Ciencia y Tecnología

Un sueño hecho realidad

En el transcurso de poco más de un mes, presentó Galtec, la empresa de base tecnológica con la que buscará, tras treinta años de investigación básica, estrategias terapéuticas concretas contra el cáncer y enfermedades autoinmunes, y fue galardonado con el Konex de Brillante. En esta entrevista exclusiva con NEXciencia, Rabinovich se manifiesta muy feliz de poder avanzar con su emprendimiento en nuestro país y asegura que el sueño que nació hace décadas se transformó hoy en un compromiso con la sociedad.

Por Redacción NexCiencia • 11/10/2023 00:14 • Tiempo estimado de lectura: 9 minutos

«Todavía no lo puedo creer porque, además, había entre quienes habían recibido diplomas personas que admiro. Es un honor muy grande”. Gabriel Rabinovich sonríe. Habla del premio Konex de Brillante que reconoce a las figuras más destacadas de la ciencia y la tecnología de la última década, y que le entregarán el próximo 31 de octubre, y de Galtec, la empresa de base tecnológica que acaba de fundar. Y dice: “Estoy orgulloso de todo lo que hicimos con mi equipo durante tantos años. Este es un momento muy especial para mí. Si le tuviera que hablar al Gabriel de hace algunos años, con la ansiedad que tenía de que estas cosas sucedieran, le diría que, si algún sentido tiene la vida, es que siempre brinda una oportunidad”.

Los logros científicos están, por supuesto, más allá de los premios. Se expresan, sobre todo, cuando todo ese conocimiento acumulado durante años de investigación rigurosa, se pone finalmente al servicio de la comunidad, cuando resuelve problemas, cuando cura.

La semana pasada, el laureado bioquímico cordobés pasó por Exactas para brindar un seminario en el Departamento de Química Orgánica, en la misma aula donde disertó por primera vez en la facultad, hace un cuarto de siglo, que inicialmente iba a titularse: “Circuitos regulatorios mediados por galectinas y glicanos en el control de la respuesta inflamatoria en cáncer y enfermedades autoinmunes”, pero que a último momento rebautizó: “Aventuras de un inmunólogo en la tierra de los azúcares: del descubrimiento a la transferencia, ida y vuelta”.

Rabinovich ha trazado con su investigación sobre galectinas un nuevo paradigma para el control del sistema inmune.

Hacía tiempo que Rabinovich, ya una referencia mundial en inmunología, buscaba transferir conocimiento, dar el salto del trabajo en el laboratorio al desarrollo de productos farmacéuticos y estrategias terapéuticas contra el cáncer y varias enfermedades autoinmunes e inflamatorias crónicas. Así nació, a mediados de agosto, Galtec, una empresa de base tecnológica que es el virtuoso resultado de tres décadas de investigación básica.

Treinta años después, en efecto, la relevancia de la proteína galectina-1 en la regulación del sistema inmune es un hecho comprobado, y abre enormes perspectivas para tratar distintas patologías, tanto a partir de la eficacia terapéutica de bloquearla como de la de estimular su expresión. Esa dualidad que Rabinovich suele explicar con una metáfora literaria: a veces, esta proteína es Dr. Jekyll. Y otras, es Mr. Hyde.

Galtec, cuya sede está en el Instituto de Biología y Medicina Experimental (IBYME), donde Rabinovich dirige su Laboratorio de Glicomedicina. trabajará en dos plataformas. Una está orientada a producir un anticuerpo monoclonal que bloquee a Gal-1, inhibiendo su actividad angiogénica e inmunosupresora, disminuyendo así el crecimiento tumoral, en vistas a un tratamiento contra distintos tipos de cáncer. La otra busca generar y administrar una variante de esa proteína que reduzca la inflamación en enfermedades autoinmunes e inflamatorias crónicas, como la artritis reumatoidea, la esclerosis múltiple y las enfermedades inflamatorias intestinales.

Rabinovich ha trazado con su investigación sobre galectinas un nuevo paradigma para el control del sistema inmune. “Cuando empezamos era muy loco pensarlo, parecía ciencia ficción: que un tumor produzca una lectina, azúcares que maten linfocitos T. Y ahora, lo que hicimos está validado en todo el mundo. Entonces, yo estoy muy tranquilo, no sé si se me nota. Lo siento como el gran aporte científico de 30 años de trabajo. Es una de las cosas que más satisfacción me da: que en distintos laboratorios del mundo puedan repetir y reproducir lo que venimos haciendo hace tanto tiempo, que haya otras compañías, en otros países, armándose alrededor de las galectinas”.

“Hay mucha gente trabajando en esto, hay inversión privada y muchos pacientes que necesitan una nueva terapia”.

“Ya terminamos los ensayos preclínicos –continúa–. Pudimos validar en modelos experimentales el efecto de la variante de Gal-1, y el efecto del anticuerpo antiGal-1 en distintos tipos de tumores. Ya tenemos las licencias de las patentes. Y ahora tenemos que avanzar en los controles de good manufacture practices para estos productos. Luego, se repiten los preclínicos de seguridad. Hay que presentar todo de la forma más rigurosa ante las autoridades regulatorias: FDA, EMA, ANMAT. Y entonces sí, podemos ir a una Fase 1 con pacientes. Pensamos que esto podría ocurrir en dos años, dos años y medio. Estamos hablando con inversores privados que nos permitan sostener todo este proceso”.

El 17 de agosto pasado, el día elegido por Rabinovich y su equipo para la presentación pública de Galtec, en los medios sólo se hablaba de una cosa: la intención de un candidato a presidente de cerrar varios ministerios, entre ellos el de Ciencia y Tecnología, y privatizar, de paso, el CONICET.

“Fue una casualidad. Las invitaciones ya habían sido extendidas. De hecho, nosotros venimos trabajando desde hace mucho como si Galtec ya existiera. Los laboratorios en el subsuelo del IBYME ya estaban terminados, pero yo quería tener las patentes licenciadas y todo en orden antes de hacer el anuncio. Surgió entonces esa fecha, cuando podían las autoridades y los inversores, y que además es una fecha patria. Jamás imaginamos que esa coyuntura iba a coincidir con esas declaraciones de un candidato”.

Ese día, Rabinovich explicó que Galtec era el corolario de 30 años de inversión del Estado, desde ese día de 1993 en que vio la tenue marca de una banda proteica, Galectina-1, en un Western blot, sin saber, todavía, qué era y para qué servía. En el corto plazo, el CONICET recibirá regalías de los productos que elabore Galtec. Pero lo más importante, sostuvo, es lo que de esa inversión volverá a la comunidad, transformada en calidad de vida para los pacientes.

“Lo sufrimos un poco –dice Rabinovich casi dos meses después de la inauguración–, en Twitter, con las agresiones de ese lado, con los haters. Tomé la decisión de no responder. Para mí, la mejor respuesta son los hechos. Aquí hubo una inversión del Estado durante 30 años, y ahora habrá regalías de Galtec que le van a llegar al CONICET. Una inversión que vuelve además a la comunidad, a la calidad de vida de los pacientes. El apoyo a la investigación básica desemboca en ese momento de creatividad del científico en el que se genera ciencia nueva, disruptiva, transformadora, y para que sea transformadora deben pasar muchos años. Como dice la canción, frente a todo eso, nosotros venimos a ofrecer nuestro corazón, nuestro trabajo, día y noche. Yo siento que no he parado desde el 99, cuando llegué a Buenos Aires, y estoy muy orgulloso de eso, de seguir investigando, publicando, formando recursos humanos: llevo 29 tesis doctorales, 24 posdocs y casi un centenar de colaboradores si sumo a todos los que andan diseminados por laboratorios de todo el mundo”.

“Cuando surgió la posibilidad de fundar Galtec, pensé que hacerlo en el país era un modo de cerrar el círculo”.

Dice haber llegado –tras sortear muchos obstáculos y haber sufrido pérdidas personales que lo hicieron ver las cosas de otro modo–, “a un momento muy especial, de consolidación. Me siento mejor a nivel personal, con madurez para recorrer un camino que es completamente diferente al que venía transitando, y con un compromiso distinto. Yo antes pensaba esto como un sueño. Luché por que se hiciera realidad. Y ahora, que es algo tangible, se transforma en un compromiso hacia la sociedad. Hay mucha gente trabajando en esto, una inversión privada y muchos pacientes que necesitan una nueva terapia. Entonces lo veo como una gran responsabilidad, como un legado científico pero también personal. Ya no es el sueño del que me ocupo, tangencialmente, yendo cada tanto a hablar con la gente de Vinculación Tecnológica, mientras mi día transcurre en el laboratorio. No. Ahora tengo que darle duro a esto”.

Rabinovich desarrolla permanentes investigaciones en cooperación con científicos e instituciones de otros países. Junto a colegas españoles de la Fundación Jiménez-Díaz, vinculada a la Universidad Autónoma de Madrid, publicó recientemente, por ejemplo, un trabajo sobre el posible rol de Gal-1 en tratamientos contra la ateroesclerosis. O sea, Galtec podría haber nacido en otra parte. Pero nació en la Argentina.

“Yo nunca me fui –dice–. Hice mi posdoctorado acá, y salvo algunos entrenamientos en Inglaterra o Israel cuando era joven y estaba haciendo el doctorado, siempre elegí quedarme. Y cuando surgió la posibilidad de fundar Galtec, pensé que hacerlo en el país era un modo de cerrar el círculo, también para la gente que ha trabajado conmigo. Dicho esto, nosotros pensamos en internacionalizar Galtec, aspiramos a que sea un faro importante en el mundo. Estamos hablando de enfermedades que son de prevalencia mundial. Y puesto que tenemos una validación muy grande de la comunidad científica internacional, de que el bloqueo de galectina en cánceres y que el aumento de galectina en automunidad podría ser beneficioso, la verdad es que queremos tener visibilidad e impacto real en los pacientes. De todos modos, en esto también hay un concepto de soberanía, y a mí me pone muy contento poder hacerlo en nuestro país”.

FUENTE: NexCiencia