Córdoba independiente

“La vinculación política con el carnaval es histórica”

Por Diego Barrionuevo • 16/02/2021 00:03 • Tiempo estimado de lectura: 6 minutos

Franco Moran, murguero, Trabajador Social y gestor cultural, hace un recorrido por el carnaval y la vinculación con lo político y social.

 “Comencé con la murga como parte de un proyecto de militancia estudiantil, como un medio de promover la participación y compromiso”, dice Franco Moran. Trabajador Social, gestor cultural, vinculado a la movida murguera, –“la actividad de escena pública”– define, desde el año 2002 cuando vino a estudiar a Córdoba y meterse de lleno en el carnaval como festejo popular.

Participó de diversas murgas, formó parte de los programas culturales de la Universidad Nacional de Córdoba “Derecho a la cultura” y “Punto de extensión” y fue Subsecretario de Cultura de la misma casa de altos estudios, además de hacer un proyecto de memoria oral en Müller y un documental sobre la experiencia.

– ¿Cómo te vinculaste con el carnaval y la murga?

-Empecé en el año 2002 cuando con la agrupación del centro de Estudiantes de Trabajo Social hicimos un taller de murga. Teníamos profes jóvenes de la murga Vagabundos y Vagabundas de Bella Vista, formada en el marco de la biblioteca popular del mismo barrio. Nosotros decimos que ellos fueron nuestros docentes en esa búsqueda de lo que después le pondríamos un marco más conceptual, en ese momento fue de una manera más intuitiva, a partir de la experiencia de la educación popular.  Allí formamos la murga “De parche en Parche”, con mucho componente estudiantil, pero también de otras personas que no estaban en la universidad. Con esta murga impulsamos la Revuelta Murguera que por más de diez años fue el encuentro regional de murgas.

De ese comienzo en la facultad, empezaste un recorrido extenso en el mundo carnavalero, en Córdoba y en Montevideo; en el escenario o en el ámbito de la investigación.

-En este derrotero de la murga, me vinculé en los años 2006, 2007 con la murga uruguaya. Estuve esos años participando del concurso de murga joven con La Boleadora y del festival oficial del carnaval montevideano con Quimera.

De regreso a Córdoba formo en el 2010 la Murga Tunga Tunga hasta el 2019. En paralelo formé parte en barrio Müller de un trabajo de historia oral e investigación acción sobre las memorias del carnaval de San Vicente.

Además, en el año 2019 fui productor del disco de descarga gratuita “música y versos del carnaval cordobés” con trece canciones de murgas de la ciudad.

También participé como invitado de dos obras de teatro murga de la compañía Tres Tigres.

-Vos te vinculaste con la murga desde el 2002, ¿qué lugar le otorgas a la crisis del 2001 y la reconstrucción del tejido social con la conformación de la murga y la participación de jóvenes en esos colectivos?

-La resistencia vinculada al carnaval, existe desde siempre, como espacio de resistencia y sostenimiento del tejido social ante las crisis. Lo fue en los setenta, lo fue en los ochenta y también en los noventa. Por lo cual cuando estalla lo del 2001 se puede identificar algunas movidas, sobre todo más protagonizadas por jóvenes de sectores de clases media, media-baja que se estaban organizando y se estaban sumando a distintas organizaciones, no sólo con la idea de festejar el carnaval, porque en esos años no estaba oficialmente reconocido, sino como espacios de expresión y organización. Pero en el año 2001 ya había espacios de murgas como un lugar de resistencia a los problemas de desocupación y de lo que conocemos del 2001.

-¿Qué fue la Revuelta Murguera?

En ese marco y contexto de crisis, nace la Revuelta Murguera, motorizada por la murga que teníamos en la escuela de Trabajo Social y desde la agrupación La Bisagra y más puntualmente de Tinkunacu. En un momento de apatía y desinterés, se intentó generar un espacio de participación a partir de talleres culturales. Esta murga fue importante para que jóvenes que no eran de los sectores populares, sino más bien de un sector universitario, se interesen y vinculen con la murga y comiencen a trabajar para que vuelva el festejo.

Esto nos permitió darle un sentido social y pedagógico a la enseñanza de la actividad artística vinculada al carnaval (murga, batucada, candombe). El taller como dispositivo educativo era muy fuerte en ese momento para la reconstrucción del festejo y la necesidad de defender y tener derechos para ensayar en los espacios públicos que en ese momento con un fuerte estado de control policial muchos grupos habían sido restringidos en su posibilidad de juntarse a ensayar en plazas. Allí comienza haber un trabajo colectivo y de toma de conciencia, hacer encuentros y promover festejos en cada lugar de las murgas.

-Por ese tiempo, años 2003, 2004 comienzan a participar de las marchas del 24 de marzo, ¿cómo fue esa incorporación?

-La Revuelta Murguera tuvo una función muy interesante en su vinculación con los organismos de derechos humanos y en especial con la Mesa de Trabajo por los Derechos Humanos. De hecho, fue en esos años una novedad que la marcha del 24 marzo la encabezaran murgas, dándole una apertura artística estética a lo que ya tenían las marchas del 24. A la bandera de Memoria, Verdad y Justicia que se levantaba históricamente, la murga era otra bandera que levantaban las juventudes en ese tiempo. Eso fue muy bueno porque, incluso, hubo un debate con sectores de izquierda que cuestionaban que un lugar de duelo y protesta, fuera abierta por una murga. Era importante destacar el lugar que tiene también la alegría en la lucha, además de que el carnaval fue prohibido en la última dictadura y ahí también había un puente.

– ¿Cómo ves la vinculación política, lo popular, movimientos barriales y el carnaval?

La vinculación política con el carnaval es histórica. Para muchos que no estuvieron vinculados a los carnavales populares en nuestra ciudad, tal vez les pareciera que es una novedad esto de vincular cuestiones sociales y políticas al festejo. Pero cuando se empieza a indagar e investigar, y un poco se ve en el documental que se llama Carnaval adentro, encuentra como todo carnaval es un proceso organizativo, de lo cual muchos de los referentes y las referentas estuvieron sosteniendo espacios de organizaciones carnavaleras que eran parte de estructuras políticas. Obvio que en el festejo de carnaval no se trabajaba partidariamente, era abierto a todos los vecinos y vecinas. Indudablemente, la política sabe que en esos espacios hay referentes, vecinos y vecinas con mucha capacidad de organización de sus pares. Lo más importante es reconocer que el proceso de ser parte y protagonista del carnaval implica desarrollar capacidades organizativas colectivas y que ha estado como capital, casi ancestral te diría, de nuestras culturas populares.