó el Ejecutivo entre 2013 y 2018, es presidente del Partido Colorado y uno de los empresarios más ricos del país ligado a la importación, los medios y el tráfico de cigarrillos. Comenzó su carrera política como presidente del Club Libertad y creció al calor de los negocios espurios: la propia Justicia estadounidense lo declaró el año pasado como «significativamente corrupto».
Del lado de enfrente, la derrota fue estrepitosa. Efraín Alegre se presentó por tercera vez, en esta oportunidad acompañado por Soledad Núñez, una dirigente joven de derecha que presidió TECHO Paraguay y ligada al mundo empresarial. El giro a la derecha no le salió bien: pese a haber nucleado 14 partidos en la Concertación por un Nuevo Paraguay, Alegre obtuvo 15 puntos menos que en 2018, cuando lo acompañó en la fórmula Leo Rubin, del izquierdista Frente Guasú.
Sin embargo, la explicación de fondo para el triunfo colorado fue la emergencia de Paraguayo Cubas. El abogado nacionalista de extrema derecha cosechó 23 puntos, se posicionó como tercero en discordia y dividió el voto del cambio. Cubas se presenta como un outsider anti-casta pero nació en Washington, hijo de un agregado militar del dictador Alfredo Stroessner. También fue diputado y senador.
Su historial da cuenta de un peligroso estado de salud mental: defecó en la sala de un juez, se autoapresó y le tiró agua en la cara a varios senadores durante una sesión parlamentaria. Entre sus propuestas destaca la pena de muerte y el achicamiento del Estado. Este lunes, sus seguidores salieron a la calle a denunciar fraude. Cualquier similitud con Jair Bolsonaro o Donald Trump no es mera coincidencia y pinta la situación que podría replicarse en nuestro país con una candidatura de Javier Milei.
La izquierda tuvo una lamentable performance electoral: terminó dividida en dos listas y redujo de siete a uno sus representantes en la Cámara Alta. Ingresó únicamente Esperanza Martínez, ex ministra de salud de Fernando Lugo que acarrea un recuerdo muy positivo en la sociedad, sobre todo a partir de su política de distribución gratuita de medicamentos. El propio ex presidente Lugo quedó fuera del Senado, como así también Ermo Rodríguez, líder de la Federación Campesina.
Los colorados volvieron a demostrar su supremacía: controlarán ambas cámaras y ganaron 15 de las 17 gobernaciones en disputa, con la excepción de Central e Itapúa. En términos geopolíticos, el gran derrotado es China que sigue teniendo en Paraguay al único país que reconoce a Taiwán en Sudamérica pero también el Partido Demócrata estadounidense que había hecho un importante lobby contra un eventual triunfo de Cartes. Sin embargo, la realidad es más compleja: Peña ya avisó que reconocerá a Maduro y reestablecerá relaciones diplomáticas con Caracas.
Comienza un nuevo período en Paraguay donde la oposición deberá construir nuevos liderazgos si no quiere ser arrasada por la hegemonía colorada. La diputada de centroderecha Katya González (flamante senadora electa) y el intendente de Ciudad del Este, Miguel Prieto, aparecen como dos de las principales figuras que podrían encausar el descontento con el oficialismo colorado.