Derechos Humanos
Alquilar, sólo cuesta vida
A partir de los dichos de Javier Milei sobre la virtual derogación de la Ley de Alquileres, se generó una gran incertidumbre entre las y los inquilinos, entre los cuales se encuentra un importante caudal de votantes que lo apoyaron y ahora temen quedar a la deriva.
Por Redacción Enfant Terrible • 22/11/2023 23:13 • Tiempo estimado de lectura: 5 minutos
¿Se vuelve a la ley de alquileres de Martínez de Hoz? ¿En qué consiste la «libertad» de negociar contratos sin la regulación estatal? ¿Qué consecuencias trae la propuesta de Milei? ¿Por qué se preocupan sus propios votantes?
En una de sus primeras declaraciones como Presidente electo de Argentina, Javier Milei, se encargó de advertir que derogará la vigente Ley de Alquileres al tiempo que limitó la cuestión a un mero “contrato entre partes”.
“Lo único que ha hecho la Ley de Alquileres es generar daño. Terminó perjudicando a aquellos que pretendía proteger. (…) La libertad monetaria es parte de las cosas en las que queremos avanzar”, concluyó el liberal libertario en Radio Mitre, ayer lunes.
Estas declaraciones fueron seguidas con atención por las y los inquilinos del país, contabilizados en 8 millones de personas que deben alquilar vivienda debido al incumplimiento estatal con respecto al derecho a una vivienda digna (art 14 bis Constitución Nacional). Argentina registra desde el 2010 un déficit habitacional de 3,5 millones de viviendas (INDEC).
La desregulación estatal sobre los contratos y su posible dolarización generaron gran incertidumbre ente votantes propios y ajenos del economista, que temen incumplir sus obligaciones de parte ante una crisis económica que pulveriza salarios y amenaza con dejarlos en poco tiempo a la deriva.
La actual Ley de Alquileres, sancionada en el 2020 y reformada el pasado 11 de octubre, establece que los contratos entre propietarios e inquilinos se mantendrán por un plazo de tres años, con actualización semestral y en función del Coeficiente Casa Propia. Además, el texto original prohíbe la posibilidad de negociar en moneda extranjera.
Pero, en los últimos años, alquilar una vivienda para vivir (o sobrevivir) se convirtió en una verdadera odisea para millones en Argentina. Más del 30% de la población alquila hogares a precios superiores al índice hiperinflacionario actual, en un país donde -según el último censo nacional- hay 3 millones de viviendas vacías y la construcción de las mismas crece por encima del aumento de la población.
Vivir solo cuesta vida
“Esto (propuesta de Milei) significaría en lo inmediato un fuerte aumento en los alquileres y un retroceso total en materia de acceso a la vivienda en Argentina, con el agravamiento de la ya difícil situación que se vive. Con estas medidas no esperemos otro resultado que la expulsión de sectores asalariados y medios a la calle” expresó recientemente Sebastián Artola, responsable de la Federación de Inquilinos Nacional en la provincia de Santa Fe, a Rosario12.
Lo que plantea Javier Milei es exactamente lo mismo que aplicó en 1977 el Ministro de Economía de la última dictadura cívico militar, José Alfredo Martínez de Hoz, quien ordenó la dolarización y desregulación el mercado inmobiliario. ¿El resultado? El crecimiento exponencial de las inmobiliarias en el acaparamiento de viviendas en alquiler, la mercantilización de derecho a la vivienda y el incremento del déficit habitacional.
Desde aquellas épocas hasta la actualidad, la mayoría de las viviendas se venden y compran en dólares, pero no se pueden alquilar en dicha divisa. Esto es lo que intentaría cambiar el mandatario electo: la dolarización plena de este mercado y de la economía en general, lo que conlleva, sin medias tintas, darle el empujón a la deriva a millones de argentinos en situación de vulnerabilidad económica y social.
Iván Ginevra, Presidente de la Cámara Inmobiliaria afirmó a Ámbito en una reciente entrevista: “Vemos muy positiva la derogación de la ley. La posibilidad de contratar deliberadamente entre las partes va a ayudar a dinamizar el mercado”. Si los empresarios dueños de las inmobiliarias sonríen, ¿los inquilinos también tienen motivos para celebrar?
Pero, ¿puede Javier Milei derogar la ley?
El Presidente electo Javier Milei no puede derogar una ley directamente, pero tiene herramientas como los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) y los decretos delegados para poder lograrlo por la vía legislativa. Sin embargo, en ambos casos, podrá ser bloqueado por las fuerzas opositoras en el Congreso de la Nación, donde el liberal no cuenta con mayoría en ambas cámaras.
La teoría política nos indica que le será difícil al economista cumplir con su deseo, pero la praxis política y la propia historia local nos advierten que los políticos neoliberales pueden hacer de la ley una letra muerta e insistir en mecanismos inconstitucionales para lograr sus cometidos. Como para muestra basta un botón, recordemos los DNU de Macri que modificaron la Ley de Medios, decisión que se llevó a cabo a pesar de su expuesta inconstitucionalidad.
Necesidades y urgencias: ¿de quiénes?
La “necesidad” y “urgencia” de millones de argentinos y argentinas quedará a la merced de un Presidente que no tiene en cuenta la desigualdad entre un individuo y una empresa inmobiliaria, a la hora de negociar un contrato. La regulación estatal consiste en intentar equilibrar dicha asimetría, y regular los aumentos al tiempo que brinda ayudas fiscales a ambas partes. Si el mercado se liberaliza totalmente, millones de argentinos y argentinas irán a parar a la calle, profundizando la creciente pobreza e indigencia.
En este sentido, según la consultora Focus Market, una familia argentina promedio destina alrededor de un tercio de sus ingresos (32,4%) a pagar el alquiler de un departamento de un ambiente en CABA, más de un tercio (35%) en Córdoba y casi la mitad (47,1%) en Santa Fe, considerando ingresos totales promedios al mes de$159.151 y $246.238, respectivamente. Para llegar a esta conjetura, se consideró el ingreso total familiar promedio de cada aglomerado urbano analizado en base a EPH-INDEC y ajustados por índice de salarios.
FUENTE: Enfant Terrible. Foto de portada: Juan Cristian Castro