ELECCIONES PASO
El león, los herbívoros y la falacia del diálogo y el consenso
La gente no pidió dialogo y consenso, pidió respuestas. Una elección de tercios y de pisos. Ni desideologizada ni light: ganó en todo el país una derecha sin estructura que atraviesa clases sociales.
Por Redacción El Grito del Sur. RMD • 15/08/2023 02:42 • Tiempo estimado de lectura: 3 minutos
El centro político no existe. La gente no pidió dialogo y consenso, pidió respuestas. En un contexto de crisis, donde la inflación dejó de ser un fenómeno económico y se convirtió en una problemática social, las grandes mayorías estaban disponibles para salidas drásticas y la única propuesta vino desde la derecha.
Ni desideologizada ni light: dolarizar, quemar el Banco Central, cerrar el Ministerio de la Mujer y vender órganos. Del otro lado, la única propuesta era defender una patria con 40% de pobres y 120% de inflación.
Más que correrse al centro para interpelar, había que fortalecer uno de los dos polos. Los que apostaron al centro perdieron: Larreta corrió en Nación, de local en CABA y en Provincia de Buenos Aires, donde tenía un candidato mejor y favorito. Sergio Massa perdió en provincias con gobernadores massistas (los mismos que lo impulsaron): en Salta, Milei sacó 49% de los votos; el «Peluca» también ganó en Misiones, Chubut y hasta en Tierra del Fuego, que divide su empleo entre el Estado y el régimen de promoción basado en el proteccionismo comercial.
Nos dijeron que había que hablar bajito, que la gente estaba cansada de la política, que teníamos que gestionar bien y desideologizar el debate, que el horno no estaba para posiciones radicales o propuestas de avanzada. Cedimos, movieron el eje y nos corrieron de local.
Una elección de tercios y de pisos, la ruptura del bipartidismo más clásico, la enorme distancia entre las elecciones locales y los problemas nacionales, un mensaje a la política y una necesidad de soluciones concretas a los problemas: denme respuestas, por más inverosímiles que suenen.
¿Quiénes votan a Milei? Los de derecha, los enojados, los que apuestan a soluciones rápidas y bruscas, los que eligen creer, los de los liderazgos carismáticos. Si el voto de Macri era un voto de clase, blanco, del centro del país, de la soja y la cacerola, el de Milei es un voto transversal: atraviesa edades y clases sociales, gana en las villas y en las zonas sojeras, le habla a los viejos gorilas y a los pibes que quieren un país mejor, que anhelan ascenso social o por lo menos un poquito de previsibilidad.
Nace ahora una nueva fuerza de oposición: sin experiencia de gestión, sin estructura partidaria sólida, sin representación territorial. Ideologizada, programática, antiperonista. Que no escucha Chano y musicaliza con Los Redondos o La Renga, que entiende que la casta puede ser un político, un juez o tu jefe.
Perdieron los hervíboros: Massa y Larreta a nivel nacional y en sus pagos chicos, Tigre y la CABA. Ganaron Milei y Bullrich, por evidentes razones, pero sobre todo Mauricio Macri, que colocó a su primo en la Ciudad, se impuso en la interna porteña y mimó a Milei hasta el último minuto. Ganó también Axel, que no moderó el discurso y confrontó desde el inicio, la última esperanza de un peronismo de tinte popular.
Fue el primer tiempo, no está nada dicho. «Lo importante es entrar al ballotage», dijo Cristina Fernández de Kirchner hace algunos meses. El debate por los dos países no se puso en juego aún, pero con una matemática complicada, un presidente fantasma y una crisis económica de largo aliento es mejor que el peronismo sea más león y menos herbívoro.
FUENTE: El Grito del Sur.