Córdoba independiente

Fran Loyola: «Me di cuenta que el acto creativo es re poderoso»

Por Diario Tortuga (diariotortuga.com) • 01/08/2021 00:01 • Tiempo estimado de lectura: 7 minutos

El músico, de 29 años, nació en Neuquén. Vivió un lustro en Córdoba, y desde hace otro lustro emprende su vida en derredor de las canciones en Alta Gracia. En la previa de su última presentación, en una siesta de cantautores en Cañito Cultural, se hizo un rato para conversar en el programa “Tarde para Tirar la Toalla” de Radio Tortuga 92.9.

Fran Loyola anticipó el disco de soul que está preparando.

Al meterse a hurgar en sus recuerdos para hallar las primeras pistas musicales de su biografía, Fran Loyola cita a Joaquín Sabina, Joan Manuel Serrat, Silvio Rodríguez y Luis Eduardo Aute, algunos de los artistas cuyos cassettes y CDs podían encontrarse en la guantera del auto cuando acompañaba a su familia a visitar parientes en Junín de Los Andes; o a su padre, en sus excursiones como viajante de comercio. “Ésa es mi primera relación con la música. También a mi hermano le regalaron un discman en una época y escuché un disco de éxitos de los Redondos (Patricio Rey…), que tenía ‘Toxi taxi’. Es como la primera canción psicodélica que escuché en mi vida. Me acuerdo que me daba risa, me daba mucha gracia. Después, más de adolescente empecé a tocar el bajo en algunas bandas y después de eso, un día, un amigo, el Gordo Juan me enseñó dos o tres canciones seguidas en la guitarra, onda ‘Arrancacorazones’ de Attaque 77 y ahí empecé a tocar a pleno y nunca paré”, completa, en un vertiginoso repaso.

Durante su adolescencia, Fran Loyola estudió bajo un tiempo en una escuela de música, donde un baterista, también llamado “Fran”, lo invitó a sumarse a una banda de chicos que, a la postre tocaba en fiestas de 15. Después pasó por cantobares con micrófono abierto, haciendo covers, incentivado por su grupo de amigos. Recuerda que su primera canción propia tenía aires de murga y fue compuesta en el viaje de estudios a Santiago de Chile que compartió con compañeros de la escuela secundaria.

Al terminar, decidió venir a Córdoba, donde tenía parte de su familia. Se instaló en una pensión, en la esquina de Fructuoso Rivera y Vélez Sarsfield, en la capital; y entre el barullo del trashumar constante de los colectivos, estudió un par de años de Trabajo Social y después se metió en Sociología. En ese tiempo, compuso algunas canciones sin ninguna motivación especial.

Hace cinco años recaló en Alta Gracia. Y entonces la música asumió un impensado protagonismo: “La vida me trajo hasta acá, me gustó mucho y me quedé. Fui muy bien recibido en general, y en particular por el ámbito cultural, que me abrió las puertas sin ningún tipo de prejuicio. A eso lo tengo que agradecer, porque hubo gente que fue extremadamente piola conmigo y hubo un montón de espacios que me abrieron las puertas y para mí fue muy importante, porque no tenía práctica de tocar en vivo. Había tocado alguna vez en algún evento, en alguna movida. Bien tímido. Tocar en vivo y pensarme como una persona que hace música y hace espectáculos, sucedió acá”.

Al tratar de entender el porqué del “despertar” que vivió en Alta Gracia su faceta musical, alude a cierta experiencia que lo atravesó sin que lo tuviese previsto: “Empezó a pasar. Compuse una o dos canciones, fui a tocar a alguna fecha y se fue aclarando el panorama. Hay una etapa en la que tenés ganas de que te escuchen nomás y no estás tan preocupado por el contenido. Después sucede que te escuchan y tenés confianza en vos mismo y lo que hacés, y te empezás a preocupar por otras cosas; la composición, el proyecto artístico, el mensaje. Cosas más profundas. Empezó a pasar eso. Dejé de ver la música como algo que me salía bien y pasé a pensar en un proyecto artístico y casi como en un proyecto de visión de mundo a través del arte”.

Según cuenta, dejó cierta etapa de “tener miedo a desafinar y que te vayan a ver cantar; para pasar a otra en la que intentás como artista generar algo. Que no tenga que ver con el ego personal, sino con lo que puedan sentir las personas escuchando a un artista. No como un piso para mi autoestima, sino como un lugar para generar cosas grossas para los demás y para mí también. Cuando descubrí eso, empecé a buscar con más énfasis generar una experiencia significativa para mí y para los demás”.

RADIO TORTUGA (RT): ¿Por qué pasó eso que no había ocurrido antes?

FRAN LOYOLA (FL): Quizás solté algunas cosas que me frenaban de algún modo. En un momento estaba muy preocupado por si mi música gustaba o me iba a llevar a algún lado; y después empecé a darme cuenta que mi único compromiso era con el acto creativo. Y cuando me di cuenta de eso, compuse 25 canciones. Vivimos en un mundo que nos saca del foco todo el tiempo, en el que sólo es importante el reconocimiento. En un mundo que para los artistas es re complicado porque hay una sobreoferta y un mercado que sólo paga los proyectos de las grandes discográficas. Quizás está bueno concentrarse en hacer una canción que le haga sentir algo a alguna persona. Cuando me saqué un poco esas expectativas con la música, me di cuenta que el acto creativo es re poderoso. Ahí se me abrió el panorama. No sé por qué. Quizás fue suerte, no sé.

RT: Decías que fue importante el vínculo que se empezó a generar con otros artistas que fueron acompañando este proceso…

FL: Mi llegada a Alta Gracia tuvo que ver también con gente diciéndome “vamos a tocar, vamos a hacer esto y lo otro”, muy amistosamente. Lo mismo la gente que me brindó espacios para tocar y la que me fue a escuchar. Siempre sentí una recibida piola. Me ayudó mucho eso.

RT: ¿Moldeás tu proyecto musical o lo dejás fluir?

FL: Hay una primera etapa en la que compongo improvisando. Eso hace que me salgan canciones de distintos estilos. Cuando ya tengo un volumen de canciones con las que se puede hacer algo, las voy juntando por estilos como para mandar un mensaje más unificado. Ahora estoy grabando un disco de soul en el que agrupé algunas canciones que tenía del estilo. Algunas compuestas hace dos años, otras hace unos meses. La motivación va por ahí. Voy armando proyectitos con lo que me va saliendo. Tengo para hacer un disco de boleros y otro de canciones bien cantautor. El anteaño pasado nos presentamos con Juan Catania y el Chafu, y con ellos teníamos un trío stoner, que también me gustaría registrar.

Para el proyecto de soul que lo tiene abocado en estos días y que pretende dar a conocer en dos meses, contrató a tres destacados jóvenes músicos de la región: el baterista Juan Catania, el tecladista Genaro Garbarino y el bajista Facu Irazábal. “Son gente súper piola y muy profesional para trabajar”, destaca Loyola: “Establecimos un diálogo más laboral para trabajar este disco y la experiencia estuvo buenísima”.

Fran Loyola tiene además en plataformas virtuales, un trabajo anterior (EP) que se llama “Despierto” y que contiene canciones con aires psicodélicos que grabó con Juanca Moreschi. “Esa experiencia estuvo zarpada, Juanca Moreschi es un gran antiproductor, que me mostró y explicó un montón de cosas en medio del proceso”.

En carpetas con nombres tentativos, ordenadas en su computadora, Fran Loyola guarda canciones para probables proyectos futuros. Reconoce que lo que más le cuesta es ponerle nombres a las canciones.

RT: ¿Sentís que hoy es un potencial proyecto de vida la música en vos?

FL: Sí, de una… Proyecto de vida, me gusta eso. Porque al margen de la cuestión económica y laboral, es algo que voy a hacer toda la vida.

Fuente: diariotortuga.com