Salud

Mujeres Seropositivas: una agenda urgente

Mientras las organizaciones positivas aguardan el tratamiento en el Congreso de la Ley Nacional de respuesta Integral al VIH, las Hepatitis virales, Tuberculosis e Infecciones de Transmisión Sexual (ITS), la agenda bichosa tiene múltiples aristas sobre las cuales seguir hablando. ¿Parece un tema de otra época? Bueno, no. Hoy, el estigma y la discriminación están muy vigentes. Conversamos con Florencia Ceballo, presidenta de la Red Argentina de Jóvenes y Adolescentes Positivos (RAJAP) sobre las mujeres que conviven con el virus. 

Por Redacción La Tinta • 25/11/2021 08:00 • Tiempo estimado de lectura: 8 minutos

“Ahora sabemos que los tratamientos para el VIH-sida son realmente efectivos, que el estigma se ha morigerado al mismo tiempo que se aplazó la amenaza de muerte y que hasta se puede prescindir de los condones cuando la carga viral permanece indetectable. Otras siguen igual, hay cuerpos que importan y otros que no, quienes mueren por causas relacionadas al VIH-sida son en su enorme mayoría pobres, personas trans, indi*s, negr*s; excluid*s. Pero no tengo intenciones de hablar sobre sida, aunque ahí está el origen de esta trama”. 

Marta Dillon, Vivir con virus. Relatos de la vida cotidiana.

Este año, se presentó el estudio del Índice de Estigma y Discriminación hacia las personas con VIH en la Argentina 2.0. Realizado por la Red Argentina de Jóvenes y Adolescentes Positivos (RAJAP) junto con el Ministerio de Salud de la Nación y el Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI), y con el apoyo del Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre VIH-Sida (ONUSIDA) y el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). 

Es la primera vez que un grupo de jóvenes positivos a nivel mundial lleva adelante un relevamiento de estas características. Durante 2019 y 2021, entrevistaron a 948 personas con VIH de AMBA, NOA, NEA y Cuyo. Uno de los objetivos fue la recolección de evidencia que permita el diseño e implementación de políticas públicas con perspectiva de género y derechos humanos. 

Dedicaron una sección específica al análisis sobre el impacto del Estigma y Discriminación en las mujeres con VIH. Si bien, en Argentina, hay más hombres con VIH que mujeres, sin embargo, son las mujeres con VIH las mayores víctimas de estigma, discriminación y violencia por razones de género. Los prejuicios instalados en nuestra sociedad impactan particularmente sobre las mujeres jóvenes, reforzándose por su edad; en efecto, este es el grupo etario que más dudó en realizarse la prueba por temor a la opinión de otras personas en caso de tener un resultado positivo (55% de las jóvenes entrevistadas). El estudio evidencia que las poblaciones con VIH más afectadas por el estigma, la discriminación y la violencia en todos los niveles son las mujeres trans (18%), las mujeres de pueblos originarios (54%) y las mujeres migrantes internas (48%)”, detalla el informe. 

Florencia Ceballo tiene 28 años y vive en Córdoba capital. Es activista positiva y defensora civil. Actualmente, es la presidenta de RAJAP. “Hacerme visible para mí fue muy importante y fue parte de dejar de sentirme mal y ser auténtica conmigo. Autodefinirme como mujer viviendo con VIH para mí significa mucho, pasé por muchos procesos en lo físico, psíquico y emocional. Recibí el diagnóstico en pandemia y en un estado muy avanzado porque, como mujer heterocis, nunca me había hecho un control de VIH. Cuando me diagnosticaron, tenía una carga viral muy alta, tenía muy pocas defensas y contraje tuberculosis ganglionar. Me llevó mucho tiempo la aceptación de esta nueva realidad. Cuando encontré la Red RAJAP, las cosas cambiaron. Allí me brindaron contención y sobre todo la información que no tenía. Por eso es tan importante la Educación Sexual Integral en las escuelas y las campañas de visibilización y concientización. Porque existen muchos mitos, tabúes y falta de información. Sobre todo desde una perspectiva en derechos humanos y género para conocer sobre VIH y las ITS en general”, detalla Florencia. 

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(Imagen: RAJAP)

Las mujeres seropositivas han estado mucho más invisibilizadas, el estigma es más pesado y la exclusión es persistente. Según el Informe, “el 56 % de las mujeres más jóvenes, de hasta 24 años, presentaron un porcentaje mayor de dificultades para hablar sobre su estado serológico con otras personas y consideraron que fue una experiencia negativa la divulgación en su entorno no cercano. El 88 % de las mujeres jóvenes manifestaron que les resultaba difícil contarles a otrxs y un 55 % aún duda de realizarse el test por temor al qué dirán, en caso de obtener un resultado positivo”. 

No son datos menores estos porcentajes si tomamos en cuenta que los datos recogidos en el estudio evidencian que el “16 % de la población encuestada refiere haber sido obligada a hacerse la prueba del VIH o a divulgar su estado serológico para aplicar a un trabajo u obtener un plan de pensión”. 

Florencia nos cuenta que para ella es muy importante su pertenencia como activista, “es importante para mí contener a otras personas y luchar por los derechos que nos corresponden como personas que vivimos con el virus. A veces parece que las agendas feministas no se hacen eco de nuestra lucha. Hoy necesitamos que se sumen para luchar por la nueva Ley VIH, necesitamos que nos acompañen, porque hasta que no exista un nuevo marco legal, más acorde a los tiempos que vivimos y con otras perspectivas, será difícil alivianar el estigma y discriminación a nivel social. Aún hoy se asocia VIH con Sida, cuando son dos cosas totalmente diferentes. Los mitos abundan y es importante entender que estando indetectable, el virus es intransmisible”. La Campaña Indetectable = Intransmisible está basada en evidencia científica y busca aportar información para mejorar la calidad de vida y las formas en que comprendemos y nos vinculamos con las personas positivas. 

Recordemos que, en nuestro país, la Ley Nacional Nº 23.798 de Sida es de comienzos de los años 90. Dos veces perdió estado parlamentario el proyecto de una nueva Ley VIH. Este mes es clave, ya están los dictamen para que sea tratada en la Cámara Baja. 

“Hay un gran mito en cuanto a las transmisiones de VIH, se solía decir que por ser una persona hetero no ibas a contraer el virus. Ya sabemos que no discrimina por identidad de género ni sexual, ni por edad, ni clase social”, afirma la presidenta de la Red. 

El peso en las mujeres o personas gestantes seropositivas se suma cuando existe el deseo de ser madres o cuando desde los espacios de salud lo dan por sentado. “En el sistema médico, durante mucho tiempo se vulneraron nuestros derechos, luego de parir era común la práctica de ligadura tubaria (“de trompas”) o se las obligaba a tener a sus hijes por cesáreas sin tener el derecho a un parto vaginal y natural. Sin acceso a información para decidir y evaluar las posibilidades, y sobre todo, para transitar ese tiempo sin miedos y estigmas”, explica y se abre otro universo que las mujeres y personas gestantes que conviven con el virus y que quieren maternar deben afrontar. 

Para la activista, la mejor forma de sacar los tabúes sociales es informar. Informar todo el tiempo con perspectiva de derechos y género, hablar en todos lados, sensibilizar, tener data chequeada. Siempre recomendamos seguir las cuentas de activismos positivos, porque ayudan a entrar en diálogo con sus relatos de vida cotidiana, con sus procesos vividos, con sus aprendizajes, pero sobre todo, con el trabajo que van haciendo en red, para que, como sociedad, dejemos de mirar para otro lado o aportar a la cadena de estigmas y violencias. 

“Es muy importante que los medios, que nos siguen estigmatizando, comiencen a sensibilizar y brindar información desde nuestras luchas. No hace falta vivir con el virus para luchar por los derechos de las personas positivas ni para derribar las discriminaciones que sufrimos en todos los ámbitos”, concluye Florencia. 

“Me acuerdo de la noche anterior a recibir el resultado de mi VIH. Puedo volver a vivir ese último insomnio entre sábanas pegoteadas de ansiedad. Estuve dándole puñetazos a la almohada hasta que pude reconocer al miedo agazapado entre los restos de oscuridad. Recién entonces me dormí. Al otro día, el miedo solo cambiaría de nombre, pero ya no se llamaría incertidumbre. Un miedo menos, una duda menos para atormentarme. Esta vez, saber también fue para mí un alivio. Ahora tengo un trabajo urgente que hacer, no perderme ni un bocado de vida. Aunque este se ofrezca mientras lavo los platos. La sombra de la muerte le da brillo a cada instante y la verdad le da relieve. Tal vez no tengan por qué importarme las enfermedades o muertes ajenas, pero quiero formar parte de la red que yo también necesito”. 

Marta Dillon, Vivir con virus. Relatos de la vida cotidiana.