Violencia Institucional
La Marcha de la Gorra, o cómo tejer un movimiento durante 17 años
Su presencia constante en las calles es un señalador de que no se ha revertido el escenario represivo. Con el tiempo creció y ganó un lugar indiscutido. Hoy es trinchera para los tiempos que acontecen, siempre fue así: “Presentes en las calles: Ahora y siempre”.
Por Redacción Enfant Terrible • 05/12/2023 00:28 • Tiempo estimado de lectura: 4 minutos
El año pasado, Julio Pereyra, uno de nuestros redactores, escribía: «la Marcha de la Gorra se ha convertido en un movimiento que se renueva constantemente y se convierte en hoguera para todas esas violencias y en un hogar para las alegrías de todos los sectores populares».
Este año, de nuevo toca poner en práctica ese movimiento. En ese sentido, desde la convocatoria de este año señalan: “Reivindicamos la MDLG como movimiento cordobés que contagió de manija y lucha a otras marchas en diferentes ciudades del país”. Porque es así, desde aquí surgieron otras, como la de Santa Fe, Buenos Aires o Neuquén.
«¡Qué arda!» gritan cuando se enciende el momo. ¿Qué arde? La MDLG es un espacio que quema, prende en llamas las contradicciones políticas, desdibuja límites partidarios y pone en el centro la díada vida-muerte, que se choca entre sí para hacer surgir algo nuevo. Estar en la Marcha es prenderse, incendiarse por dentro, como si fuera que a las emociones les echasen nutrientes, para que broten con más fuerza.
Tal vez de allí en parte surja la idea de que es un “movimiento”. En términos filosóficos tiene que ver, quizás, con un movimiento desde adentro que empieza por los afectos, multiplicado por cada cual que siente allí, escuchando la murga, los gritos y los “¡Presente!” de cada nombre.
“Presentes en las calles: Ahora y siempre”
Así fue definida la consigna de este año, resultado de la construcción colectiva que realizan todos los años desde la mesa organizadora, a raíz de las discusiones que se arman en ronda y la situación coyuntural que atraviesa los debates.
Para Camila, integrante de la Mesa Organizadora de la MDLG: “Este año que es un año electoral con mucha incertidumbre. Hubo un discurso desde los movimientos sociales muy tirado al tener que salir a las calles, que nos llevó a definir que en las calles hemos estado durante 17 años y han pasado diferentes gobiernos. Hay una especie de trinchera en lo que es este lugar ganado de la Marcha de la Gorra”, contó a Enfant Terrible.
“Ahora y siempre estamos en las calles, porque consideramos que es un espacio que hay que disputar, porque es muy negado hacia todos los sectores vulnerables”, agregó Camila.
Además de trinchera, desde la MDLG reivindican la movilización como herramienta de lucha, ya que permite visibilizar las reivindicaciones como movimiento antirrepresivo en Córdoba: “Nos permite llevar al Centro muchos reclamos que son acallados, perseguidos. Más que una herramienta, es una conquista también, porque surge a partir de un reclamo muy concreto que es contra el Código de Convivencia, que le da un marco legal a las detenciones arbitrarias por la portación de rostro”, planteó la integrante del colectivo organizador.
A lo largo de estos 17 años, debido a su impronta y sus reivindicaciones, la MDLG ha adoptado y contenido otra diversidad de reclamos, de allí su importancia a seguirla sosteniendo su realización. Se trata también de continuar denunciando a quienes ocupan los cargos de manera cómoda, sin ser señalados por ningún otro sector, mientras hay muertes por gatillo fácil, en contextos de encierro, femicidios de uniforme y desaparecidos en democracia. En este sentido señala Camila:
“Schiaretti deja el gobierno con su cabeza muy en alto y yéndose como si hubiera tenido una gestión impecable, cuando la realidad es que en los últimos 8 años por represión estatal en manos de su gobierno han muerto más de 160 personas”.
El sostén que menciona la activista, se logran con la amplitud de personas, sectores y organizaciones que participan y han participado a lo largo de estos casi 20 años. Parte de ser trinchera implica también ampliarse los vínculos y lazos, buscando puntos en común: “Más allá de las particularidades de cada territorio y de que sea una demanda puntual, se termina perfilando a un claro movimiento antirrepresivo que trasciende la territorialidad de Córdoba, sino que se replica no sólo al interior de la provincia, sino también en otras provincias”, concluyó.