Sociedad
Riotercerense halló los primeros restos de un dinosaurio carnívoro en Salta
El paleontólogo riotercerense, Javier Ochoa, halló los primeros restos de un dinosaurio carnívoro en Salta. Se le adjudicó el nombre de «Güemesia Ochoai».
Por Redacción Tercer Río Noticias • 04/03/2022 07:30 • Tiempo estimado de lectura: 5 minutos
Restos del primer terópodo abelisaurio del noroeste argentino, una especie de dinosaurio carnívoro cuyos rastros en el país se habían registrado solo en la Patagonia, fueron hallados en la provincia de Salta, un descubrimiento que pone luz a lo que ocurría hace 70 millones de años en lo que hoy es el norte del país, consigna la agencia oficial Télam.
Los restos fueron encontrados por el técnico en paleontología riotercerense, Javier Ochoa, quien no hace mucho fue quien extrajo y recuperó cerca del río Ctalamochita, en Villa Ascasubi, los restos de un gliptodonte.
«Este descubrimiento tiene la importancia de entender un poco cómo evolucionaron y cómo cambiaron estos dinosaurios abelisaurios y, por otro lado, viene a llenar los grandes baches geográficos que teníamos en Argentina, ya que en el norte del país no conocíamos nada de dinosaurios«, explicó a Télam el investigador del Conicet, Federico Agnolín.
El «Güemesia Ochoai»
La novedad, además, es que por ser Ochoa quien encontró el fósil, el mismo fue bautizado como «Güemesia» por el prócer salteño, Martín Miguel de Güemes, y «Ochoai», por el apellido del investigador de esta zona de Córdoba.
Señala Télam que el especialista en dinosaurios carnívoros se refirió al Güemesia Ochoai, que es el nombre que le adjudicaron al nuevo ejemplar en honor al general Martín Miguel de Güemes, en el bicentenario de su fallecimiento, y a Javier Ochoa, que es el técnico en Paleontología cordobés que hizo el hallazgo. Sostuvo que “de ninguna manera fue algo fortuito, sino que estábamos buscando los materiales y Javier lo encontró”.
Se trata de la base de un cráneo de abelisaurio casi completa, encontrado en la formación conocida como Los Blanquitos, en el alejado Valle de Amblayo, en el departamento San Carlos, en la provincia de Salta.
«Tiene unos 70 millones de antigüedad y en aquel momento el mundo era muy distinto a lo que es hoy. No estaba la Cordillera de los Andes, la Patagonia era una zona boscosa mucho más húmeda; o sea, tenemos realmente otro espacio temporal», detalló Agnolín, quien encabezó el trabajo sobre el hallazgo recientemente publicado en el Journal of Vertebrate Paleontology.
El especialista destacó «la gran pericia de Javier Ochoa, que es un gran conocedor y un excelente buscador de fósiles», lo que permitió encontrar esta base de cráneo en Amblayo, «una zona alejada de Salta en la cual los fósiles son muy escasos, así que encontrar cualquier resto es de mucho valor». El equipo a cargo del trabajo y el descubrimiento estaba integrado por investigadores argentinos, hindúes e ingleses.
El investigador señaló que «se conocen muy bien los dinosaurios de la Patagonia», sostuvo que «recientemente apareció información de los dinosaurios brasileros», pero detalló que «entre estos dos lugares teníamos un gran bache de información; realmente no sabíamos qué tipo de dinosaurios ni qué tipo de fauna ni siquiera habitaba toda esa zona».
«El Güemesia ayuda a llenar un poco ese bache, porque por primera vez tenemos un dinosaurio del grupo de los abelisaurios, que eran unos dinosaurios carnívoros, relativamente de medianos a pequeños, o sea, de entre 5 y 10 metros de largo, que nos muestra que estos animales no solamente estaban en la Patagonia y en Brasil, sino también en lo que hoy es el norte argentino», manifestó.
«Fue un gesto desde lo afectivo y profesional»
En declaraciones a Radio Capilla de Rodríguez, Javier Ochoa consideró que se trata de un hallazgo «expcepcional». «Es algo nuevo en un terreno en donde no se sabía nada o se sabe muy poco», sobre estos restos fósiles, señaló.
«Este hallazgo ha dado una relevancia importantísima, superlativa, para toda esta región, puesto que conecta a la Patagonia con el sur de Brasil, lo que abre una puerta para todos los investigadores que seguramente será aprovechada al máximo», indicó.
Ochoa explicó que el terreno en donde fue hallado el fósil es de muy difícil acceso. Dijo que para encontrar un resto así, «hay que salir, caminar y no despegar los ojos del piso porque puede verse apenas una partecita muy pequeña de un hueso que cuando comenzás a sacar el sedimento, separar la matriz del fósil, te podés encontrar con una gran sorpresa o simplemente una astilla».
«En este caso -prosiguió- cuando vi el fósil, había un pedazo del techo craneal quebrado, sobre la superficie, y hacia adentro de la arenisca se veía todo el borde del que había visto en la superficie», explicó. Y agregó: «Nos pusimos a excavar y sacamos lo que corresponde a la base del cráneo y gran parte del techo craneal».
«Definitivamente fue una gran sorpresa cuando me avisaron que se trataba de un dinosaurio carnívoro y todo eso cerró en una gran emoción cuando me dijeron ‘te dedicamos el bicho a vos’. Creo que es un premio a todo mi trabajo; es un gesto híper bondadoso, considerable desde el punto de vista afectivo y profesional, de parte de ellos, el haberme dedicado este fósil que es maravilloso porque ha despertado una gran expectativa (…) Me alegra mucho porque es un aporte más de mi parte a la ciencia y paleontología», dijo.
«Ahora hay un dinosaurio que tiene mi apellido, entonces que más puedo pedir. Creo que es el mejor premio que puede recibir un técnico o una persona ‘x’, que haya encontrado (un fósil) y que los investigadores le dediquen el hallazgo, es un gesto maravilloso», señaló el técnico en paleontología.